segunda-feira, 26 de julho de 2010

José María Marco / "Nueva historia" (VII) nación española y naciones europeas

****Me dicen que José María Marco ha dejado LD a raíz del debate sobre el homosexualismo. Marco es uno de los intelectuales realmente importantes en la España actual, sus artículos y escritos siempre me han parecido muy atinados; en particular su La libertad traicionada es uno de esos libros que marcan un antes y un después, al abrir una perspectiva original y fructífera sobre el siglo XX español y la misma época actual. Su idea de una armonía entre catolicismo y liberalismo como mejor orientación ante nuestros problemas políticos me parece igualmente muy sugestiva. Aunque he tenido poco trato con él, siempre le he considerado con espíritu de amistad.

En España tenemos cierta tendencia a derivar un debate hacia un enfrentamiento personal, y podría ser esto lo ocurrido. De verdad que lo lamentaría, y espero que el rumor no se confirme.

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En torno a Nueva historia de España (VII). Nación española y naciones europeas

Hay, entre otros, un punto clave en su libro, el referido a España como nación, que usted retrotrae nada menos que hasta Leovigildo, contra tendencias interpretativas muy divulgadas.

La romanización homogeneizó la península cultural e incluso étnicamente, se acompañó de migraciones internas y todo tipo de relaciones, a través de las calzadas (A propósito, valga un inciso: he propuesta varias veces, también en Viaje por la Vía de la Plata una recuperación en lo posible de la red de calzadas para convertirla en un sistema de vías para caminantes, que tendría alto valor cultural). Así, los pueblos clásicos, íberos y celtas, se fundieron y desaparecieron, quedando solo, y parcialmente, los más aislados en las montañas del Cantábrico y Vasconia. Todavía no era una nación en el sentido actual, es decir, político. La conversión de España en nación política ocurre cuando el poder godo se españoliza, se asienta definitivamente en la península, en lugar de seguir sus emigraciones. Con Leovigildo y Recaredo nace un poder hispano-godo que trata, en general con éxito, de unificar la península. Prácticamente al mismo tiempo nace la nación francesa, o franco-gala, aunque esta tendría una dinámica dispersiva, en lugar de la unitaria de España. Inglaterra va configurándose algún tiempo después, aunque será a partir de la invasión normanda, siglos posterior, cuando se le pueda llamar una nación. Estas son las tres naciones más características de Europa occidental, más tarde otras menores (las escandinavas, excepto Suecia, tendrán incidencia menor), formadas, además, al margen y hasta cierto punto en contra, del Imperio centroeuropeo, el de Carlomagno y el Sacro Imperio Romano Germánico, que tenía ambiciones de englobar a toda la cristiandad.

Eso choca de frente con la mayoría de las interpretaciones prodigadas desde hace décadas, o con la de que en España existen varias naciones.

La palabra "nación" ha recibido muchos significados, por lo que el historiador debe aclarar en qué sentido la emplea. Yo considero una nación como un poder político asentado sobre una población y territorio más o menos homogéneo cultural e históricamente. Pero a menudo se confunde nación con nacionalismo. El nacionalismo traspasa la soberanía del monarca a la nación misma, al pueblo, es una doctrina que cunde en el siglo XIX y, tomando modelos como el de España, Francia, Inglaterra, Holanda, etc., crea nuevas naciones a partir de diversos imperios, al no reconocer la soberanía de los emperadores. Así, Alemania e Italia surgen muy tardíamente, construidas por los nacionalismos, mientras que en los tres casos anteriores el proceso fue al revés: de la nación al nacionalismo. En el siglo XIX surgen numerosas naciones construidas por los nacionalismos, en Europa y en América, tendencia que se extendería a los demás continentes. El nacionalismo surge como doctrina democrática, aunque en muchos casos adquiere un carácter contrario.

De lo cual deduciríamos que hay naciones naturales, como las tres mencionadas, y naciones artificiales formadas a partir de doctrinas.

Las sociedades humanas son culturales, es decir, su componente natural es poco relevante, salvo como sustrato. En ese sentido, todas las naciones son artificiales. España, etc., se crearon de modo impensado, espontáneo, sin doctrinas nacionalistas explícitas, aunque en cierto modo sí implícitas (el sentimiento patriótico, la consideración de unidad cultural y de poder sobre un territorio común, etc.), mientras que otras han sido más deliberadas, atendiendo también a cierta comunidad cultural. Pero es un error creer que una nación fundada por el nacionalismo es necesariamente endeble o llamada al fracaso. A veces fracasan, como hemos visto con Yugoslavia o Checoslovaquia, pero otras muchas se consolidan, como ocurre con Polonia, Alemania, Hungría, Italia o Noruega. En nuestra península tenemos el caso de Portugal, mucho más antiguo.

Pero, ¿y las naciones que dicen algunos ser Cataluña, País Vasco, Galicia o, ahora, Andalucía? ¿No pueden inspirarse en Portugal?

Realmente nunca han sido naciones, pero esos nacionalismos, si se les permite imponerse, pueden conseguir crearlas y balcanizar la península. Cuando hablamos de Leovigildo y Recaredo como fundadores de la nación española, debemos tener en cuenta la enorme fuerza histórica que crearon. España pudo convertirse en un recuerdo arqueológico tras la invasión islámica, como ocurrió en el norte de África con las sociedades romano-cristianas.

Pero sin aquella nación hispano-goda habría sido inimaginable la dificilísima Reconquista, como he querido dejar claro en Nueva historia de España. A su vez, las condiciones inevitables de este proceso propiciaban la dispersión en diversos estados, con tendencia a hacerse irreversible. Volvió a ser la memoria y la idea de España la que permitió, al final de la Reconquista, una reunificación, con la excepción de Portugal.

¿Cree usted que Portugal puede volver a integrarse en España?

No lo creo. Las condiciones históricas han variado, y el tiempo ha consolidado una nación distinta, aunque en muchos rasgos culturales nos resulte tan próxima. En mi opinión, la reunificación es una ilusión, incluso peligrosa, y conduciría al fracaso. Con lo que es España actualmente tenemos más que suficiente, y nuestro esfuerzo debe orientarse a promover nuestra propia cultura e intereses políticos.

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**** Culturas: "Cuando llegaron marchando a tierras de los mesinecos, les fueron mostrados jóvenes de familias ricas cebados con nueces cocidas. Estaban tan gordos que por poco igualaban la altura con el grosor, y tenían carnes blandas y de piel muy blanca. Tenían las espaldas tatuadas y los tatuajes de delante en forma de flores. Querían fornicar a la vista de todo el mundo con las meretrices que llevábamos en el ejército, pues era costumbre entre ellos. Los griegos decían que este era el pueblo más bárbaro de todos los que habían conocido, el más diferente de las costumbre griegas. Hacían en público lo que otros en privado y se conducían a solas como si estuvieran entre la gente; hablaban solos, reían y bailaban donde estuvieran como si la gente los contemplase" (Jenofonte, Anábasis)

Pío Moa

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado

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