segunda-feira, 1 de março de 2010

El guión de la derrota de ETA

Con la detención de tres importantes miembros de ETA, entre ellos Ibón Gogeaskoetxea, considerado número uno de la banda terrorista, la derrota de esta organización criminal está cada vez más cerca. Realmente, la sucesión de desarticulaciones de «comandos», hallazgos de «zulos» y desmantelamiento de bases, como la de Potugal, configuran lo que podría ser el epitafio de ETA. Sin ningún atisbo de euforia ni conformismo, los datos de la eficacia policial permiten pensar que, superado el agujero negro de la negociación política con ETA del primer mandato de Zapatero, se ha retomado con éxito la dinámica antiterrorista impulsada por los Gobiernos de Aznar y pactada con el PSOE. De nuevo, la unidad política en torno a la derrota policial de ETA demuestra ser la fórmula más eficaz para alcanzar la paz. Los pusilánimes que ejercieron de profetas del caos cuando el PP impulsó la Ley de Partidos, la ilegalización de Batasuna, la derrota incondicional de ETA y la victoria electoral sobre el PNV son corresponsables de que esta clara tendencia hacia el desmantelamiento de la banda no hubiera continuado donde se quedó en marzo de 2004. En todo caso, aunque nunca hay que olvidar los errores del pasado, el presente está marcado por una excelente dirección política de la lucha contra ETA y así debe ser reconocido.

Ahora también hay que ganarle a la izquierda proetarra su enésima campaña de engaño. Hay un enseñanza histórica constante: siempre que el Estado lleva a ETA al límite de sus posibilidades, el entramado proetarra se saca de la manga una falsa apuesta «por vías exclusivamente democráticas». Los que compraron políticamente esta mentira durante el proceso de negociación con ETA en el anterior mandato socialista, deben ahora callarse y no volver a confundir a la opinión pública. No hay una ETA mala y una izquierda «batasuna» buena. El fin de ETA será completo cuando los cooperadores cobardes y serviles de los terroristas corran la misma suerte carcelaria que los asesinos. Y luego, sólo cuando la memoria, la dignidad y la justicia de las víctimas hayan sido reparadas, se podrá plantear, como señalaba el Pacto Antiterrorismo, medidas individuales de reinserción para aquellos que hayan pedido perdón y condenado la violencia.

Editorial ABC

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