En Irán, durante 2009, fueron ejecutadas 320 personas. Después de China, Irán es el país en el que se impone un mayor número de penas de muerte. Según Amnistía Internacional, en las ocho semanas que siguieron a las pasadas y cuestionadas elecciones fueron ejecutadas 112 personas por delitos tan incomprensibles como «enemistad con Dios». Fórmula tal vez para denominar a la enemistad con Ahmadineyad. Irán es el país en el que con más frecuencia se impone la pena capital por delitos cometidos por menores de 18 años. Desde 1990, al menos 47 de ellos fueron ejecutados y más de 130 se encuentran en el corredor de la muerte. Donde más homosexuales son ahorcados. Y donde al menos siete mujeres y dos hombres pueden ser lapidados por adulterio. En los últimos tres casos de ejecución por adulterio, para evitar que se hiciera mucho ruido, la pena de lapidación fue a última hora sustituida por la de ahorcamiento.
La mayoría de la sociedad iraní se siente horrorizada por esta vocación de verdugos de sus dirigentes. Es una sociedad que cuenta con un alto número de personas instruidas, interesadas por el mundo exterior y la modernidad. Y lo que esperan esas gentes de nosotros no son amenazas de guerra, sino la solidaridad con causas concretas como la de Sakineh.
Alberto Sotillo
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