segunda-feira, 7 de abril de 2008

Charlton Heston y la NRA

"Tengo el sueño de que esta nación se levantará y vivirá con el verdadero significado de su credo: ‘Mantenemos que estas verdades son auto-evidentes: que todos los hombres fueron creados iguales’". Con estas palabras hablaba Martin Luther King Jr. ante doscientas mil personas congregadas en el centro del poder en Estados Unidos: Washington D.C. El líder de la igualdad ante la ley sin distinción de raza estaba acompañado, además, por el calor de finales de agosto y por varias figuras del espectáculo. Joan Baez y Bob Dylan; Peter, Paul y Mary; Marlon Brando y Charlton Heston. El actor había hecho campaña pocos años atrás por el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos Adlai Stevenson y más tarde por John F. Kennedy.

Este sábado Charlton Heston ha sido vencido por la misma enfermedad que se llevó a su amigo Ronald Reagan y el domingo los medios de comunicación de todo el mundo le dedicaban espacios para su obituario. En España se ha destacado su presencia en las pantallas, ciertamente imponente, pero de su actividad pública no se ha hablado tanto de su lucha por aquellos derechos civiles como de su defensa de otro derecho fundamental: el que tiene toda persona a defenderse y a acudir a los instrumentos más adecuados para hacerlo. Desde 1998 y durante cinco años estuvo al frente de la más antigua organización de EEUU de defensa de los derechos civiles: la Asociación Nacional del Rifle. No le han llovido los elogios por ello, precisamente. No se ha llegado tan lejos como Spike Lee, quien en una ocasión dijo "alguien debería dispararle con una .44 Bulldog", pero se le ha pintado como una especie de perturbado moral. ¡Cuántos periodistas se habrán dejado engañar encantados por las burdas manipulaciones de Michael Moore! Sarna con gusto, ya se sabe.

La libertad no cuenta con muchos amigos entre nuestros periodistas. La verdad tampoco, dicho sea de paso, que para ello son, muchos de ellos, admiradores del orondo Moore. Pero de todas, la libertad de armas es la que más inquina sufre por todos ellos. Cómo se le puede negar a nadie el derecho a defenderse es un misterio para mí. Me pregunto cuántos de quienes se horrorizan con la idea de que en Estados Unidos, Suiza (o Gran Bretaña hasta 1997) se mantenga esa libertad mantendrían su opinión si supiesen que salva muchas vidas y que la muerte acompaña siempre al control y las restricciones, como en Omaha, Virginia o Columbine.

Las diez primeras Enmiendas a la Constitución de los Estados Unidos son una breve Declaración de Derechos. La primera de todas reconoce la libertad de conciencia y de expresión, y la segunda la de defenderse con un arma, lo que da idea de la consideración que le dieron los redactores de aquella Constitución. A su defensa dedicó los últimos de sus años no mermados por la enfermedad Charlton Heston. Descanse en paz.

José Carlos Rodríguez, miembro del Instituto Juan de Mariana

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