segunda-feira, 27 de setembro de 2010

¿Otra tregua? No, gracias

Va a resultar que tenemos que pagar porque ETA deje de asesinar y, encima, darle las gracias. Al menos eso es lo que dice el último comunicado de la banda, aparecido en Gara, donde se muestra dispuesta a «un alto el fuego permanente» e incluso a «ir más lejos», sin especificar. Pero exige a cambio «recuperar el proceso de diálogo», «establecer los derechos civiles y políticos (en Euskadi)», «desactivar los castigos añadidos impuestos a los presos políticos vascos, así como todas las situaciones de presión, injerencia y violencia». De su presión, injerencia y violencia, ni palabra. De que sus presos no son políticos, sino comunes, menos. De que en el País Vasco ya existen derechos civiles y políticos, que sólo ella viola, menos aún. Y de la entrega de armas, requisito para toda negociación, ni rastro.

Pues este documento, que no merece otro destino que la papelera, les parece a quienes vienen propagando que se ha abierto una nueva etapa en el problema vasco —la izquierda abertzale y los mediadores internacionales—, un primer paso importante para solucionar el conflicto, por lo que piden al Gobierno español que de otros hacia la confluencia, como son la derogación de la Ley de Partidos, el cese de las detenciones o el traslado de presos etarras a cárceles vascas, preludio de su amnistía.

¿Es que no han leído el texto de Gara? ¿O es que siguen empeñados en que ETA diga lo que no dice? Pues ese comunicado dice clarísimo que ETA no está dispuesta a dejar la «lucha armada» hasta que no se le conceda lo que persigue. Punto. Al menos no engaña. Ellos sí que engañan o quieren ser engañados. Y si de verdad quieren la paz y la democracia en Euskadi, que den un ultimátum a ETA para que entregue las armas y se avenga a integrarse en el proceso político. En otro caso, romperán con ella abiertamente, calificándola de lo que es: un cáncer en el País Vasco. En cuanto a los «mediadores internacionales», advertirles de una vez y para siempre que el conflicto vasco nada tiene que ver con el irlandés y, menos aún, con el sudafricano. Bien al contrario. El nacionalismo radical es en Euskadi el explotador, el exterminador, el racista. Mientras las víctimas son sus víctimas. Así que mejor que tales mediadores hagan las maletas y se vayan a casa, si no quieren convertirse en cómplices de los verdugos.

Dicho esto, no hay nada más que hablar. A no ser que en el Gobierno haya todavía quien comparta la idea de la izquierda abertzale de que se ha abierto otra oportunidad de negociar con ETA. No hay indicios de ello, pero conociendo la capacidad de sorprendernos de Zapatero, hay que estar preparados para cualquier cosa.

José María Carrascal

www.abc.es

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