-Trini, te veo pensativa, como alarmada, ¿qué te pasa?
-Nada, Manuel, que me preocupa la salud de los españoles. Si me apuras, hasta la vida.
-¿Por qué, mujer? Precisamente, ahora que has superado de forma sobresaliente la alarma de la gripe A y gozas de gran valoración ante los ciudadanos.
-Ya, ya, pero es que veo «tics» en José Luis para ocuparse del Ministerio de Sanidad. Y eso podría resultar letal, fíjate bien que digo letal, para los españoles.
-¡No jodas!
Tras esta breve plática, la ministra y su cuñado Manuel López Blázquez, comenzaron a reflexionar sobre las consecuencias tan caóticas derivadas de la tentación permanente de Zapatero. Primero, cuando se autodesignó ministro del Interior –facultad para ello le otorga el cargo– y abrió la negociación con ETA previo engaño al Parlamento, humilló al Estado de Derecho ante De Juana Chaos y permitió a ANV, partido declarado por los tribunales como brazo político de la organización. La cuestión no se arregló hasta que decidió entretenerse con el Ministerio de Administraciones Públicas. El diseño territorial es un caos, con un Estatuto de Autonomía claramente inconstitucional, cuya sentencia el Alto Tribunal, dada la vertiente política de sus miembros, no se atreve a redactar. Las Comunidades Autónomas enfrentadas por el agua gracias a las reformas de los Estatutos. Y la financiación autonómica que no hay por dónde cogerla. Hecho el roto, pasó a Bienestar Social, Departamento en el que configuró una Ley de Dependencia sin fondos e impracticable. Duró poco. La grave situación económica le llevó a afrontar la responsabilidad del Ministerio de Economía y demostrar que no había crisis. Las consecuencias: paro del 20 por ciento, caída del PIB, más déficit, récord de deuda, España ha dejado de ser respetada...
-Ahora, Manuel, sólo falta que, ante la imposibilidad de deshacer ese entuerto, quiera ponerse al frente de Sanidad. Entonces estaría en peligro la salud y la vida de los españoles.
-Algo hay que hacer.
Iñaki Zaragueta
www.larazon.es
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