Lo que reconocen los amigos de Orlando Zapata Tamayo, opositor a la tiranía castrista, y muerto hace cuatro días tras varias semanas de huelga de hambre, es que no tenía miedo. Superar el miedo es la mejor condición para enfrentarse a una dictadura. Cuando un pueblo intuye la libertad, en un movimiento social tan silencioso como contagioso, no hay marcha atrás. El mismo día del entierro de este albañil nacido en una familia humilde y sin más formación intelectual que su sentido de la justicia y de la verdad, otros cubanos iniciaron una huelga de hambre. El efecto dominó está servido, y al pueblo cubano no lo liberarán ejércitos de salvación, sino que será la propia sociedad la que supere heroicamente la intoxicación de la propaganda y la violencia de la represión.
Otros muchos cubanos fueron asesinados o murieron en las ergástulas castristas por su oposición a la tiranía. Pero, a pesar de la vergonzosa complicidad o del cobarde silencio de muchas naciones hermanas, la inmolación de Orlando Zapata Tamayo es un paso adelante en el difícil camino hacia una Cuba democrática y respetuosa de los Derechos Humanos. Dice un proverbio árabe que no hay momento más oscuro que el que precede al alba, y esperamos que ese instante haya llegado a Cuba. Cuando un pueblo pierde miedo al propio miedo, acariciando la libertad a pecho descubierto, está salvado.
España debería tener un papel mucho más comprometido en esta Cuba que reacciona contra la opresión. Somos el país europeo con mayor compromiso histórico y moral con el pueblo cubano. No valen medias tintas ni cinismos diplomáticos de merengue y cartón piedra. No hay que esforzarse por quedar bien con todos cuando es imposible. En los cruces de caminos, no se pueden tomar todas las direcciones al mismo tiempo. Si estamos alineados con la libertad, ese pacto no puede ser parcial o de días alternos. Por respeto a Orlando Zapata Tamayo y a tantos otros héroes, ha llegado el momento de que Cuba inicie la transición hacia la democracia, aunque en la senda se produzcan situaciones de dolor y de sacrificio. Uno de los más destacados opositores al castrismo, Osvaldo Payá, líder del Movimiento Cristiano Liberación, denuncia la complicidad con la dictadura por parte de muchos políticos de Iberoamérica. España debe dar un paso hacia adelante para alentar la caída del castrismo y contra el miedo.
Faustino F. Álvarez
www.larazon.es
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