domingo, 31 de janeiro de 2010

Artistas en la Capilla Sixtina

Ante las pinturas del Juicio Final de Miguel Ángel Buonarroti, en la Capilla Sixtina, Benedicto XVI se reunió y dirigió la palabra a unos 260 representantes del mundo artístico de renombre internacional y diferentes creencias o confesiones religiosas: cantantes, músicos, escritores, pintores, escultores, arquitectos y artistas de cine y televisión.

Se trataba de una iniciativa organizada por el arzobispo Gianfranco Ravasi, presidente del Consejo Pontificio de la Cultura, que durante este mes de enero nos ha visitado en Barcelona. El encuentro ha querido recordar que ya se han cumplido diez años de la larga carta que el Papa Juan Pablo II dirigió a los artistas en la que ante todo quería superar el divorcio y tender puentes de diálogo entre la Iglesia y el mundo artístico. Un divorcio constatado con dolor por Pablo VI en un encuentro de estas mismas características celebrado hace 45 años, también en la Sixtina.

El Santo Padre hizo suya esta cita del escritor ruso Dostoievsky: «La humanidad puede vivir sin la ciencia, puede vivir sin pan, pero sin la belleza no podría seguir viviendo, porque ya no habría nada qué hacer en el mundo. Todo el secreto radica aquí, toda la historia está aquí».

Con realismo, el Santo Padre afirmó que «demasiado a menudo, la belleza de la que se hace propaganda es ilusoria y falaz, superficial y deslumbrante hasta el aturdimiento, y en vez de desvelar a las personas y abrirlas a horizontes de auténtica libertad, empujándolas hacia lo alto, las encarcela en sí mismas y las esclaviza todavía más, privándolas de la esperanza y de la alegría».

Por el contrario, el Santo Padre dijo que la belleza puede llegar a ser un camino hacia el trascendente, hacia el misterio último, hacia Dios. Por este motivo el llamado camino de la belleza puede convertirse en un «recorrido artístico y estético, y un itinerario de fe, de búsqueda teológica».

Tenemos en Cataluña un precedente luminoso en esta cuestión: las conferencias sobre estética que quien fue obispo de Vic, el doctor Josep Torras i Bages, pronunció para los artistas que formaban parte del «Cercle Artístic de Sant Lluc», entre los cuales sobresalían los nombres del pintor Llimona, del poeta Maragall y del arquitecto Gaudí.

No es previsible que la Iglesia pueda ejercer hoy la misma función de mecenazgo de los artistas que hizo en otras épocas. El diálogo entre los artistas y la Iglesia ya no se realiza en un clima de hegemonía cultural de la Iglesia. Se realiza en un clima más humilde. Pero es un diálogo al que la Iglesia no puede renunciar porque –como afirmó Benedicto XVI- «para transmitir el mensaje que Cristo le ha confiado, la Iglesia necesita del arte».

El encuentro finalizó con esta llamada del Santo Padre a los artistas: «No tengáis miedo de relacionaros con la fuente primera y última de la belleza, de dialogar con los creyentes, porque la fe nada quita a vuestro genio, a vuestro arte; es más, los exalta y los nutre».

El arzobispo Ravasi, equivalente a un ministro de Cultura de la Santa Sede, cree que estamos sólo al inicio de un nuevo diálogo entre el arte moderno y la Iglesia. Queda mucho camino a recorrer por ambas partes.

Lluís Martínez Sistach, Cardenal Arzobispo de Barcelona

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Lost in translation

En esta ciudad suceden a veces cosas incalificables, y sobre todo en la Audiencia Nacional. Tal ha sido el caso del juicio al etarra Arnaldo Otegi, a quien siempre hemos tratado con una sensibilidad exquisita, pese a su contumaz activismo. Acusado de enaltecimiento del terrorismo y humillación a las víctimas, ha conseguido estos días desquiciar a la juez Ángela Murillo, que ya se ha hecho famosa por sus respuestas airadas ante la constante provocación del acusado. Porque el cínico Otegi ora fingía deshidratación, ora se negaba a condenar la violencia; ora hablaba con vocecilla lastimera, ora se reía de todos los presentes.

Pero el absurdismo se desbordó al proyectarse el video del delito, un homenaje de hace ¡cinco años! en honor a otro etarra condenado por asesinato. Como el acto era todo en vasco, el Estado ha tenido que aportar una intérprete de euskera para poder llevar a cabo la vista. Tras perder mucho tiempo discutiendo si la traductora se había equivocado al decir «Liberad a Gatza» en vez de «Libertad para Gatza», se aplazó la sesión para traducir entero el discurso de Otegi. «Es evidente que la sala no ha entendido ni papa», declaró la juez Murillo, que ya tiene un club de fans en Internet. Así estamos en Madrid, «Lost in translation».

Mientras tanto, en Davos tenían que retrasar la cumbre económica porque Zapatero era el único presente que no hablaba inglés y resultó que, vaya por Dios, no funcionaba la interpretación simultánea.

