Se esfuma la fiebre del Mundial con cierto aire de nostalgia, pues ya nada volverá a ser como antes. España es campeona del mundo para siempre y pocas veces un equipo generó tanta unanimidad en el elogio tan justo como emotivo con la selección de un hombre bueno, Vicente del Bosque. África se presenta al planeta y regala miles de imágees llenas de color, tan estridentes en algún caso como lo han sido las incesantes vuvuzelas. A continuación, ABC evalúa lo mejor y lo peor de este torneo, una lista susceptible de debate salvo en la puntuación máxima. Ahí nadie duda.
10. España, en la cima
Es el triunfo de una generación maravillosa e futbolistas, el éxito de un colectivo que ha sabido trabajar sin estridencias y sin individualismos. Algo cambió en aquellos cuartos de final de la Eurocopa de 2008 con la mágica tanda de penaltis contra Italia: algo cambió para que, de una vez por todas, el país abandonara su estado pesimista siempre que asomaba a una gran cita. En Sudáfrica, escenario al que llegó después de una fase de clasificación pletórica y en donde sólo el resbalón de la Copa Confederaciones alteró la ilusión del pueblo, ha demostrado una capacidad para competir desconocida.
Suiza dio un tortazo a la euforia en el partido inaugural, pero a partir de entonces todo fueron festejos. Superado el grupo con más sudor del previsto, dio un salto de calidad contra Portugal, luchó contra los elementos ante Paraguay y maravilló con su pase a la final después de minimizar a la alegre Alemania. Lo que vino en la final ya se sabe. Eso debe ser lo más parecido a la felicidad, representada en un futbolista universal, Andrés Iniesta, capaz de acordarse de los ausentes cuando el protagonista era él. España ya tiene una estrella bordada en su corazón, que brilla intensamente en los ojos de los millones de ciudadanos que durante unas horas aparcaron el pesimismo generalizado. Es la grandeza del fútbol, tan enorme que es casi imposible adivinar el impacto que tiene en nuestras vidas.
9. Talentos que asoman
No hay figura definida en este Mundial, especialmente cruel con jugadores ya contrastados que han pasado entre murmullos por Sudáfrica. Se difuminó el duelo entre Messi y Cristiano Ronaldo porque ninguna de sus dos selecciones fue a más, aunque si alguien dio que hablar fue el argentino, desbravado con el paso de los partidos y reñido con el gol. De Cristiano no hubo nada salvo su escupitajo de mal perdedor cuando se midió a España,y de Kaká, algo mejorado si se compara su actuación al horrible año con el Madrid, mejor no hablar demasiado.
Por lo tanto, a falta de grandes nombres, es apropiado ensalzar a jóvenes talentos que vienen dando guerra. Hay un puñado de ellos en Alemania y sobresalen los descarados Özil y Müller, un equipo sostenido por los prometedores guantes de Neuer. Tuvo pocos minutos, pero el holandés Elía fue una delicia especialmente contra Dinamarca, un oponente del que también abusó el japonés Honda, un asiático que se gana la vida en Rusia y que farda de tener un guante en su bota izquierda. Giovani dos Santos, niño que apuntaba a prodigio y que se desvío en su camino por querer seguir a Ronaldinho y compañía en los años de excesos del Barcelona, ha cuajado un buen campeonato con México.
8. La otra mano de Dios
Nunca un penalti en contra fue tan celebrado pese a lo angustioso del momento. Luis Suárez, que también estaría perfectamente en el capítulo anterior con los jóvenes talentos, llevó a Uruguay a las semifinales gracias a la otra mano de Dios. La de Maradona, en 1986, fue para festejar un tanto histórico contra una Inglaterra que aún no olvida, pero la de Suárez fue para evitar que Ghana se llevara un duelo dramático en el último minuto de la prórroga, ya que Gyan erró en su lanzamiento.
