En el Informe 2009 sobre Libertad Económica Mundial, Chile escaló al quinto puesto (entre 141 países), uno por encima de Estados Unidos. En 1975 se encontraba en el 71º (de 72 países). ¿Cómo se explica un cambio tan extraordinario? |
La explicación es que entre 1975 y 1989 se realizó una verdadera revolución en Chile, que implicó un cambio radical, integral y sostenido hacia la libertad económica y política, cuando no había ni la una ni la otra. Esa revolución chilena duplicó la tasa histórica de crecimiento económico (a un promedio del 7% anual entre 1984 y 1998), redujo drásticamente la pobreza (del 45 al 15% de la población), introdujo reformas clave para alcanzar el estatus de país desarrollado, restauró el gobierno limitado y el Estado de Derecho y logró una democracia estable.
La importancia para el mundo de la Revolución Chilena ha sido descrita así (James Flanigan, Los Ángeles Times, 5 de agosto de 1998):
En cierto sentido, todo comenzó en Chile. En la década de 1970, Chile fue una de las primeras economías del mundo en desarrollo en poner a prueba conceptos tales como la desregulación de la economía, la privatización de empresas estatales, la liberalización de precios y la apertura del mercado interno a las importaciones. En 1981, Chile privatizó su sistema de seguridad social. Muchas de esas ideas se proyectaron hacia toda América Latina y al resto del mundo. Chile está detrás de las reformas de Europa Oriental y de la antigua Unión Soviética (...), lo que demuestra, una vez más, el impresionante poder de las ideas.
El papel crucial de un equipo de economistas liberales clásicos (los llamados Chicago Boys) en la transformación de la economía chilena ha sido ampliamente reconocido y documentado. Menos conocido es el hecho de que estos economistas fueron también luchadores clave en el retorno gradual y constitucional a la democracia. El 8 de agosto de 1980, una nueva Constitución (la cual firmé como ministro de Estado), que contenía un itinerario concreto para la restauración plena de las libertades políticas, fue propuesta y aprobada en referéndum.
En el período 1981-1989 se crearon las "instituciones de la libertad" –un Banco Central independiente, el Tribunal Constitucional; canales de televisión y universidades privadas, leyes de registro electoral, partidos políticos, etc.–, que sustentan y hacen posible una democracia al servicio de la sociedad libre. La Junta Militar, que gobernaba Chile de manera transitoria y excepcional después de la cuasi guerra civil de 1973, entregó voluntariamente el poder el 11 de marzo de 1990 a un gobierno elegido democráticamente, de acuerdo a la Constitución de 1980. (Véase mi artículo "La redemocratización desde adentro en Chile".)
Desde entonces, Chile ha tenido cuatro gobiernos de centro-izquierda moderada, y, a pesar de retrocesos en materias macroeconómicas que han disminuido el ritmo de crecimiento y elevado el desempleo, la esencia de las reformas de libre mercado ha sobrevivido intacta. Chile será un país desarrollado para el 2018. La Carta Fundamental de 1980 sigue siendo la ley suprema, y ha sido perfeccionada con ajustes consensuales entre todos los partidos representados en el Congreso.
Como es un hecho que la Revolución Chilena ha sido extraordinariamente exitosa, Friedrich Hayek fue un visionario al afirmar en 1981: "Chile es ahora un gran éxito. El mundo considerará la recuperación de Chile como uno de los grandes milagros económicos de nuestro tiempo".
© AIPE
JOSÉ PIÑERA, ex ministro chileno.
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