Es lo que hay, es lo de hoy. Mientras se nos va el dinero en traducir arengas terroristas, ZP viaja por el mundo sin entenderse con nadie. Mi querida España, esta España mía, esta España nuestra.

Gabriela Bustelo

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¡Pues que se condenen...!

En el año 1592, se reunieron en Madrid las Cortes para enfrentarse con las dificultades financieras de Felipe II, piadoso rey de España. No era la situación fácil y pronto quedó de manifiesto que los procuradores se dividían entre los totalmente imbuidos de la necesidad de sostener la causa de la Contrarreforma y los que favorecían el realismo político.

Así, el procurador murciano Ginés de Rocamora sostenía con vehemencia que España debía tener como misión ineludible la de derrotar a los herejes flamencos, conquistar Inglaterra para la iglesia católica, vencer a Francia, iniciar una nueva cruzada para recuperar los Santos Lugares e incluso someter al Gran Ducado de Moscovia. Dado que aquel programa de política internacional no era grano de anís, Rocamora señalaba que su cumplimiento era posible porque Dios, que había elegido a España para tan altas tareas, le proporcionaría recursos suficientes mediante, por ejemplo, el descubrimiento de nuevas minas semejantes a las de Potosí.

Fue entonces cuando un procurador madrileño llamado Francisco Monzón pidió la palabra. Monzón dejó claro que, desde luego, no podía dudarse del amor especial que Dios sentía por España, pero que, con todo y con eso, el reino tenía problemas internos de considerable envergadura que resultaban prioritarios. Por lo que se refería a los herejes, concluyó Monzón, «si se quieren condenar, que se condenen».

La anécdota, que tiene su punto gracioso, resulta esencial para comprender la desaparición del imperio español. Francia, otra monarquía católica cuyo rey era considerado Cristianísimo, no comprometió sus intereses nacionales por cuestiones ideológicas. Incluso con un cardenal a la cabeza del estado, pactó con los protestantes para derrotar al imperio hispano.

El papel de idealista en quiebra quedó así reservado para España. Durante los siglos siguientes, nuestra nación quebró económicamente tres veces en el s. XVI y otras tres en el s. XVII gracias a su empecinamiento en ser la espada de la Contrarreforma. Durante el s. XIX, las quiebras fueron nueve y sólo dos se debieron a causas casi inevitables como la lucha contra el invasor francés o los independentistas americanos. Las restantes estuvieron relacionadas con las guerras contra los enemigos del estado liberal empeñados en mantener encendida la hoguera de la Contrarreforma en España. Es revelador que España se acerque nuevamente a la posibilidad de una bancarrota nacional bajo uno de los gobiernos más sectarios e ideologizados de su Historia.

Mientras se bajan las pensiones y los servicios públicos empeoran, nuestros recursos se van en sostener a los diversos e infinitos gastos de los nacionalismos como las embajadas catalanas en el extranjero o la compra de lanzas jíbaras por un millón de euros, a la ideología de género, al lobby gay, a manifestaciones «artísticas» de ínfimo valor, a la lucha contra el inexistente calentamiento global, a unos sindicatos que sólo se representan a sí mismos, a las organizaciones de la memoria histórica, a los disparates urbanísticos de Tutangallardón, a unos ayuntamientos con servicios sociales suecos y a un largo etcétera absurdo y parasitario, eso sí, cubierto todo ello con las consignas del progreso y de la redención planetaria. Recuperemos la sensatez porque no podemos seguir ese rumbo de redención mundial a menos que deseemos a medio plazo caer en la quiebra. Y en cuanto a todas esas causas… abandonémoslas. Si los herejes se quieren condenar, que se condenen.

César Vidal

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Tiranía - Chávez contra Laureano Márquez

Dirijo esta columna al presidente del Gobierno de España. La razón es muy sencilla. Tendrá que defender de las ignominias, mentiras y calumnias de un régimen totalitario a un ciudadano español. Si no lo hace, cargue sobre usted toda la vileza de su socialismo y la de su correligionario, en Venezuela, Hugo Chávez. Lea, pues, la siguiente y entenderá, al final, mi solicitud.

Me llama escandalizado Claudio Nazoa, el grandioso humorista venezolano, para advertirme de que nuestro común amigo Laureano Márquez está siendo acosado otra vez por la dictadura de Chávez. La causa de esta persecución no puede ser más humana: la risa. Por hacer reír a los venezolanos, sólo y exclusivamente porque Laureano les hace pasar unos ratos alegres a los esclavizados habitantes de Venezuela, ha sido acusado de los peores delitos. Todo el país está pendiente de estas amenazas. No quiero ni pensar qué podría pasar si a los venezolanos les roban la risa. Pero, aunque cueste creerlo, Chávez propondrá la próxima semana: "Prohibir la risa".

