segunda-feira, 10 de agosto de 2009

Saturno hará desaparecer sus anillos


El 11 de agosto, es decir, este martes, todos los habitantes de la Tierra podremos ser testigos de un maravilloso y espectacular truco de magia. Saturno, el planeta gigante, el sexto mundo del Sistema Solar, hará desaparecer, para nuestro asombro, todos y cada uno de sus anillos.

¿Cómo conseguirá el gigante gaseoso realizar su prodigio? ¿Cómo logrará ocultar a la vista una estructura de 274.000 km y 35 trillones de toneladas de hielo, polvo y rocas? Para explicar el misterio, nadie mejor que Linda Spilker, subdirectora científica de la misión Cassini (que lleva cinco años estudiando Saturno y Júpiter), del Jet Propulsion Laboratory, JPL, de la NASA: «Saturno ha estado realizando la ilusión del ‘cruce del plano del anillo’ casi cada 15 años desde que se formaron sus anillos, probablemente desde hace 4.500 millones de años», asegura la astrónoma. «Las herramientas de mago necesarias para realizar el truco son la luz del Sol, un planeta bamboleante y un sistema principal de anillos que puede tener casi 300.000 kilómetros de ancho, pero sólo 10 metros de espesor».

Cada quince años

Todos los planetas del Sistema Solar, incluída la Tierra, «bambolean», en cierta medida, sus ejes. Un movimiento que, de forma cíclica, coloca al ecuador del planeta directamente en línea con los rayos de luz que recibe del Sol. Esto se denomina «equinoccio» y, en la Tierra, se produce cada año alrededor de 21 de marzo (equinoccio de primavera boreal y otoño austral) y el 22 de septiembre (equinoccio otoñal boreal y primaveral austral). En Saturno, el fenómeno también ocurre dos veces durante su órbita en torno al Sol. Sólo que en el caso del planeta anillado, una órbita completa alrededor del astro rey dura 29 años terrestres. Es decir, que se produce aproximadamente cada 15 años.

«Siempre que se produce un equinoccio en Saturno, la luz solar que llega a los delgados anillos de Saturno, incide sobre el borde del anillo, que está en el mismo plano que los rayos del Sol», explica Spilker. «Y la luz reflejada por esta banda tan estrecha es tan poca que a todos los efectos los anillos simplemente desaparecen».

A pesar de que Saturno ha venido realizando su truco de anillo plano durante millones de años, los seres humanos no nos dimos cuenta de ello hasta hace apenas unos 400. En diciembre de 1612, Galileo Galilei, tras dos años de observación sistemática, se dio cuenta de que los anillos del planeta se volvían más y más delgados. Hasta que desaparecieron totalmente de su vista. Galileo compartió su sorpresa en una carta en la que él escribió, «No sé qué decir de un caso tan sorprendente, tan novedoso y nunca visto».

La perplejidad de Galileo

«Galileo tenía todo el derecho a quedar perplejo por los anillos», asegura Linda Spilker. «Incluso ahora, que sabemos cómo hace Saturno para realizar la ilusión del cruce del plano por su anillo, seguimos fascinados y perplejos por sus anillos, y el equinoccio es un gran momento para que aprendamos más». En efecto, cada cruce de los anillos por el plano ofrece una oportunidad única para los científicos. La luz del Sol incidiendo en los anillos con un ángulo de 90 grados (respecto a su eje) puede iluminar o lanzar sombras, revelando estructuras inéditas y hasta ahora desconocidas.

Sin embargo, y sirva esto de advertencia para todos aquellos que hayan pensado en enfocar sus telescopios hacia Saturno el martes, en esta ocasión el espectáculo tendrá un único y solitario espectador. «La órbita de Saturno lo ha llevado tan aparentemente cerca del Sol que el fenómeno será muy difícil de ver, incluso con el mejor de los telescopios», asegura la astrónoma. «Afortunadamente, tenemos a la nave Cassini en primera fila».
Por cierto que mientras se produce el equinoccio, la sonda Cassini tiene una ocasión inmejorable para estudiar las características topográficas de los anillos, detectar diminutos satélites naturales y posibles deformaciones que sólo son visibles en estas raras ocasiones.

Algo que, además, acaba de suceder, ya que hace apenas unos días, las cámaras de la nave captaron en el anillo «B» de Saturno la larga sombra de un nuevo satélite natural del planeta, una roca de casi 400 metros de diámetro que puede apreciarse en la fotografía sobre estas líneas.

Tal y como asegura Linda Spilker, «lo mejor es que no estamos seguros de qué vamos a encontrar. Como todo gran mago, Saturno nunca dejará de impresionarnos».

José Manuel Nieves
http://www.abc.es/blogs/nieves

Nenhum comentário:

 
Locations of visitors to this page