domingo, 28 de fevereiro de 2010
Lula - Palpite infeliz
El testamento de Orlando Zapata: «Mi sangre al servicio de la libertad»
LA RAZÓN es el medio de comunicación que María Luisa Tamayo, madre del disidente Orlando Zapata, ha honrado para dar a conocer al mundo el que ella considera el testamento político de su hijo, un humilde albañil negro fallecido tras 86 días de huelga de hambre en protesta contra las inhumanas condiciones que vivía en la cárcel desde 2003. Apenas unas líneas que María Luisa dicta por teléfono con voz rotunda, orgullosa del legado que deja atrás Orlando tras su «asesinato». Sólo al final quiebra su entereza.
Escritas a lápiz en una camisa blanca de la que María Luisa no se separa y que ella misma le envío a prisión justo antes de iniciar su última protesta, tras recibir una brutal paliza de sus carceleros, las líneas que entrecruzan este sudario por la libertad reflejan el padecimiento de Zapata en prisión y suponen la más fiel denuncia contra la única dictadura que aún perdura en Iberoamérica entre la indiferencia de muchos. Un grito desgarrador por la democracia de un pueblo esclavo de los hermanos Castro.
En Cuba, de nuevo el silencio
El disidente cubano Orlando Zapata Tamayo al fin descansa en paz. Desde su encarcelamiento hace siete años su vida se había reducido a raciones de golpizas y penurias. En los últimos meses la huelga de hambre que había iniciado se agravó por la falta de atención médica. Se había cumplido el deseo de la dictadura castrista: que de una vez desapareciera tan incómodo prisionero de conciencia.
A primera vista uno pensaría que los hermanos Castro habrían preferido no pagar un coste político frente a la Unión Europea y otros gobiernos del mundo que no han tardado en condenar la más reciente violación de los derechos humanos en la isla. Pero eso obedecería a un pensamiento lógico, alejado de la sintomatología de una mente asesina. Tratándose de estos dos sujetos, la cuenta que sacan les proporciona beneficios: la indignación por el fallecimiento de Zapata Tamayo se difuminará en cuestión de días. En un par de semanas pocos recordarán el desgarrador testimonio de su madre, Reina Luisa. Y, sobre todo, una vez más demostraron que pueden contener el menor estallido de insurrección popular propagando el terror desde la Habana hasta Banes, la localidad donde fue enterrado el opositor.
¿Cuántas veces hemos intuido que podríamos estar presenciando el chispazo que provocaría la caída de ese muro invisible pero implacable que ha privado a los cubanos de libertad durante más de medio siglo? ¿Recuerdan la marejada del pueblo durante el éxodo de El Mariel? ¿Tienen memoria de los días trémulos en los que María Elena Cruz Varela y otros opositores empapelaban las calles con Dazibaos que clamaban por la apertura política? ¿Conservan las imágenes del gentío revuelto en la jornada del Maleconazo? ¿Acaso no fue ayer cuando el aire fresco de los jóvenes blogueros irrumpió en los portales de la aldea global? Han sido episodios intensos y esperanzadores que nos hicieron vivir el instante del espejismo. El falso oasis en medio de la nada de un desierto.
El fin de la tiranía es inevitable y sucederá más pronto que tarde, pero es improbable que ocurra como consecuencia de una manifestación multitudinaria que no puede materializarse mientras el Gobierno domine los mecanismos de la represión y el miedo. Lo habitual es que el dictador de turno muera en la cama, a menos que sus propios hombres fuertes conspiren para deshacerse del jefe. De lo contrario, la sociedad, desprovista de herramientas para impulsar la resistencia cívica, simplemente intenta sobrevivir o huir del país a la menor oportunidad. Y los cubanos no tienen un componente genético distinto a tantos otros pueblos que han permanecido oprimidos durante años.
A este lamentable modelo político le llegará su hora final, y seguramente los propios miembros de la nomenclatura se encargarán de desmontar el andamiaje en los estertores de la polvorienta dinastía. Entretanto, continuaremos siendo testigos de hechos tan terribles como la injusta muerte de Orlando Zapata Tamayo, cuya valerosa madre no ha dudado en calificar de "asesinato premeditado" por parte del Gobierno cubano.