Perseguido, sí, por hacer reír a los venezolanos, Laureano ha tenido que pagar recientemente una sanción injusta, consiguió con la ayuda de sus compañeros, casi todos cómicos y humoristas, reunir una suma significativa de dinero para pagar una multa al fisco que controla Chávez; también por escribir una sencilla misiva pública de carácter jovial a Rosinés, hija menor de Chávez, Laureano fue sancionado con una multa multimillonaria por la dictadura, que nuestro héroe logró pagar con la ayuda de las donaciones anónimas de millones de venezolanos. Nadie soportaba ver en la cárcel al hombre que les daba la risa. La vida. Laureano, a pesar de todo, resiste estoicamente para que sus compatriotas no pierdan la risa.

La cosa ahora, según me informa un consternado Claudio Nazoa, ha ido más lejos. El régimen chavista acusa a Laureano de "incitación al magnicidio". Claudio no cesa de preguntarse: ¿Cómo un medio tan inocente como la risa puede estimular a un delito tan grave?, ¿cómo podemos entender tanta desmesura dictatorial?, en fin, ¿qué podemos esperar de esta dictadura que no sea la sustitución del humor por la oscuridad y el horror? Claudio me despide torpemente por teléfono. Me corta la comunicación. No se consiente ninguna debilidad. Es otro estoico risueño y jovial. No da tregua a la melancolía y al sollozo. Es un vocacional del humor. Jamás se perdonaría a sí mismo no haberme arrancado una sonrisa.

Claudio, en efecto, me corta la comunicación, pero no consigue hacerme imaginar en sus ojos otras lágrimas que no sean las surgidas de las risas felices y liberadora de su inteligencia y maestría. La conversación me hace pensar. Veo con claridad que en Venezuela ya no hay nada, excepto la risa de sus cómicos. La dictadura ha matado cualquier tipo de oposición. A Chávez sólo le resta asesinar la risa. Laureano es su máximo representante. Él solo ha conseguido aunar la crítica que le correspondería a los poderes de la oposición. La risa ha traspasado la comedia de costumbres para cumplir su bendita función pública de denuncia. Ha asumido, como en tiempos de Aristófanes, la crítica del poder. La sátira de Laureano es la única esperanza, la utopía política de los venezolanos. La sátira de Laureano es la imaginación de lo mejor: la libertad.

Lean aquí la sátira de Laureano. Reirán a mandíbula batiente a la par que conseguirán ver la más completa pintura histórica del régimen de Chávez. Por eso, precisamente, el dictador quiere matar el humor que trae la libertad. Se niega a que los venezolanos sean libres a través de la risa. Trata el dictador de superar a Cuba. Pronto, muy pronto, el país más triste del mundo dejará de ser Cuba. Su puesto lo ocupará, por desgracia, la bella Venezuela. La reacción del régimen contra Laureano es brutal. Nunca hasta ahora, sí, hasta la sátira que Laureano ha hecho de Esteban –así conocen popularmente los venezolanos a Chávez: "este bandido que nos gobierna" (Esteban)–, en el periódico Tal Cual, había reaccionado el régimen chavista con tanta furia.

Eso significa algo terrible: Chávez no tiene otra oposición que la risa. Por eso, quiere matarla. Si el miedo falla y llega la risa, como dice un inteligente comentarista de esta noticia, el régimen de Chávez se derrumba. El problema, sin embargo, no sólo lo tendrá Venezuela, sino también España, porque el cómico que ataca los vicios públicos de la república de Venezuela es también español. Español, sí. Entiende, señor Rodríguez Zapatero, porque le decía al comienzo que llegase hasta el final de esta columna. No lo dude, señor presidente del Gobierno, cualquier cosa fea que le sucediera a la risa en Venezuela recaería sobre sus espaldas.

Laureano Márquez, sí, es tan venezolano como español. Por lo tanto, si algo le pasara al Aristófanes venezolano, sepa, señor presidente del Gobierno de España, que usted tendría serias responsabilidades.

Agapito Maestre, Catedrático de Filosofía Política en la Universidad Complutense de Madrid

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¿Fornica satisfactoriamente la Trini?

Estoy seguro de que las liberadas señoras y progresistas caballeros del gobierno fornican a todo tren y llevan una vida sexual de lo más pimpante y satisfactoria, lo cual por otra parte, no me importa lo más mínimo. Pero como ellas y ellos están, más que interesadas /os, empeñadas /os en regular a su modo las actividades y relaciones íntimas de todos los ciudadanos y ciudadanas, me veo obligado a hacer algunas observaciones, por un deber igualmente ciudadano. En tiempos más retrógrados, los gobiernos no se ocupaban de estas cosas, que serían denominadas como una especie de alcahuetería generalizada. También se habrían visto como cosa deshonrosa los robos institucionalizados de los políticos, sus chivatazos y connivencias con los asesinos (incluso la actual AVT parece ir por esa honorable vía, bien orientada por el PP) o su identificación -- por ley, además-- con los chekistas de antaño. Pero en estos tiempos de progresista inversión de los valores, tales ocupaciones se han convertido en un auténtico deber de todo político que se precie.


