La amenaza de la gripe A y la histeria mediática que la ha convertido en una de las serpientes de este verano (la otra ha sido la barba del Rey) parecen estar diluyéndose gracias a la sensatez de los profesionales sanitarios, dispuestos a llevarle la contraria a la ministra de sanidad y hasta al mismísimo ZP, que no es precisamente una autoridad planetaria en biología molecular pero es el que paga la mayoría de sus sueldos. |
Y como Zapatero no tiene el menor reparo en utilizar cualquier herramienta propagandística para disfrazar sus fechorías, algunos se han hartado de que afirme, con su sonrisa más inteligente, que ese bichito griposo tiene gran parte de la culpa de la subida de impuestos con que nos va a freír este otoño. Otra mentira más de las muchas que jalonan el mandato zapateril, porque es suficientemente conocido que Zapatero necesita el dinero para cosas mucho más importantes, o sea, para entregárselo a la generalidad catalana para que realice informes sobre la almeja brillante u otros de similar trascendencia, bajados directamente de internet a razón de doce mil euros el folio, por no mencionar las subvenciones a los colectivos homosexuales de Zimbabue, cuyo bienestar es la primera preocupación de los españoles cuando ponemos los pies en el suelo cada mañana.
Por otra parte, y según los que entienden de estas cosas, los únicos de los que nos podemos fiar, el virus de la gripe A es un animalico bastante coñazo pero prácticamente inofensivo, de tal forma que la alarma que las autoridades socialistas llevan varios meses intentando extender entre la población obedece a otras razones, distintas a la supuesta preocupación permanente del socialismo por hacernos a todos muy felices.
Al fin y al cabo, para la gripe A hay vacuna, aunque muchos de los integrantes de los grupos de riesgo ya hayan dicho que no van a renunciar a una semana de vacaciones invernales en cama tomando calditos y leyendo novelas para que Zapatero y la Trini salgan en el telediario blasonando de lo bien que ha funcionado la administración sanitaria en materia de prevención.
De lo que nadie nos va a librar a los españoles es de la gripe Z, que nos va a dejar el bolsillo vacío y graves secuelas permanentes. Nadie sabe cuándo nos recuperaremos, si es que algún día lo hacemos.
Gripes como la Z, amigos, se registra principalmente en aquellos países cuyos ciudadanos votan pensando en absurdos principios metafísicos en lugar de en las cosas que realmente contribuyen a aumentar la prosperidad general y el bien común. Cuando el enfermo está bajo la influencia externa de una crisis económica generalizada, los síntomas de la gripe Z se agudizan hasta llegar prácticamente a la consunción de los tejidos sanos, que son precisamente a los que primero ataca ese mal pandémico.
El virus de la gripe Z anula las células productivas dejándolas sin nutrientes, mientras deriva cada vez más enzimas a los tejidos inservibles, de cuya relevancia en el cuerpo depende la supervivencia del virus. La consecuencia inmediata es el crecimiento indiscriminado de todos los órganos que trabajan para la extinción del conjunto, mientras que los que resultan necesarios para el funcionamiento vital son cada vez más castigados, en virtud de un proceso bioquímico llamado redistribución.
El problema de este tipo de infecciones es que la vacuna sólo se dispensa cada cuatro años, y encima los españoles no parecemos muy dispuestos a inyectarnos el antídoto. Pues nada, a la cama a tomar caldito unos años más. Si es que queda.
Pablo Molina
http://findesemana.libertaddigital.com
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