Al más puro estilo de «El Código Da Vinci», la verdadera mano que se esconde tras los libros atribuídos a William Shakespeare podría salir a la luz en caso de que la investigación que pretende poner en marcha Warwick Rodwell ofrezca los frutos deseados. Este profesor británico busca emular las andanzas de Robert Langdon, pero en lugar de poner al descubierto los más profundos secretos vaticanos, lo que él desea es acabar con una de las controversias que han alimentado el debate literario desde hace siglos, la que se refiere a la auténtica identidad del autor de obras del calibre de «Romeo y Julieta» o «Hamlet».
Siguiendo los deseos del profesor Rodwell, los feligreses de la iglesia de St. Mary, en Warwick, han solicitado el permiso necesario para examinar un monumento erigido por Fulke Greville, escritor contemporáneo de Shakespeare a quien algunos señalan como verdadero autor de algunas de las novelas atribuídas al bardo. Allí podrían estar enterrados varios manuscritos, incluyendo una copia de «Antonio y Cleopatra».
La búsqueda inicial fue aprobada por el consejo de iglesia parroquial y el consejo diocesano. Ahora el equipo del profesor Rodwell pretende emplear una diminuta cámara de vídeo para introducirla en el monumento y así poder probar su tesis.
Aunque el paso del tiempo podría haber desintegrado los documentos, algunos expertos sostienen que éstos podrían estar en buen estado en caso de hallarse protegidos por cajas hechas a base de plomo, como era común en la época.
El consejo parroquial de St. Mary quiere abrir el sarcófago para así atraer nuevos visitantes a la iglesia y salvar a ésta de la bancarrota. «Cualquier manuscrito que pueda encontrarse salvaguardará su futuro», ha señalado un portavoz.
El maestro de Shakespeare
Han sido los trabajos del historiador A.W.L. Saunders los que han originado esta nueva búsqueda al más puro estilo de «El Código Da Vinci». El historiador considera que hay numerosas pistas que sugieren que Greville fue el verdadero autor de varios de los textos atribuídos a Shakespeare. Greville era un poeta y dramaturgo prominente a quien la reina Elizabeth I tenía en alta estima. El análisis de la biografía y del estilo de sus obras ha llevado a este investigador a concluir que Greville y Shakespeare podrían ser la misma persona.
Shakespeare y Greville vivieron en la misma calle, frecuentaban las mismas amistades, incluyendo a Christopher Marlowe y Francis Bacon, y se movían en los mismos círculos literarios. «Greville también dijo que él era el maestro de Shakespeare», aduce Saunders.
Tras analizar a fondo el trabajo de Greville, Saunders cree haber hallado indicios claros de que éste escribió «Antonio y Cleopatra» y que tenía el manuscrito y otros trabajos, incluyendo una biografía de la reina Elizabeth I, en el sarcófago que ahora busca el profesor Rodwell.
La paternidad del legado de Shakespeare viene siendo discutida desde mediados del siglo XIX. Muchos investigadores sostienen que sus obras muestran un conocimiento de leyes, historia y matemáticas que serían imposibles para un mero plebeyo. Entre los hombres de letras que han sido señalados como posibles autores de sus textos figuran Christopher Marlowe o Francis Bacon, entre otros. Pero de confirmarse las sospechas del profesor Saunders, habría que añadir también a Greville.
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