«Yo, ya no me muevo de aquí». Angélica Álvarez lo dice con lágrimas en los ojos. Lleva 67 días subiendo y bajando del campamento minero. El mismo tiempo que su marido, Edison Peña, permanece atrapado bajo tierra. El ministro de la Minería, Laurence Golborne, acababa de dar la noticia más esperada: A partir de las cero horas del miércoles comienza el proceso de rescate. «Eso es medianoche de mañana (por hoy) pero todo ha ido antes de lo previsto. ¿Cómo me voy a ir ahora?», se pregunta Angélica en voz alta.
«La cápsula Fénix 1 se comporta muy bien, sin bamboleos, no existe prácticamente ni caída de polvo». Golborne, cuya popularidad se ha disparado, detallaba las incidencias en el simulacro de rescate realizado poco antes. «Llegamos —continúa— a los 610 metros de profundidad. No alcanzamos (deliberadamente) los 622 que conducen al final del túnel». En ese espacio, de 12 metros, existía el vacío. Por la tarde los mineros lo rellenaron con una plataforma de aterrizaje. Sobre ella se posará esa jaula que, en cuentagotas, uno a uno, les devolverá —de madrugada en España— «a la vida». El temor a que los mineros intentaran encaramarse a la Fénix 1 también pesó para no llegar hasta el fondo del pozo en el simulacro. «La velocidad máxima de la cápsula —añadió— podría ser de un metro por segundo».
Pero el día «D» de la operación San lorenzo, comienza esta noche, cuando la Fénix 1 descienda con el primero de los cuatro rescatistas —dos mineros y dos submarinistas de la Armada— al fondo de la mina. Ellos permanecerán durante todo el proceso junto a los hombres que se tragó la tierra, el 5 de agosto. La decisión de aumentar a cuatro —antes eran dos— los efectivos se atribuye a que de ese modo será más fácil contener a los 33 frente a una situación de tanta ansiedad como la que van a vivir. La operación durará unas 48 horas.
Vítores a la tuneladora
«Una peluquería nos ha regalado a todas una sesión y la he aprovechado», Angélica cuenta la anécdota mientras luce una espléndida melena negra. Otras mujeres de los mineros también han cambiado su aspecto. Alicia, madre de Daniel Herrera, ha rechazado la oferta: «Me niego. Quiero que mi hijo cuando salga me vea como siempre, con estos pelos. No me voy a disfrazar de lo que no soy. Su madre es la misma, con la misma cara y la misma ropa», advierte señalando un agujero de su camiseta. Eso sí, añade, «en cuanto le vea, le voy a abrazar y no le voy a soltar».
Le emoción y la alegría de las dos mujeres contrasta con el temor de Héctor Ticona, padre de Ariel, otro rehén de la mina San José: «El cerro sigue crujiendo, lagrimea», murmura preocupado porque las «lágrimas», que no son otra cosa que piedras, puedan arruinar el rescate o autorrescate de su hijo y de los otros 32.
Alicia comenta molesta que su hijo, «salió primero en el sorteo que hicieron los mineros para establecer el orden de salida pero ahora dicen que arriba quieren cambiarlo. Si es lo que ellos decidieron no sé por qué lo van a cambiar». El ministro Golborne, insistió a lo largo del día que no darán a conocer, «ni los nombres de los cuatro rescatistas que bajaran a la mina ni quien subirá antes y quién lo hará después de los mineros».
El coordinador del equipo de psicólogos, Alberto Iturra, explicó el criterio a seguir: «Primero serán los más hábiles, después los más débiles y por último los más fuertes». En el primer apartado se encuentra Edison Peña, «no importa si es el uno, el dos o el tres… Puedo esperar pero me encantaría que saliera entre los primeros. Le quiero abrazar. Lo necesito». La frase pertenece a Angélica Álvarez.
CARMEN DE CARLOS / ENVIADA ESPECIAL A MINA SAN JOSÉ (CHILE)
www.abc.es
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