Con pocas palabras y muchos gestos. Así fue como Sus Majestades los Reyes mostraron su afecto al Papa durante su segunda visita a España. El discurso de despedida de Don Juan Carlos en Barcelona fue especialmente breve, en comparación con el que pronunció su hijo, el Príncipe de Asturias, en la ceremonia de bienvenida al Santo Padre en el aeropuerto de Santiago de Compostela.
Casi todas las palabras del Rey fueron para agradecer al Papa su amistad, su cercanía y afecto y sus «numerosas muestras de generosidad hacia España», que Benedicto XVI volverá a visitar, por tercera vez, el próximo mes de agosto. Sólo hubo una frase de reflexión sobre la vinculación de España con la fe católica: «Muchos siglos separan al Pórtico de la Gloria de la Sagrada Familia. Por ellos, ha transitado la aportación artística, cultural y religiosa del Cristianismo, clave para entender la personalidad histórica de España».
«Un mundo mejor»
Como viene haciendo desde el principio de su Reinado cada vez que visita Cataluña, Don Juan Carlos pronunció unas palabras en catalán, de la misma forma que el Príncipe de Asturias habló en gallego la víspera. Igual que Don Felipe, el Rey destacó los valores compartidos de la paz, solidaridad y fraternidad. Don Juan Carlos dijo al Papa que «en ambas ciudades nos habéis colmado con palabras de paz y solidaridad, de fraternidad y espiritualidad, llenas de esperanza en que es posible un mundo mejor».
El Rey destacó las muestras de «amistad, cercanía y afecto» del Papa. «¡No sabéis cuánto os lo agradecemos!», afirmó. A Don Juan Carlos también le alegró «comprobar las expresiones de cariño, gratitud y respeto» que Benedicto XVI recibió «por parte de miles de españoles» y así se lo hizo saber al Santo Padre. «Han sido dos jornadas especialmente gratas y llenas de emociones, de indudable significado para la Iglesia Católica y para España», agregó.
Poco antes de que el Papa tomara el vuelo de regreso, el Monarca le aseguró que «Santiago de Compostela y Barcelona no olvidarán vuestra visita» y le agradeció que hubiera viajado hasta Galicia para unirse «a las decenas de miles de peregrinos que se acercan en este Año Santo a la impresionante catedral de Santiago, la ansiada meta de un camino europeo cada vez más universal».
Además, le agradeció que hubiera visitado Cataluña «para celebrar, con toda solemnidad y al calor de una multitud de fieles, la dedicación del incomparable templo de la Sagrada Familia, uno de los tesoros arquitectónicos de Barcelona más admirados en el mundo, obra del genial Gaudí».
Después de calificar de «memorable» la segunda visita pastoral del Papa a España, el Rey le transmitió su agradecimiento, «no sólo en nombre propio y del pueblo español, sino también del Gobierno de España, de las autoridades autonómicas y municipales que en estos días os han recibido».
Asimismo, le deseó un feliz regreso a Roma y se despidió con un «¡hasta pronto Santidad!», en referencia a la próxima cita que tienen programada el próximo mes de agosto en Madrid con motivo de la Jornada Mundial de la Juventud. «Os esperamos con especial ilusión», afirmó.
Por la mañana, Don Juan Carlos y Doña Sofía mantuvieron un encuentro privado con Su Santidad, que fue calificado de «momento familiar, y no de diálogo político» por el portavoz de la Santa Sede, Francisco Lombardi. En ese encuentro, que duró doce minutos y que la Casa del Rey describió como «cordialísimo y muy distendido», el Rey se dirigió al Papa en italiano y la Reina, en alemán, que es la lengua materna de Benedicto XVI.
Los tres recordaron la primera visita del Santo Padre a España, comentaron la que estaba teniendo lugar y abordaron el próximo viaje del Papa a Madrid en agosto próximo. En el encuentro estuvieron también presentes el secretario de Estado del Vaticano, Tarsicio Bertone, y el arzobispo de Barcelona, Lluís Martínez Sistach.
Como es habitual en estos encuentros, los Reyes entregaron al Papa un recuerdo de la visita, que Benedicto XVI calificó de «particularmente bello». El recuerdo consistió en una edición especial facsímil del Códice Áureo del siglo XI, que contiene los cuatro evangelios decorados con miniaturas y se conserva en el Monasterio de San Lorenzo de El Escorial desde finales del siglo XVI.
El Santo Padre también entregó un regalo a los Reyes, el libro «Summorun Romanorun Pontificum historia nomismatibus», del italiano Giancarlo Altieri, que aborda la historia de los papas a través de las medallas pontificias. Dos presentes que simbolizan el afecto y la estrecha relación entre la Familia Real el Santo Padre.
Almudena Martínez-Fornés
www.abc.es
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