Ha muerto Orlando Zapata Tamayo, preso de conciencia cubano condenado a tres años de prisión en abril de 2003 por defender los derechos humanos.
Joven, negro, albañil, humilde en todos los sentidos y luchador pacífico por una Cuba reconciliada y con justicia social, no toleró en la cárcel la violación de sus derechos, por lo que promovió numerosos actos de rebeldía; entre ellos, numerosas huelgas de hambre que fueron minando su salud.
El régimen totalitario cruelmente aumentó la pena original a 36 años a través de mediatizados juicios, pero nada pudo doblegar la firmeza de Zapata. Su última huelga de hambre, en protesta por la violación de sus derechos y los reclamos de un trato acorde con su condición de preso de conciencia, culminó con su muerte.
Ojalá que esta sea la última muerte en Cuba provocada por un Gobierno obsesionado con sus ansias de poder absoluto y que se ha quedado sin credibilidad. Sólo le queda el recurso de la fuerza y la represión.
Debe señalarse que la mayoría de los presos políticos y de conciencia pacíficos padecen serias enfermedades. Dadas las terribles condiciones de prisión, la probabilidad de nuevos fallecimientos son muy altas. Hoy se impone la urgente liberación de todas estas personas que nunca debieron ser condenadas. La opinión pública internacional, muy especialmente los gobiernos democráticos, deben movilizarse y tomar medidas para evitar otros fatales desenlaces como el del mártir Orlando Zapata Tamayo.
Solicitamos sobre todo del Gobierno español, que hoy ocupa la presidencia semestral de la Unión Europea (UE), una política más activa y decidida en apoyo de la sociedad civil cubana; así como de las personas que en muy difíciles condiciones en la isla luchan pacíficamente por la democracia y el respeto de los derechos humanos.
ÓSCAR ESPINOSA CHEPE, Preso político con licencia extrapenal y economista
www.abc.es
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