terça-feira, 2 de março de 2010

Explicaciones y evidencias

Nuestro presidente Zapatero anunció ayer que su Gobierno se ha puesto muy serio en la exigencia de explicaciones a Venezuela por la colaboración del régimen de Chávez con ETA y la banda narcoterrorista de las FARC en el entrenamiento y preparación de atentados conjuntos. Todo se debe a un incómodo auto de la Audiencia Nacional sobre lo que era un secreto a voces. Que los regímenes mimados y jaleados por el Gobierno y el PSOE como el «progresismo» y el «nuevo socialismo» en Latinoamérica colaboran tanto con grupos terroristas como lo puedan hacer en Oriente Medio, Irán o Siria. Era un secreto tan público y documentado ya casi como las condiciones de los presos políticos en Cuba y la persecución que sufrió Orlando Zapata en sus cárceles hasta la muerte. ¿Tampoco sabía Zapatero hasta hace unos días lo que es la tortura carcelaria en Cuba? Lo sabía perfectamente, pero él es de los que realmente creen que la disidencia cubana es parte de la «gusanada» que quiere reventar la revolución en alianza con los aviesos «fascistas» de la emigración cubana. Aquí debiéramos preguntarnos si nuestra protección a aquellos «regímenes progresistas», como los llaman -la del Gobierno socialista y sus embajadores en Caracas y Cuba, que parecen funcionarios de aquellas dictaduras-, no forma parte también, por extensión, de la colaboración general con las FARC y por extensión con ETA.

El presidente del Gobierno debe pedir explicaciones a Caracas, por supuesto. Por mucho que su mantenida indignación nos parezca un ejercicio más de hipocresía. La cooperación de Venezuela -y también Ecuador y, por supuesto, Cuba- con el narcoterrorismo de las FARC ha sido una política general desde que el chavismo se extendió por la región norte del subcontinente. Pero si la política exterior del Gobierno socialista español no ha hecho sino apoyar los excesos de Chávez, la política parasoviética de Correa y el racismo indigenista y liberticida de Morales, ahora el que tenía que dar muchas explicaciones también es el propio presidente Zapatero. No las dará, no les quepa duda. Como tampoco las dará sobre el constante ninguneo al presidente colombiano Uribe, al que se ha despreciado como un «aliado de los yanquis» y al que siempre se ha negado el apoyo político a la democracia colombiana en su guerra con la contundencia necesaria, precisamente contra los asesinos de las FARC, que han colaborado con ETA.

Porque sobre colaboración con ETA, que al milico Hugo Chávez se le presupone, tiene el señor Zapatero que dar aún muchas explicaciones respecto a la que prestaron algunos miembros de su Gobierno y desde luego mandos policiales. No es muy congruente pedir a Chávez que cuente sus conversaciones y su cooperación con grupos terroristas y negar aquí en España toda explicación sobre el escándalo del bar Faisán y los graves indicios de colaboración con banda armada de su propio Gobierno durante sus negociaciones con ETA. Cuenten el señor Zapatero y el señor Rubalcaba todo lo que realmente sucedió en el caso del bar Faisán, pongan a los mandos responsables de todo aquello a disposición de la Justicia. Después ya podrá pedir explicaciones a quienes nunca han tenido problemas en manifestar sus alianzas con los peores asesinos con tal de atacar los intereses de las democracias y los demócratas en su entorno.

Tiene sentido que hasta ahora el Gran Timonel haya visto sin mayor preocupación la alianza de los socialistas, comunistas e indigenistas totalitarios en América Latina. Y que los haya apoyado en una actuación que ha dejado por los suelos el prestigio de España en los países que sufren todas esas lacras. Porque en el fondo y al margen de coyunturas políticas como la actual, nuestro presidente tiene esa visión pedestre de los que aún creen que el Ché Guevara era un santo laico, que Castro es una figura que inspira a las izquierdas y que sus enemigos reales son eso que conoce como «la reacción», «la derecha», «el imperialismo», la Iglesia católica, etcétera. Pida explicaciones a Chávez, pero explíquese usted también. Porque lo mismo colaboraron con ETA al mismo tiempo.

Hermann Tertsch

www.abc.es

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