Los que acompañaron a Doña Reina Luisa en su duelo ya han regresado a sus hogares. Los que en la isla tuvieron el arrojo de solidarizarse con ella se han visto obligados a retornar a sus asuntos. En su humilde vivienda sólo permanecen los crespones negros de su infinita tristeza. En Cuba, de nuevo todo es silencio. Y los corazones desmayados.
Gina Montaner
Decencia
Negro, pobre, muerto
Cambio climático - Adiós al consenso calentólogo
El supuesto consenso científico sobre un cambio climático catastrófico provocado por la actividad humana ha sido la matraquilla con la que el ecologismo radical y todo el movimiento calentólogo ha defendido desde hace años el intervencionismo energético y el racionamiento de CO2, entre otras medidas que nos alejan del libre mercado y la prosperidad. El "consenso" también ha servido a las organizaciones del ecologismo radical para negarse una y otra vez a discutir cuestiones tan básicas como puedan ser los puntos más oscuros de la teoría catastrofista, o las propias mediciones de temperatura. Desde el director de Greenpeace hasta el último becario de WWF, la posición típica en los últimos años ha sido negarse a debatir sobre las causas y el alcance del cambio climático porque, según ellos, el consenso ya había dictado sentencia sobre estos asuntos. Catastrofistas como López Uralde no paraban de repetir que lo único que se podía discutir era cuánto teníamos que racionar las emisiones de CO2 para detener la catástrofe planetaria.
Pues ahora resulta que el principal científico involucrado en el Climategate y uno de los gurús del "consenso" calentólogo, Phil Jones, reconoce que no existe tal consenso, que la inmensa mayoría de los científicos no consideran que el debate haya concluido y que, desde luego, esa no es su visión. Según el científico británico apartado temporalmente de sus funciones como director de la conocida Unidad de Investigación sobre el Clima (CRU), aún existen muchas incertidumbres, no sólo en lo que respecta al futuro, sino también en lo que se refiere a las mediciones de las temperaturas y especialmente el de las temperaturas pasadas.
Con estas declaraciones a la BBC que recoge Libertad Digital, el ecologismo radical se ha quedado con el culo al aire. La idea del consenso ha sido el corazón de la estrategia calentóloga y le estaba sirviendo para todo al movimiento ecologista. En la web de Greenpeace podemos encontrar frases afirmaciones del tipo: "Existe un amplísimo consenso científico internacional acerca de que el cambio climático avanza a una velocidad mucho mayor de lo que se esperaba hace pocos años". Sin embargo, el propio Jones reconoce en la entrevista que entre 1995 y 2009 hay una tendencia negativa de -0,12 grados centígrados por década (si bien matiza que no es estadísticamente significativa).
Los catastrofistas parecen estar perdiendo apoyos a marchas forzadas. Otra de sus cantinelas se refería al hecho de que jamás habíamos vivido un calentamiento similar. Pues bien, una vez más su hasta ahora adorado Jones desmiente este mito y reconoce que ha habido al menos tres periodos anteriores, uno de ellos en el siglo XIX, en los que el calentamiento ha sido similar al de las últimas décadas. Es más, incluso admite lo abierto que está el debate científico en torno al famoso Palo de Hockey, popularizado por Al Gore en su conveniente y oscarizada secuencia de mentiras y exageraciones. El climatólogo llega a reconocer que el periodo cálido medieval podría haber sido más caluroso que el periodo actual.
El Climategate parece haber traído algo de sensatez al debate en torno al cambio climático. Esto no es sólo importante de cara a la búsqueda de la verdad científica en este terreno, sino que también lo es, y mucho, para que la adopción de estrategias públicas y privadas se realice con un mínimo de cordura, respetando las libertades individuales y pensando en los distintos costes y beneficios que pueda haber en juego.