Fornicación, dice la RAE, es el acto sexual fuera del matrimonio, lo cual puede verse como algo mejor o peor, o como más o menos inevitable, pero hoy se ha convertido en una verdadera filosofía política. La Trini, ministra de no sé qué por la gracia de Zapo, así como el gobierno en pleno y otros muchos políticos, sin excluir los del PP, tienen un interés, ya se entiende que científico, en que los ciudadanos forniquen abundante y satisfactoriamente desde las edades más tempranas posibles. Esto también se llamaba en tiempos más reaccionarios corrupción de menores y pedofilia, pero ahora se ha convertido en actividad oficial del estado, como los “diálogos”, los estatutos anticonstitucionales, los entierros de Montesquieu y otras menudencias. Todo va en el paquete. Hay que suponer que los políticos saben lo que se hacen, para eso han sido elegidos por voluntad popular, según dicen. No estoy muy seguro de si todo ello iba incluido en su programa, pero, vamos, tampoco tiene mayor importancia: si están en el gobierno es para divertirse, entre otras cosas. Que tengamos unos políticos y políticas alcahuetes, fornicantes, corruptores de menores, colaboradores y chivatos de los terroristas, masacradotes de Montesquieu, amigos de los Balcanes, y demás, puede parecer muy mal a los reaccionarios de siempre, pero cualquier persona progresista solo puede verlo como un timbre de gloria.

Vistas las cosas imparcialmente, sin embargo, debo insistir en la obligación de estos señores y señoras políticos de dar ejemplo, sin tabúes ni inhibiciones. Un paso, muy tímido por cierto, lo dio una distinguida y liberada política del PP, pero ahí ha quedado todo, para frustración del ciudadano de a pie. Pues este tiene derecho a exigir que las políticas y políticos den trigo y no solo prediquen. Su predicación afirma que lo del sexo es simplemente una actividad agradable, da igual con qué o con quién se practique, aunque, eso sí, debe hacerse con responsabilidad y cariño, a fin de evitar molestas enfermedades y demás historias, y en caso necesario, que suele serlo, liquidando el embrión las féminas, que para eso deciden (y deciden no parir por lo general, si tienen algo de feministas).

Llevo largo tiempo insistiendo en la obligación de nuestros gobernantes de aprovechar ese magnífico instrumento de educación pública que es la televisión, y salir en ella masturbándose y practicando sus artes digamos amatorias entre ellos y ellas, entre ellas y ellas y entre ellos y ellos, y también con niños, que conviene enseñarles pronto, y con ovejas o cerdos o burros, que ya urge acabar de una vez con esos estereotipos sexuales que tanto perjudican el goce adecuado. Es una obligación de nuestros hombres públicos y nuestras mujeres públicas, por simple sentido de la responsabilidad. Al final del espectáculo, ellas y ellos, sonrientes y cogidos de la mano, podrían entonar el Imagine de Lennon y concluir: “¿Ven como no es nada del otro jueves? ¡Todo está al alcance de cualquier ciudadano! Nosotras y nosotros, aunque pobres, como hemos demostrado con nuestras declaraciones de bienes, ¡somos tan felices…! ¡El cielo es el límite, créannos!”

Los ciudadanos deben movilizarse. Vuelvo a sugerir una recogida de firmas exigiendo al gobierno dar ejemplo de una vez, que ya cansa. Pienso elaborar una modesta proposición al respecto, a ver si por fin….


Pío Moa


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Concerto for four violins in B minor / Il Giardino Armonico



Antonio Vivaldi, 1678 - 1741

- Concerto for four violins in B minor, RV 580

I. Allegro
II. Largheto
III. Allegro

Il Giardino Armonico

Conducted by Giovanni Antonini


En los cimientos de la Paz

Desde que en 1901 nacieron los premios Nobel, siete españoles han recibido dicha distinción: dos de Medicina y cinco de Literatura. Sin embargo, nunca ha recibido un español el premio Nobel de la Paz. Vicente Ferrer, quien dedicó toda su vida a luchar contra el sufrimiento de los más desfavorecidos en una sociedad de castas jerárquicas y desigual en la India, ya no puede obtener dicho reconocimiento pues el Nobel no se otorga a título póstumo. Cuando se cumplen siete meses de su muerte, una plataforma ciudadana independiente ha querido presentar a la Fundación Vicente Ferrer al premio Nobel de la Paz. No piden el premio para Vicente sino para su legado, para un programa de desarrollo integral que desde hace cuarenta años se expande por el distrito de Anantapur, al sur de la India, reduciendo la pobreza extrema y la exclusión social.

En estos proyectos trabajamos muchos, en la India y en España, gracias a la confianza y al apoyo de más de 150.000 personas. Se trata de un programa de Cooperación en el más puro sentido de la palabra, que hace de puente entre Oriente y Occidente. La Fundación Vicente Ferrer en España se esfuerza en conseguir los recursos necesarios para garantizar la continuidad y la autonomía del programa de desarrollo y poder mantener el compromiso de permanencia de la organización en la India y, así, poder seguir trabajando junto a las personas más desfavorecidas de Anantapur.