«Es la verdadera parada del Mundial», resumió con alegría el delantero celeste. Uruguay fue eliminado luego por Holanda, pero el equipo sudamericano ha sido una de las grandes sorpresas de este Mundial y Diego Forlán —cinco goles— se ha llevado el Balón de Oro.
7. El golazo de Gio
Van Bronckhorst se jubila con un subcampeonato y un golazo soberbio, un zapatazo con la zurda que se coló por la escuadra del charrúa Muslera. Fue, según la FIFA, el mejor gol del Mundial, más escaso que nunca en ese apartado (2,3 tantos por partido, un pelín más que en Italia 90). También Forlán aparece en este apartado con sus disparos, al igual que Tévez con su diana ante México, Özil contra Ghana o la sutileza de Quagliarella contra Eslovaquia en lo que supone el único destello de Italia. España ha marcado pocos goles, pero todos han sido preciosos.
6. El Mundial del pulpo
Paul no ha jugado, pero será recordado para siempre por adivinar todos los resultados del Mundial. Una licencia en esta lista para dar cabida también a otros personajes peculiares, como Larissa Riquelme, la «novia» del Mundial que prometió que se desnudaría si Paraguay eliminaba a España. Su país quedó eliminado, pero como vive del destape enseñó sus encantos una vez más. En cambio, la actriz Bobbi Edén ofreció sexo oral si Holanda era campeona. Se quedó a las puertas. Y mención especial para Manolo el del Bombo, que después de media vida de fiascos por fin cantó una alegría.
5. Sudáfrica aprueba
La organización se lleva un cinco pelado a tenor de las consultas realizadas a los enviados especiales, que son los que realmente pueden hablar al respecto. Una ola de robos asustó al personal antes de que empezara a rodar el balón, pero con el paso del tiempo se fueron normalizando las cosas. Se habló mucho de la seguridad antes, pero por suerte se ha hablado poco después.
4. Solo Ghana se salva
De las seis selecciones africanas, solo Ghana ha estado a la altura al alcanzar los cuartos y exhibir un fútbol muy completo. Camerún ha fracasado estrepitosamente y Costa de Marfil acusó muchísimo el mal estado de Drogba, lesionado pocos días antes de la cita. Sudáfrica tiene el dudoso honor de ser la primera anfitriona eliminada en la fase de grupos.
3. Webb y sus colegas
La FIFA pide disculpas con la boca pequeña después de una serie de arbitrajes calamitosos. Destacan, especialmente, el del Alemania-Inglaterra, en donde se produjo el gol menos fantasma de la historia ya que el remate de Lampard entró medio metro. Cabe pensar, desde la buena fe, que Jorge Larrionda, uruguayo, no lo vio. Como tampoco vio el italiano Roberto Rosetti un fuera de juego como una casa de Tévez en el duelo Argentina-México. De Howard Webb, encargado de dirigir la final, no hace falta decir nada más...
2. Maradona, un bocazas
El Mundial es su competición, pero mejor le fue vestido de corto que dando el cante desde la banda o metiendo la pata en cada comparecencia pública, acusando a España de recibir ayudas arbitrales o incitando sin resultado a los alemanes. Ha evidenciado sus limitaciones como técnico ya que Argentina no tenía un patrón definido.
1. Todo lo italiano
Para empezar, la selección, que defendía corona y se fue por la puerta pequeña después de una ridícula fase de grupos. Luego Fabio Capello, incapaz de imprimir su supuesto carácter ganador a una Inglaterra que no encontró a Rooney. Y el mencionado árbitro Rosetti, horrible.
0. Francia, ridículo mundial
Lo dijo Zidane. «De Sudáfrica se recordará el campeón y la negativa de los franceses a entrenarse». Fue la consecuencia directa después de que Anelka se acordara de la madre de Domenech, desprecio que conllevó su expulsión. El bochorno llegó hasta Sarkozy. Patético.
Enrique Yunta
www.abc.es
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