La "rebelión" de la Naturaleza
Con la prodigalidad tipográfica propia de los grandes acontecimientos, un diario que se pretende ilustrado, El Mundo por más señas, viene de titular así la aleatoria coincidencia del terremoto chileno y esa severa tormenta que acaba de asolar Francia: "La rebelión global de la Naturaleza". Bueno –se me dirá–, apenas una licencia algo tremendista con tal de dar salida al papel en tiempos de zozobra mercantil. Sí, claro que algo de eso ha de haber. Aunque también, y sobre todo, el epigrama constituye otra prueba de que las metáforas periodísticas las carga el inconsciente –más o menos– colectivo. Ya lo auguró el viejo Chesterton con lúcido sarcasmo: "Lo malo de que los hombres hayan dejado de creer en Dios no es que ya no crean en nada, sino que ahora están dispuestos a creerse cualquier cosa".
Es sabido, Hitler diseñó con muy extremo mimo las autopistas del Tercer Reich a fin de obedecer al sacro orden ecológico alumbrado por los dioses del Paisaje. Y el arquitecto que ingenió la Gran Muralla China se suicidaría persuadido de que los cimientos de su obra habían segado las venas de la Tierra. Pero nunca igual que ahora, en el mismo instante crepuscular de la Modernidad, se había alcanzado tal punto de inflexión en la idiocia emocional de algunas sociedades occidentales. Una tara que se exterioriza con la acelerada regresión a los orígenes de la especie, ese viaje de vuelta al animismo que dejan entrever enunciados como el que nos alerta de la inminente desafección política de valles, montañas, mares, ríos, alcornoques, belloteros, melones y sandías.
¿Inocua retórica panteísta para exclusivo consumo de acéfalos new age? ¿Empalagosa sensiblería kitsch sin mayor trascendencia fáctica? Explíquenselo a las viudas de los cinco bomberos catalanes que tuvieron que poner en juego –y perder– sus preciosas e irremplazables vidas por culpa de un simple y estúpido bosque. Porque si hasta los estertores mismos del siglo XX, la Historia, así con mayúscula solemnidad, dispuso de su propio Comité Central, el que condenaba o absolvía a los humanos según soberano e inapelable designio, ahora, su altar vació vienen a ocuparlo todas las máscaras posibles de la Pachamama. He ahí los Na´vi de Avatar, diseñando ya las portadas de la prensa madrileña.
Un español con vergüenza
sábado, 27 de fevereiro de 2010
Da la vuelta al aborto. 7 de Marzo - Marcha por la Vida 2010
Con este vídeo, Derecho a Vivir demuestra que se puede dar la vuelta a la realidad del aborto en España, que las cosas pueden cambiar. El primer paso, la marcha por la vida del próximo domingo siete de marzo.
Los siete pecados capitales según Salman Rushdie
La mano que mece la cuna
Resultan inevitables las comparaciones entre el genocidio nazi y el aborto libre, aprobada esta semana en el ¿Senado?. Por un lado, se decide que hay vidas inferiores que hay que eliminar: judíos, deficientes mentales, tarados (en el caso nazi); fetos en el vientre materno, algunos de ellos deficientes y tarados (en el caso español).
Por otro, la sociedad miraba para otro lado y pocos se inquietaban cuando oían trenes en la madrugada con los vagones llenos camino de Auschwitz. Los verdugos no llevan capuchón, sino bata y fonendo o son senadores y diputados de partidos supuestamente civilizados como el PSOE y supuestamente cristianos como CiU o PNV… aunque quizá esto último sea mucho suponer.
E incluso mujeres. Y ahí llegamos al quid de la cuestión. El totalitarismo era cosa de hombres (ya saben: más expeditivos, menos sensatos, que van a lo que van). La mujer ha sido, desde el Paleolítico, la que ha transmitido y conservado la vida, la que ha mecido la cuna de la civilización, mientras el hombre salía a cazar mamuts, a hacer razzias sangrientas o a conquistar América.
Pero eso cambia en el siglo XX: cuando la píldora separa el placer de la procreación, acierta en la línea de flotación del matrimonio y saca de su quicio a mujeres y a hombres. Los polvos de mayo del 68 han traído los lodos del aborto. La revolución sexual no era inocente. Se llevó por delante no testas coronadas, como en 1789, sino bebés en el seno materno y franqueó la puerta a viejos lobos que creíamos olvidados en la Europa de la Declaración Universal de los Derechos Humanos: los totalitarismos.
