domingo, 27 de setembro de 2009

Se apaga la voz del piano español

La pianista Alicia de Larrocha junto a su maestro, Frank Marshall


Alicia de Larrocha nació en Barcelona en 1923. Pianista precoz, fue descubierta por Frank Marshall, discípulo de Granados, y ofreció su primer concierto en la Exposición Universal de Barcelona con apenas cinco años. Siete más tarde debutaba con la Orquesta Sinfónica, que dirigía el maestro Arbós.

A finales de los años cuarenta ya estaba haciendo giras por Europa, debutando en Estados Unidos en 1954, cuando Alfred Wallenstein la invitó a hacer una gira con la Filarmónica de Los Ángeles.
En 1959, Alicia de Larrocha asumía la dirección de la Academia Marshall, fundada por Enrique Granados. Convertida en una de las pianistas más admiradas en todo el mundo, su carrera estuvo a punto de irse al traste en 1968 al lesionarse el dedo pulgar con la puerta de un taxi.

Galardonada con la medalla de Oro del Spanish Institute de Nueva York, la medalla de oro al Mérito de las Bellas Artes y el Premio Nacional de Música (ambos en 1985), el Premio Grammy a la Mejor Solista Instrumental de Música Clásica (1989) por su interpretación de «Los cuadernos de Iberia» de Albéniz y el Premio Príncipe de Asturias de las Artes en 1994, Larrocha era, sin embargo, la anti-diva. «No merezco ningún premio, por eso los agradezco muchísimo», comentó en cierta ocasión.

En 1994, y a la edad de 70 años, recibió el Premio Príncipe de Asturias a la mejor pianista del mundo. Un reconocimiento a toda una vida dedicada a la música.

Enrique Granados, Manuel de Falla o Isaac Albéniz fueron algunos de los compositores cuyas obras adquirieron una nueva dimensión gracias a la maestría de Alicia de Larrocha como pianista, la cual se despidió del público con un recital ofrecido el 26 de enero de 2003 en el Auditorio de Barcelona en el que interpretó el Concierto en la mayor K.488 de Mozart.

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