"Nuestra imagen de la portada de esta semana es poderosa, sorprendente e inquietante". Así comienza el reportaje de Time, que lleva por título "Lo que ocurre si dejamos Afganistán". En ella, vemos a Aisha, afgana de 18 años, que ha sufrido algunas de las peores torturas que inflingen los talibán a sus mujeres.
Según la publicación, la joven quiere que "el mundo vea el efecto que el resurgimiento de los talibán podría tener en las mujeres de Afganistán" y por ello presta su mutilada imagen. Las orejas y la nariz le fueron cortadas por un comandante talibán, cuando trataba de huir de la casa de unos familiares que la maltrataban.
Explican en sus páginas que la intención de Time es cuestionar la posible salida de EEUU de Afganistán, o la negociación con los talibán para alcanzar una paz rápida en el país. Así, poniendo ante los ojos del espectador las prácticas más cruentas de esos terroristas, pretenden alertar del escenario devastador que quedará si finalmente Obama y sus aliados ceden ante las presiones, y decide dar carpetazo a la situación afgana por la vía rápida.
Conscientes del impacto que generaría la imagen de Aisha, en la revista se curan en salud, y argumentan a favor de su publicación: "Pensé mucho sobre si poner esta imagen en la portada de TIME" explica Richard Stengel, editor de la revista. Aclara que: "En primer lugar me aseguré de la seguridad de Aisha, y de que entendía lo que significaría la portada. Ella sabía que se convertiría en un símbolo del precio que tienen que pagar las mujeres afganas por la represiva ideología talibán". Además, confirmó que la joven se encontraba en una localización secreta, protegida por guardias armados, y a la espera de ser operada gracias a la organización humanitaria Grossman Burn Foundation.
Y después, según cuenta, Stengel se topó con las implicaciones éticas y emocionales de publicar una fotografía tan explícita en portada. "Soy muy consciente de que esta imagen quizá sea vista por niños, a los que sin duda les resultará molesto. Por ello, hemos consultado con un gran número de psicólogos sobre su impacto potencial". Así, el editor explica que finalmente, y tras mostrarle la imagen a sus hijos de 9 y 12 años optó por su publicación: "A pesar de todo, le suceden cosas malas a la gente, y es parte de nuestro trabajo explicar a qué se enfrentan. Al final, sentí que la imagen es una ventana a la realidad de lo que está ocurriendo allí – y lo que peude apsar- en una guerra que parece ambigua y nos incluye a todos. Prefiero mostrarles a los lectores la crueldad de los talibanes que hacer que lo ignoren" argumenta.
Aún así, Stengel se disculpa con los lectores que puedan sentirse ofendidos, y deja abierto un foro especial para comentar su opnión acerca de la portada, así como un reportaje en vídeo más extenso que narra la situación de Aisha, y de la mujer afgana en general. En cualquier caso, la publicación ha conseguido relanzar el perenne debate sobre la delgada línea que separa el sensacionalismo de la información en las fotografías periodísticas.
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