Cuando hablamos de desarrollo, en la actualidad, pensamos inmediatamente en cubrir las necesidades fundamentales del ser humano: agua, comida y vivienda. El desarrollo, sin embargo, es mucho más que eso. Leyendo a Amartya Sen, principal pensador de este campo y premio Nobel de Economía en 1998, concluimos que desarrollo significa también ampliar las capacidades de las personas para que éstas puedan tomar decisiones por sí mismas, libremente.

En este orden de ideas trabaja la Fundación Vicente Ferrer en la India. Apoyamos el desarrollo de las comunidades con recursos para la construcción de viviendas, escuelas, centros de salud, hospitales y shangams (asociaciones de mujeres), pero es en el ámbito de la libertad donde se conquistan los mayores retos. La estructura social en la India, basada en un rígido sistema de castas profundamente arraigado y discriminatorio, condena a la pobreza a las castas más bajas y a los grupos tribales de las zonas rurales. La exclusión impide muchas veces el desarrollo humano, social y económico de las castas discriminadas y es precisamente en ellas en quien la Fundación centra su trabajo. Potenciar la justicia social y la confianza, promover la capacidad de decisión de las personas y priorizar la libertad, son los objetivos últimos de un programa de desarrollo que encuentra, entre los más desfavorecidos, a los líderes de un proceso de desarrollo que va mucho más allá de la mera producción de recursos y riqueza.

Hablamos de desarrollo, pero ¿qué tiene éste que ver con la paz? A diario escuchamos que la paz es imprescindible. La gente se moviliza por ella y se escriben larguísimos artículos y estudios debatiendo sobre cómo conseguirla. Paz. Esa palabra tan deseada, tan pronunciada y manipulada, es un concepto complejo que alberga en su interior un sueño colectivo. No obstante, la paz puede entenderse como mucho más que la mera ausencia de violencia. Paz es bienestar humano, social y económico. Es un techo bajo el que cobijarse, arroz para llevarse a la boca y una fuente de donde beber, pero también implica que los derechos individuales de las personas sean respetados. La pobreza, la exclusión y el trato discriminatorio e injusto generan el sufrimiento del ser humano y muchas veces son origen de la violencia y los conflictos que existen en el mundo. Por ello, Paz no es sólo oponerse a la violencia física o estructural, sino que es un proceso, una construcción que empieza por el respeto hacia uno mismo y hacia los demás. Cuando hablamos de desarrollo humano y social, hablamos también de Paz.

En este estricto sentido podemos afirmar que el modelo de desarrollo que la Fundación lleva más de cuarenta años implementando en la India es un camino de construcción de paz. A través de un amplio programa que abarca la educación, la ecología, la sanidad, la vivienda y la integración social de las mujeres y las personas con discapacidad, se favorece el desarrollo integral de las personas. Pero es en el ámbito de la comunidad donde el proyecto hace más por la paz. La unión en torno a intereses y necesidades comunes organiza a las personas y fortalece el sentimiento de pertenencia al grupo. Independientemente de religión, género o casta, los ciudadanos se agrupan y asocian para tomar las riendas del desarrollo de su comunidad. La participación directa de todos los miembros de la comunidad aumenta la capacidad de autogestión y decisión, asegurando la sostenibilidad del proyecto y elevando el nivel de confianza y autoestima de las personas. Donde antes había exclusión se potencia la confianza y la capacidad de decisión. Donde había pobreza se genera la solidaridad entre la misma comunidad.

El modelo de la Fundación Vicente Ferrer convierte cada aldea en una pequeña «nación» que encuentra en sus ciudadanos a su pequeño gobierno. Se crea un modelo de comunidad fuerte y solidaria que es capaz de protegerse en los momentos críticos de hambre, sequía, paro o enfermedad. La Fundación no hace de cada persona pobre un rico, pero sí hace fuerte a la colectividad. Es así como a través del ejercicio colectivo de la ciudadanía, el modelo de la Fundación construye una base sólida para el desarrollo de las personas y las comunidades. Una base donde empezar a desarrollar una sociedad más justa e igualitaria que, a su vez, es el mejor cimiento para construir un camino de paz.

El Nobel de la Paz no se ha otorgado nunca a un español ni a una organización de este país. Tampoco se ha dado nunca a un programa de desarrollo integral. Estamos convencidos que Vicente Ferrer reunía todos los méritos, pero ya no lo podrá recibir. Su muerte, sin embargo, hace que sea ahora más evidente que nunca el reconocimiento de un programa mayúsculo que desde 1969 está en marcha para acabar con la pobreza extrema y conseguir una sociedad de ciudadanos más justa en el sur de la India. Éstos son requisitos indispensables, los cimientos más sólidos, para conseguir una paz larga y duradera en la India y fuera de sus fronteras. Desde la Fundación Vicente Ferrer, herederos de un legado humano inmenso que podría replicarse más allá de la India, creemos que ha llegado el momento de que el Comité Nobel traslade su mirada de la superficie, donde afloran los conflictos, a las profundidades donde se encuentran los cimientos para la paz. Ahí es donde nuestros proyectos en la India se desarrollan desde hace más de cuarenta años, en silencio y sin pausa, construyendo un camino de paz que sirva de ejemplo a otras sociedades donde la pobreza y la injusticia están aún presentes.

