Una mujer escribe en el libro de condolencias de Orlando Zapata. | Reuters.
Orlando Zapata Tamayo podría seguir hoy vivo. Sí, podría seguir vivo si no hubiera comenzado una huelga de hambre por los derechos de los presos cubanos. Sí, podría seguir vivo si en marzo de 2003, el mismo mes en que le concedieron la libertad condicional no hubiera acudido junto a sus compañeros opositores a un ayuno de protesta. Pero, su convicción le llevó a no frenarse.
Este albañil y plomero, detenido por primera vez el 6 de diciembre de 2002, no quiso ocultarse, no quiso que su miedo le amedrentara. Quiso estar ahí, con la llamada 'Primavera Negra', con los 75.
El Gobierno de la isla ha negado, tras su trágica muerte el pasado 24 de febrero, que Zapata fuera detenido y condenado por su relación con los detractores del Gobierno de Fidel Castro que en la primavera de 2003 llevó al arresto de 75 personas -periodistas, médicos, maestros...-.
Según el Ejecutivo, Zapata fue condenado en 2004 a tres años por desorden público, desacato y resistencia. Lo cierto es que sobre Zapata pesaba una condena de 25 años y que su detención y juicio coincidió con el de los 75.
Empezó entonces una historia digna de película que acabó sin final feliz. Pero, ¿quién era Zapata? ¿Quién era el hombre que con su muerte ha recuperado lo peor de un régimen y ha provocado acusaciones de todo tipo hacia el Gobierno cubano? Con su muerte Zapata parece haber conseguido lo que no logro en vida.
Natural de Santiago de Cuba, desde muy joven mostró su oposición pacífica al régimen de Fidel y después al de su hermano Raúl bajo la militancia en el movimiento Alternativa Republicana. Zapata conoció en sus propias carnes la represión, las ideas que te llevan hasta la muerte, la necesidad de cambio que claman muchos disidentes...
Según sus más cercanos, se enfrentó a nueve juicios sumarios. Según el régimen, desde julio de 1990 fue procesado y condenado en reiteradas ocasiones por "delitos comunes", entre ellos por alteración del orden, daños, estafa, exhibicionismo...
Su relación con la 'contrarrevolución'
A partir de 2001 se le relaciona con la "contrarrevolución" y con nombres como Oswaldo Payá, activista y disidente cubano, fundador del Proyecto Varela, mediante el cual, amparado por la constitución, recolectó las firmas necesarias para presentar al gobierno una solicitud de cambios en la legislación. Y a la también opositora Marta Beatriz Roque.
Condenado el 18 de mayo de 2003 a tres años de prisión tras ser detenido junto a Roque durante un ayuno de protesta en apoyo de Oscar Elías Biscet González y demás presos políticos.
Desde que ingresa en prisión las versiones sobre su estancia en la cárcel son el antagonismo puro y duro. Según familiares y amigos, Zapata vivió un auténtico tormento: maltratos, enfermedades... Una batalla día a día que llegó a su cénit, según cuenta la escritora Zoé Valdés en su blog, el pasado mes de octubre cuando Zapata "fue brutalmente golpeado por militares de la prisión (...) y trasladado al hospital donde fue tratado de un hematoma interno".
Su último año de vida fue el peor. El viernes 15 de mayo del 2009, acusado de "desacato y desórdenes en establecimientos penitenciarios", le agregaron 10 años a la pena.
Días después de la agresión que le llevo al hospital, el disidente comienza una huelga de hambre en la cárcel de Kilo 8 de Camagüey. Según la versión de sus amigos, durante 18 días el alcaide de la prisión le negó agua, lo único que ingería, lo que le provocó un fallo renal. Fue trasladado al hospital donde le diagnosticaron una neumonía y días después murió.
Una versión que dista mucho de la que ofrece el régimen cubano que asegura que desde su entrada en prisión en 2003 el comportamiento de Zapata es violento, protagonizando agresiones a los funcionarios de prisiones y negándose a comer el alimento del penal, sólo el que le traían sus familiares.
Coinciden las dos versiones en que comenzó la huelga el 18 de diciembre, pero el Gobierno de la isla asegura que en todo momento recibió tratamiento médico, que incluso fue alimentado de forma voluntaria y que la neumonía que cogió le afectó a los dos pulmones y fue asistido con respiración artificial hasta el día de su muerte por paro cardiaco, según el certificado oficial.
Aunque contradictorias, las dos versiones tienen un punto en común. Zapata murió debilitado, enfermo, castigado por sus convicciones y por la intransigencia de un Gobierno que no dio su brazo a torcer y prefirió su muerte y la contra internacional que ceder unas peticiones lógicas para todos los presos.
Sin embargo, la historia de Zapata no es la historia de un superhombre. Es la historia de un hombre sencillo, que aun muriendo por sus creencias e ideales no pudo ver cumplido el sueño que le llevó hasta la muerte.
Esther Mucientes - Madrid
http://www.elmundo.es
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