El Senado español ha sido escenario de otra invasión en toda la regla, a través de la nueva ley del aborto. Una carnicería y un sustancioso negocio. No era casual que un senador socialista sea presidente y fundador de una clínica abortista.
La historia no es nueva. La empresa alemana Degesch, fabricante de pesticidas que elaboraba el Zyklon-B, duplicó sus dividendos entre 1942 y 1944. Diez millones de euros anuales ganan los laboratorios con la píldora poscoital. Schering se enriquece comercializando en España la píldora abortiva RU-486. Y una red de clínicas en permanente expansión (desde El Bosque hasta la Dator) ingresa millones de euros practicando abortos.
Resultado: mientras médicos y farmacéuticos hacen caja, miles de vidas se destruyen cada año, a razón de un aborto ¡cada cinco minutos! Dos millones de vidas truncadas en España, desde que hace 20 años se despenalizó el aborto (responsabilidad del PSOE y complicidad ulterior de los Gobiernos del PP). Y dos millones fueron exterminados en Auschwitz.
Afortunadamente no todos los políticos españoles se han vuelto locos. Hay senadores populares que se han batido el cobre en contra del proyecto, y plataformas ciudadanas que emulan a Rosa Blanca y otros grupos de resistencia que plantaban cara al nazismo. Y una inmensa mayoría de ciudadanos que, a diferencia de los alemanes de 1940, no vuelven a conciliar el sueño al oír traqueteos cada madrugada. (pijamapara2@hotmail.com)
Alfonso Basallo, periodista de Intereconomía, padre de familia y autor del libro Pijama para dos
http://www.albadigital.es
Mandela contra Lucifer
Usted se considera una buena persona. Seguramente comete pequeñas travesuras: miente a su jefe, tira las servilletas al suelo del bar, acelera cuando el semáforo se pone en ámbar... pecados veniales que quedan compensados en su balance de conciencia porque recicla la basura, cumple en el trabajo y da los buenos días en el ascensor. Y sin embargo... |
Si uno comienza por permitirse un asesinato pronto no le da importancia a robar, del robo pasa a la bebida y a la inobservancia del Día del Señor, y se acaba por faltar a la buena educación y por dejar las cosas para el día siguiente.
La homeopatía es mala ciencia
La homeopatía es "científicamente inverosímil" y no resulta más eficaz que un placebo. Los fabricantes de remedios homeopáticos no deben hacer afirmaciones médicas en sus etiquetas, y "creer que la existencia de una comunidad que considera que la homeopatía funciona es evidencia científica resulta desafortunado". Estos son algunos de los demoledores resultados del último informe elevado desde el Comité de Ciencia y Tecnología del Reino Unido al Parlamento británico. |
Primer cementerio de Atenas
Este no es un recuerdo antiguo, pero constato que mi memoria de hechos recientes también flaquea, así que lo incluiré en esta serie. Hace meses, antes de ir, escribí en el blog sobre ello, con este mismo título, y luego pude visitarlo. Es el principal y mayor cementerio de Atenas, enorme, donde están enterrados muchos de sus héroes nacionales modernos. |
Europa socava sus pilares
El juez del Gobierno
«España no existe»
Cancioncilla del niño que no nació
Ética, religiones y mujeres
"Vidas rotas", memoria asegurada
Pocas veces un colectivo social ha conseguido sintetizar en tres palabras sus justas reivindicaciones, sus exigencias a los poderes públicos, a las instituciones, a la sociedad en general. En la pasada legislatura, la de la vergonzosa e inmoral negociación política de Zapatero con ETA, las víctimas del terrorismo lideraron lo que se conoció como "rebelión cívica" y al mismo tiempo resumieron sus aspiraciones en tres conceptos que escribo con mayúsculas, porque los peticionarios se lo merecen: Memoria, Dignidad y Justicia. |