JORDI FOLGADO FERRER, Director General de la Fundación Vicente Ferrer

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Un milagro imposible

Resulta natural y lógico que un creyente acérrimo y piadoso confíe en los milagros como posible solución de sus problemas; pero que José Luis Rodríguez Zapatero, presuntuoso de su descreimiento, espere que lo sobrenatural venga en su ayuda, nos redima del paro, alivie el déficit y, de paso, convierta en centrípetas las fuerzas centrífugas que tanto perturban nuestra potencialidad de futuro parece, más aún que contradictorio, totalmente ridículo. Incluso quienes recaban la ayuda celestial saben que machacar con el mazo es imprescindible y que, en suma, nunca se produce un efecto sin causa. Por eso resulta tan risible y dolorosamente cómica la figura presidencial que, como un mayordomo de vodevil, trata de limpiar con un plumero la suciedad y la ineficacia acumuladas por los años -seis en su caso- y dejar el escenario como una patena.

Cuando el paro arrecia y el déficit atosiga, al líder socialista se le ocurre la solución de retrasar en un par de años la edad de la jubilación. Ignoro si le engañan, se engaña o nos engaña; pero no hace falta ser muy listo para entender que los grandes males requieren grandes remedios. Una profunda reforma de nuestra normativa laboral es pieza sine qua non para engordar la productividad que nos flaquea y reforzar nuestro potencial competitivo; pero, en inquietante caso de sinécdoque mental, Zapatero confunde una parte mínima de la solución con el todo del problema. Hasta Celestino Corbacho, que no tiene acreditados ni el talento ni la sensibilidad política, se ausentó del Consejo de Ministros en que se recetó tan paupérrima medicina para, supongo, no sentir las convulsiones de la risa que, desde el cine mudo, genera el hecho de que el protagonista resbale con una piel de plátano.

Aquí tenemos acuñado, como expresión del pesimismo histórico, que no hay mal que por bien no venga. El mal, si es que lo fuere, ya está hecho: los sindicatos que tienen secuestrado al presidente del Gobierno con la amenaza de una huelga general ya tienen razones para convocarla. Es el momento de actuar y acometer con decisión y consenso la profunda reforma laboral que exige nuestra circunstancia para romper la inercia de un modelo productivo, anclado todavía en los supuestos del franquismo, en el que, a cambio de derechos desmedidos se adquiere el privilegio de no tener más obligaciones que las del acatamiento al poder.

M. Martín Ferrand

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(Falso) terremoto en España

De repente, la política española se ha puesto a temblar, como si sus entrañas crujieran. Se plantea el tema de la cadena perpetua, antes tabú. El Prado trata de arrebatar el «Guernica» al Reina Sofía. En educación, hasta ahora un coladero donde lo importante era que chicos y chicas se divirtiesen, han entrado unas prisas enormes en que aprendan, e incluso el PSOE está dispuesto a pactar con el PP planes más exigentes. Otro de los dogmas, la edad de jubilación, que no hacía más que rebajarse hasta el punto de haber jubilados con cincuenta y pocos años, la elevan de golpe y porrazo contra el parecer de los sindicatos, que ya es decir. El gobierno -no se le van a creer- anuncia un recorte de gastos. La energía nuclear, que sólo citarla le traía a uno el sambenito de «carca», «facha» o «enemigo de la humanidad», vuelve al candelero, todavía no en forma de centrales, pero sí en el de cementerios nucleares, pues hasta ahora éramos tan ricos y finos que enterrábamos nuestros residuos radiactivos en Francia, contra pago, naturalmente, con la sorpresa añadida de que no uno, ni dos ni tres pueblos están dispuestos a albergarlos, sino que en pocos días son ya doce, dando la impresión de que como se prolongue el plazo, serán docenas. Y si quisiéramos llevar la cosa al terreno del humor, tendríamos nada menos al jacobino, con toda la pinta de agnóstico y en algunos aspectos claramente anticlerical presidente del Gobierno dispuesto a participar en un desayuno de oración, aunque alguno me dirá que lo único que busca es desayunar con Obama. Pero algo rezará, ¿no?

¿Qué pasa aquí? ¿Estamos asistiendo a un terremoto político, a un cambio total de posiciones por parte del Gobierno sin que nosotros, todavía en la inercia de cinco años viéndole no hacer otra cosa que ahondar en actitud de militante izquierdista, de guerra sin cuartel a la derecha, de acabar de una vez y para siempre con la España tradicional, con el viejo régimen, que persistía pese a la transición, a la democracia, a la secularización de la sociedad española, a su alza de nivel de vida y a la permisividad que se ha introducido en ella?

