quinta-feira, 24 de abril de 2008

El Auschwitz del S. XXI

Aunque era algo ya conocido ha salido a la luz pública lo que sucedía en las cuatro “Clínicas de los Horrores” del Dr. Morín en Barcelona: abortos de 7 y más meses de gestación; uso de una trituradora industrial para destruir al feto y, aunque parezca grotesco, evitar que los trozos atascaran las cañerías. Aun así, y según ha contado algún testigo, las cañerías se atascaron con los restos humanos y los fontaneros tuvieron que levantar el suelo, desatascar y, supongo, tomar algo para poder dormir esa noche. El detalle lo tenían con los vecinos de las clínicas, pues por lo visto para no hacer ruido a horas intempestivas, guardaban en el congelador los fetos extraídos por la tarde-noche y allí esperaban turno para pasar por la picadora cuando al bullicio anunciaba que la ciudad había despertado.

Parece ser que el detonante que ha obligado a las autoridades a tomar cartas en el asunto ha sido el famoso reportaje con camara oculta de la televisión pública danesa en el que el Dr. Carlos Morín explica a la periodista, que dice estar embarazada de 30 semanas, como le van a practicar la muerte al feto mediante una inyección de digoxina intracardiaca y le facilita el formulario y la forma para que finja que sufre una grave enfermedad mental. Aunque seguro que hay otras razones para que se haya intervenido en este momento que los de a pie no conocemos pues en noviembre de 2002 la revista Época público un número titulado “Así se aborta en España” donde describían algunas de las macabras prácticas de las clínicas del Dr. Morín en Barcelona.

¿Qué han hecho durante estos años la Generalitat de Cataluña, el Ministerio de Sanidad, el Fiscal General del Estado, etc. para defender el primer derecho de todo ser humano que es el derecho a la vida?

Pues han debido mirar para otro lado o quizás han considerado que matar fetos con inyecciones intracardiacas cuando todavía están en el útero, trocearlos con pinzas o bisturí y triturarlos con trituradoras industriales de carne; no merecía su atención y debían ocuparse de otros asuntos, sin duda para ellos más importantes.

¿Alguien les va a pedir responsabilidades por no haber sabido o querido proteger derechos de los más indefensos?.Quizás todavía están a tiempo de hacer algo y así evitar que pensemos que no lo hicieron porque no quisieron; pueden rememorar la historia y recordar que además de Auschwitz desgraciadamente existió Birkenau, Dachau ,etc.

Tengo la impresión de que nuestra sociedad está impotente, quizás aletargada o insensible y también, posiblemente, defraudada con la clase dirigente pues son demasiadas las veces en las que usan frases y palabras bien sonantes sacadas de manuales de práctica política para desviar la atención o manipular la realidad. Casi todo es discutible y a la mejor solución se suele llegar en todos los asuntos escuchando y respetando a todos, pero hay cuestiones como la que nos ocupa que difícilmente no provoca la repulsa de cualquier persona normal.

En el asunto del aborto, que por cierto es hoy más libre en España que en otros países, se suele hablar de los derechos de las mujeres e incluso se hace demagogia con el respeto a su intimidad; pero ¿quién se ha ocupado o se va a ocupar de los derechos y de la intimidad de los seres humanos no nacidos?

Quizás buena parte de la clase política camina hacia ninguna parte pero me gustaría que la sociedad, que somos todos pero en particular los trabajadores y trabajadoras de a pie, fuéramos adquiriendo el hábito del análisis y reflexión personales sobre las cosas que suceden en nuestro país con independencia de cómo intentan vendernos los hechos. Sin duda sería un síntoma de madurez para nuestra sociedad y de alerta para aquellos que pretendieran hacer de la manipulación, tanto del lenguaje como de la realidad, su estrategia.

Desde hace años se intenta quitar carga emotiva y contenido real al aborto haciendo conjeturas sobre el momento en que comienza la vida y se recurre, utilizando el conocimiento científico como escudo, a manipular el lenguaje y las palabras; por ejemplo se habla de preembrión, de no ser persona hasta que se adquieren determinadas características. etc.; pienso que hoy sería largo reflexionar sobre estas cuestiones pero otro día lo haremos.

¿Se tiene miedo a afirmar que el punto de penetración del espermatozoide en el óvulo marca un ecuador que separa las células que dan lugar al feto y las que dan lugar a la placenta determinando desde ese momento el patrón de desarrollo del embrión? Todo lo que sucede a partir de allí esta genética y bioquímicamente determinado y conllevara el desarrollo de un nuevo ser humano, por supuesto, siempre que el Dr. Morín no intervenga.

¿Tenemos miedo a enfrentarnos a la realidad y llamar las cosas por su nombre? ¿Qué es el aborto? ¿Es distinto en la primera semana de gestación que en la semana 30?

Me declaro firmemente solidario y respetuoso con la mujer que necesita ayuda y pueda tener dificultades en estos terrenos. Quizás los que por profesión llevamos toda la vida y todos los días del año ayudando a los demás somos más sensibles a los dramas humanos y por eso nos gustaría que la sociedad reflexionara sobre el drama del aborto y buscara, con valentía y sin apriorismos ideológicos, soluciones que fueran satisfactorias para los derechos de todos.

Dr. Luis Ciprés Casasnovas
Médico Endocrinólogo

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