Es mucho más insólito que un gato con dos cabezas o una gallina con tres patas. Como que estoy por escribir al Libro Guinness de los Récords para que inscriban este caso tan curioso. Ha acaecido en Paradas, pueblo de suyo bastante insólito. Allí fue donde hubo un alcalde liberal, José Gómez Salvago, que fue el precursor de la memoria histórica, y en plena dictadura de Franco, que es cuando tenía mérito, no ahora. Así que, ¡oído cocina, que marchen dos para el Guinness! Gómez Salvago era poeta y amigo de los poetas. Tanto, que ejerció de Zorrilla en el entierro de Joaquín Romero Murube. Zorrilla debutó con caballos leyendo unos versos en el entierro de Larra y a Gómez Salvago lo conocieron algunos cuando dábamos tierra al autor de «Tierra y Canción». Gómez Salvago leyó unos versos del poeta mientras enterraban a Romero Murube. Era el único de los presentes que se fue al cementerio con un libro de Joaquín Romero puesto. Se adelantó a la tumba, abrió el libro, y en un silencio de marisma y Roma, como a la medida de quien llevaba a la ciudad en los labios, Gómez Salvago leyó una canción del poeta que nos dejaba: «Señores, tengo una novia/en el aire de Sevilla».
La gente se preguntaba quién era el que había leído los versos de Romero Murube entre el mármol y los cipreses. Le decían:
- Es el alcalde de Paradas, el que le ha puesto a las calles nombres de poetas en vez de militares...
Así era, y por eso digo que Paradas es pueblo del Guinness. Como otros alcaldes del régimen habían puesto nombres de la situación a las calles de las nuevas barriadas que inauguraba Utrera Molina el 18 de julio, Gómez Salvago había tirado de poetas proscritos, rojos, heterodoxos, exiliados, de medio 98 y de todo el 27. En vez de rotular las calles como General Moscardó, Santuario de la Cabeza, Batalla del Ebro o Ledesma Ramos, jugándose el cargo le había puesto a una García Lorca; y a la otra, Miguel Hernández; y a la de más allá, Rafael Alberti.
Por todo lo cual no me extraña que el hecho insólito que comentar quiero haya ocurrido precisamente en Paradas. En Paradas han descubierto algo tan raro y escaso como un español con vergüenza. Que además es concejal. Y encima, del PSOE. Quien ha dimitido. Pero no porque lo hayan cogido con las manos en el cajón, sino porque su conciencia lo ha pillado con la mano en el corazón, y ha sido algo tan raro como coherente y consecuente consigo mismo. Este señor se llama Joaquín Manuel Montero. Y su conciencia le ha dicho que no puede estar ni un minuto más en una organización que acaba de convertir un delito en un derecho y que promueve la matanza de inocentes con la barra libre del Aborto. Y en vez de apagar la luz y no decir ná en Triana, como hace media España (cofradones y beatones incluidos), y tragar, y guardarse la conciencia para mejor ocasión, y seguir poniendo la mano, que el pan de los niños es el pan de los niños, que está la cosa mú achuchá y que con las cosas de comer no se juega, ha cogido y se ha dirigido a ZP y a Leire Pajín devolviéndoles el carné del PSOE y su acta de concejal, como segundo teniente de alcalde y delegado de Educación del Ayuntamiento de Paradas. Y les ha dicho que se metan ambos, el carné y el acta, por donde les quepa. Y anda que lo ha dicho oscurito, no se le entiende nada, no: «Siempre he tenido entre mis principios la defensa de la vida y la conciencia no se negocia con nada ni con nadie. Jamás permitiré que mi nombre aparezca junto al de una organización que legitima la muerte de inocentes mediante la aprobación de leyes injustas. No hay en nuestros días una afirmación más reaccionaria que la del derecho de una persona sobre la vida del hijo no nacido». Ya digo, algo tan raro e insólito como un español con vergüenza y coherencia en esta España tragona del No Passsa Nada y del Come y Calla. Óle tus co...herencias, Joaquín Manuel Montero.
Antonio Burgos
www.abc.es
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