quarta-feira, 4 de novembro de 2009

Un demócrata cabal

Francisco Ayala vivió todo el siglo XX y los comienzos del XXI y lo hizo en su integridad, en todo lo que hubo de ilusiones y grandeza, pero también en lo que hubo de miserias y de violencia.
Fue siempre un luchador demócrata y una víctima de las consecuencias de su lucha: conoció la tragedia de la guerra y el exilio. Gran defensor de la democracia liberal desde su juventud, él no sólo se mantuvo firme contra los totalitarismos nazi y fascista, sino también contra el comunista. A quienes defendemos la democracia, su ejemplo nos ilumina.

Como escritor, Ayala fue autor de una obra muy vasta con grandes logros, sobre todo, como novelista y ensayista. Abierto a la modernidad y gran lector de los clásicos, se instala en la mejor tradición española.

También resultó ser un gran traductor, pues dominaba varias lenguas, y a él se deben, por ejemplo, algunas espléndidas traducciones de Thomas Mann («Carlota en Weimar»), Rainer María Rilke («Los cuadernos de Malte Laurids Brigge»), Stefan Zweig («Lorenzo y Ana») o Alberto Moravia («La romana»)... Como profesor universitario, puede considerársele uno de los fundadores de la sociología española moderna. Asimismo fue un gran promotor de la cultura de nuestro tiempo a través de diversas empresas literarias, como la revista «Realidad». Gracias a él -pues consiguió un patrocinio de la Universidad de Puerto Rico- Julio Cortázar pudo dedicarse durante dos años a traducir a Edgar Allan Poe.

Persona de gran curiosidad, siempre generosa y viva hasta el final, Francisco Ayala no deja adversarios, sino que cosecha el reconocimiento general: van a echarle de menos tirios y troyanos.

Mario Vargas Llosa, escritor
www.abc.es

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