Envenenamiento, infección, enfermedad cardiovascular, insuficiencia renal, son algunas de las 118 posibles causas de deceso que habrían matado a Mozart. Al menos, eso cree el Dr. William J. Dawson, ciujano retirado e investigador de la Asociación Médica de Artes Escénicas, según informa el «New York Times». Pero la fascinación en torno al motivo del fallecimiento del genial compositor y pianista austriaco no es nueva, ya que especulación comenzó un mes después de su muerte en 1791 y ha continuado hasta la actualidad.
Ante la falta de evidencias concretas, los investigadores han tenido que depender mayormente de los testimonios de su viuda, Constanze Mozart y su hermana, Sophie Haibel, tomados décadas más tarde. Las pruebas también provienen de un documento sin fecha del hijo de Mozart, Karl Thomas, y de una descripción de un doctor vienés que habló con los médicos que trataron al intérprete durante sus últimos días de vida.
Estudiosos han analizado el testimonio del tipo de alimentos que consumía Mozart, a través de cartas escritas por los miembros de su familia, especialmente su padre. Leopold. Especulaciones acerca de una malformación en sus orejas condujo a la idea de una insuficiencia renal, ya que este problema está relacionado, en ocasiones, con problemas en el tracto urinario.
Insuficiencia renal, firme candidata
Mozart enfermó gravemente después de un intenso periodo de trabajo en el que compuso «La flauta mágica», «La clemencia de Tito», «Concierto para clarinete», una cantata masónica y partes de su Réquiem. Sus manos y pies se hincharon, sufrió ataques de vómitos y tuvo fiebre. Pasada una hora de la medianoche del 5 de diciembre, Mozart murió a la edad de 35 años. Su cadáver fue enterrado, sin marcar, en una fosa común, como era la costumbre de la época para la clase media vienesa. De ahí la dificultad de determinar la causa de su deceso.
Si bien el doctor Karhausen en 1998 ya había establecido el número de 118 posibles muertes para Mozart, Dawson divide en cinco grupos las causas: envenenamiento, infección, enfermedad cardiovascular, insuficiencia renal o la flebotomía, que, como tratamiento, también pudo haber apresurado la muerte del austriaco.
La teoría del envenenamiento, (como venganza de Salieri o por el mismo Mozart para tratar la sífilis), de gran vigencia en el siglo XIX, fue descartada. Dentro de las infecciones han sido propuestas las siguientes enfermedades: endocarditis bacteriana, septicemia por estreptococos, tuberculosis, infección parasitaria y fiebre reumática. Para los trastornos cardiovasculares, las causas incluyen apoplejía e insuficiencia cardíaca congestiva. Pero la mayor cantidad de evidencias encontradas por el Dr. Dawson pertenecen a la uremia, síndrome producido por la acumulación en la sangre de los productos tóxicos, que en estado general normal son eliminados por el riñón. «Si tuviera que apostar, probablemente lo haría por una insuficiencia renal» señaló Dawson al «New York Times». Otra teoría con respaldo es la de detallada en 1980 por el investigador Peter J. Davies, que culpa al síndrome de Schönlein-Henoch (también conocido como «la púrpura», un raro desorden que produce la inflamación de los vasos sanguíneos).
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