Tal vez algunos lo vean así, que consideren esta nueva dinámica del Gobierno un volantazo. Puede que incluso oigamos una teoría al respecto: en la fiebre viajera que últimamente le ha entrado a Zapatero, se ha dado cuenta de lo equivocado que estaba, de que iban a lloverle bofetadas por todas partes, como empezaba ya a ocurrirle. Así que, flexible como es, ha cambiado de rumbo. Yo no soy tan optimista. Para mí, que ha visto las orejas al lobo. Que, con un déficit del 11,4 por ciento del PIB y 4,3 millones de parados, finalmente ha comprendido que la crisis es de verdad, y adopta la vieja fórmula lapedusiana de cambiarlo todo para no tener que cambiar nada. Porque éste personaje pertenece también a la vieja España, incapaz de cambiar.

José María Carrascal

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Los gorilas del «Gran Gorila Rojo»


Considerados por el sector más duro del chavismo como los «Guardianes de la Revolución», los colectivos armados del presidente Hugo Chávez han tomado las calles para acallar las críticas de la oposición estudiantil. Las últimas medidas antidemocráticas del presidente venezolano han acabado con la paciencia de gran parte de la población civil, cansada de los continuos abusos de poder del «Gran Gorila Rojo». Sin embargo, una vez más las voces críticas al régimen bolivariano se han visto acalladas por estos escuadrones de la muerte que gobiernan las calles de las principales ciudades venezolanas a golpe de pistola y en defensa de los valores de la revolución.

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¿Gili... integral? No lo parece...

ABC recordaba ayer la metedura de pata de José Bono en enero de 2004, cuando fue pillado por un micrófono abierto llamando al primer ministro británico y correligionario suyo «gilipollas integral». Días después, el 13 de enero, me reunía en Portculis House, Londres, con Peter Mandelson, dos veces ministro con Blair, después comisario europeo y hoy ministro de Comercio e impotente salvavidas de Gordon Brown. Recuerdo que Mandelson me dijo de los socialistas españoles: «They are a hopeless lot» -son imposibles.

El supuesto gilipollas compareció el viernes ante la comisión Chilcot, creada para «establecer de la manera más exacta posible lo que ocurrió e identificar las lecciones que puedan aprenderse». En esta comisión, que se ha convertido en un juicio sumarísimo al ex primer ministro, lo que más ha sorprendido ha sido el número de altos funcionarios británicos que sirvieron bajo Blair en los días de Irak y que ahora declaran contra él. Destaca entre ellos el que era embajador en Washington, Christopher Meyer. Él declaró ante la comisión que en abril de 2002 Bush y Blair «firmaron un pacto de sangre» para derrocar a Sadam en el rancho de Crawford. El hecho de que Meyer fuera excluido de aquella reunión sí nos puede enseñar una lección útil para el futuro: Si marginas al embajador de la reunión, no está comprometido por el secreto de la misma y puede decir lo que le dé la gana, lleno de resentimiento por su exclusión.

Pero lo más relevante de la intervención de Blair fue la firme defensa que hizo de su decisión: «No hubiera ido a Irak si no hubiera creído que era lo correcto. Punto. Es una decisión que tomaría de nuevo.» José Bono, en cambio, está igual de orgulloso de haber sacado a nuestras tropas corriendo. Quizá Bono quiera decirnos qué armamento podría tener Irak hoy con Sadam en el poder y los precios del petróleo que hemos tenido desde 2003.

Ramón Pérez-Maura

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Pío XII y el holocausto

Este no es un tema popular pues se da por supuesto que el Papa Pío XII no hizo lo suficiente para evitar la matanza de seis millones de inocentes por el hecho de ser judíos, gitanos u homosexuales. Judíos como lo eran Jesucristo, la Virgen María, los doce apóstoles o San Pablo, por ejemplo. Ahora también está de moda entre algunas personas ridiculizar a Benedicto XVI porque de niño vistió el uniforme de las juventudes nacional-socialistas, como si eso hubiese sido un acto decidido por su propia voluntad.

Bernard-Henry Levy publicó hace unos días un luminoso artículo en el que, saliendo al paso sobre lugares comunes, defendía a ambos papas. Levy recordaba, entre otras cosas, que Pío XII «fue coautor de la encíclica Con viva preocupación, que sigue siendo, aún hoy, uno de los manifiestos antinazis más firmes y elocuentes».

Nuestra Iglesia Católica ha cometido muchos errores, incluso excesos, a lo largo de sus casi dos mil años de historia. La predicación de las cruzadas, los tiempos de los gobiernos teocráticos, la Inquisición romana y la española, la persistente acusación al pueblo judío como pueblo deicida, en fin, hechos que como católicos de hoy nos pueden sonrojar y atormentar.

Pero desde el pontificado de Juan XXIII todo cambió y aquellos a quien se miraba con recelo desde el catolicismo, el pueblo judío, se convirtieron en nuestros hermanos mayores en la fe. Hoy navegamos en la misma nave «e la nave va». Todo ha retornado al origen de nuestras comunes doctrinas.

