12 de febrero de 1976. Mundial de los grandes pesos literarios. Cuadrilátero: Teatro de Bellas Artes de México. En un rincón, «El Gabo», de Aracataca; en otro, el «Tigre», de Arequipa. García Márquez vs Vargas Llosa. Diez asaltos. ¡Gong!
1º: Antes de que se proyecte «La Odisea de los Andes», García Márquez abre los brazos para estrechar al amigo (hasta entonces). Sólo podrá mascullar una palabra: «¡Mario...!».
2º: Mario, presuntamente, «saluda» con un puñetazo (digno de Sugar Ray) el ojo izquierdo de García Márquez. K.O. Gabo se desploma.
3º: Vargas Llosa mira a su esposa: «¡Vámonos, Patricia!».
4º: Un periodista, Francisco Igartua, testigo directo, sale del Teatro raudo para comprar un filete en un bar. Regresa y coloca la carne a Gabo sobre la zona afectada del ojo para rebajar la hinchazón. En sus memorias, «Huellas de un desierto», Igartua confiesa: «Fue algo terrible. Gabriel, caído; Mario se fue».
5º: La zona del pómulo y del ojo de García Márquez se vuelve morada.
6º: Gerald Martin, biógrafo de García Márquez, asegura que Mario le espetó a Gabo: «Esto es por lo que le dijiste a Patricia». Otros testigos escucharon de la boca de Vargas: «¿Cómo te atreves a querer abrazarme después de lo que hiciste?».
7º: Suenan más hipótesis: el golpe, culminación de las discrepancias ideológicas de Vargas (defensor del liberalismo) y Gabo (abrazador del castrismo, que Mario detestó). Pacto tácito: nadie hablará: «¡Que investiguen los biógrafos!», animan.
8º: Octubre de 1982. García Márquez, Nobel de Literatura. 1-0.
9º: 6 de marzo de 2007. Rodrigo Moya difunde una foto, captada dos días después del puñetazo, en la que García Márquez «luce» su ojo izquierdo a la virulé. Especula: «Mientras ambas parejas vivían en París, los García Márquez trataron de mediar en los disturbios conyugales entre Vargas Llosa y Patricia, acogiendo sus confidencias». Según Armas Marcelo, «García Márquez se había portado muy mal con Mario».
Y 10º: 7 de octubre de 2010. Se incendia twitter con un mensaje de «El Gabo»: «Cuentas iguales». Vargas agradece la «cariñosa» declaración, que resultó falsa. No era de García Márquez. El empate es real, 1-1, pero queda alguna cuenta por saldar.
Antonia Astorga
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