En los amenes del franquismo Europa fue solidaria con quienes aspiraban a un futuro democrático para nuestro país. Condicionó el ingreso de España en la Comunidad Europea y en la OTAN a su democratización, convenció a los sectores reformistas del régimen de que no habría futuro sin cambio y subvencionó al PSOE para ayudarle a emerger de su indigencia.
Lo que España recibió, sin embargo, lo niega hoy incluso a los países con los que tiene una mayor responsabilidad histórica. La única estrategia de nuestro Gobierno en Cuba es la defensa de una oligarquía esclavista, sin más objetivo que ampliar un puñado de negocios al margen de las leyes que gobiernan a cualquier país civilizado. Ni en los tiempos más negreros de la América colonial se practicó una política tan descaradamente explotadora.
Lejos del menor atisbo de generosidad, la presidencia española de la UE sólo ha buscado la consolidación de la oligarquía cubana a la que ciegamente apoya. No movió un dedo cuando un albañil -Orlando Zapata- se puso en huelga de hambre tras ser encarcelado por pedir un cambio pacífico. Y siguió mirando hacia otro lado cuando murió aquel humilde Zapata, negro, albañil y pacífico opositor. Pocas veces ha sido más mezquina una presidencia europea.
No son lágrimas de cocodrilo lo que espera la sociedad cubana. Esta puede ser la ocasión de emplear la posición común vigente hacia Cuba en la UE. Una estrategia positiva: si Cuba libera todos sus presos políticos como primer paso hacia la democratización del régimen, la Unión comenzaría a negociar un acuerdo de Asociación con Cuba. Si el régimen rechaza la oferta, se suspendería toda la actual cooperación a excepción de la ayuda humanitaria. España sólo haría cumplir una estrategia ya consensuada y, aunque tarde, intentaría hacer olvidar nuestra actual política colonialista, tan desfasada, tan carente de futuro.
Alberto Sotillo
www.abc.es
Nenhum comentário:
Postar um comentário