Pio XII era un hombre de extraordinaria cultura y sensibilidad. A mi no me cuadra que «no hiciese lo suficiente» para evitar el Holocausto. El último «príncipe» que ha tenido la Iglesia de Roma hizo lo que pudo y, a medida que se van conociendo datos de esos años, iremos cerciorándonos de que la historia no es como algunos pretenden que fue.

Jorge Trías Sagnier

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Los Catedráticos en LDTV - El estoicismo



libertaddigitaltv (29-01-2010)

El panóptico por los aires

Cuando don Juan Carlos I estampó su sello en la Ley de Amnistía de 1977, mi madre, tras cuarenta años de exilio en Francia, se instaló en un piso de cuarenta metros cuadrados en Carabanchel, no muy lejos del antiguo panóptico, pero tampoco muy cerca. Afortunadamente para mí, sigue viviendo allí, tranquila, con su vida anómala y sus recuerdos que pesan pero que ha aprendido a aligerar también. Es lo que aconseja la prudencia. Es lo que tiene la inteligencia.

Por aquellos años solía yo salir de su casa por las tardes, y si el tiempo era soleado emprendía el paseo hasta los muros de la cárcel de Carabanchel, tocaba la piedra y me largaba. Algo parecido había hecho en París, rozar con mis dedos de lagartija asustada los muros del recinto entenebrecido de La Petite Roquette, por entonces cárcel de mujeres y modelo espectacular de panóptico construido por el arquitecto Lebas, en 1830. Fue dinamitada en 1974.

Ambas cárceles, hoy desaparecidas, siguieron las variantes realizables de la utopía arquitectural ideada por el reformador inglés Jeremy Bentham. Dos cárceles que se llevaban más de un siglo de diferencia, pero cuyo trazado aéreo desvelaba el mismo origen.

A mí siempre me ha gustado la arquitectura de las cárceles, de los cementerios y de las bibliotecas. No es una rareza. Otros tienen gustos más ofensivos. La verdad.

Pues bien. La Asociación de Vecinos de Aluche expone estos días, en el Ateneo de Madrid, una muestra de fotos de la cárcel de Carabanchel. No puede decirse que sea una exposición en el sentido mayestático de la palabra. Es más bien una exposición móvil, un montaje con paneles muy endebles, donde se recorre sucintamente la trayectoria del presidio construido en el año cuarenta por los propios presos e inaugurado a toda prisa en 1944. Se edificó con la máxima premura para poder cerrar la cárcel de Porlier, atestada y muy deteriorada por la guerra. Por ello se siguió grosso modo el trazado de la antigua Cárcel Modelo, una construcción celular con forma estrellada –panóptico de 6 radiales– realizada en 1880 por el arquitecto Tomás Aranguren. La Modelo quedó totalmente destruida en la guerra: se hallaba en plena línea de frente.

La cárcel de Carabanchel se concibió como un gigante panóptico: naves radiales de cuatro pisos de celdas convergían hacia el punto donde estaba la torre de vigilancia, coronada por una cúpula sólo comparable a la de San Francisco el Grande; gigantismo anacrónico,que explica por qué los ingenieros tuvieron que utilizar un cilindro cupulado de 32 metros de diámetro para acoger el arranque de unos radios colosales. A vista de pájaro, presentaba una plasticidad decimonónica sorprendente.

Bentham publicó El panóptico en 1787; era un tratado utilitarista para reformar el sistema penitenciario entero sobre la base de una arquitectura sencilla. Soñó con el orden y la claridad para contrarrestar la opacidad y los excesos de los calabozos. Como señaló Michel Foucault, Bentham invierte el principio de la mazmorra. A mayor transparencia, menor arbitrariedad y mayor felicidad. Por aquellos mismos años, Cesare Beccaria (1738-1794) exigía la debida proporción entre delito y pena.

Interior de la cárcel de Carabanchel, poco antes de su  demolición.
El éxito del modelo benthamiano en España puede constatarse por el elevado número de cárceles celulares radiales levantadas a lo largo de un siglo. Muchas de ellas han sido reconvertidas en espacios públicos. Las dos de Alicante, "la de José Antonio" y "la de Miguel Hernández", mantienen básicamente su estructura originaria. La de Oviedo con cinco radiales, la Cárcel Pública de Vigo y la de Valencia son algunos ejemplos de racionalidad y conservación de arquetipos arquitectónicos.

En Madrid, lamentablemente, no sucedió lo mismo. A la cárcel de Carabanchel se le dio el cerrojazo definitivo en 1998, y, tras un abandono incalificable durante casi diez años, se procedió a su voladura entre el 21 y el 26 de octubre de 2008. A la una de la noche del 21 asomaron las excavadoras para emprenderla con los tentáculos radiales de las galerías. Dicen que fue una lucha titánica contra el cíclope –el ojo vigilante de la torre central.

En los alrededores del recinto se fueron concentrando los numerosos vecinos constituidos en plataforma, los viejos comunistas, sus mujeres –que conocieron mejor que nadie la entrada al recinto–, los curiosos aficionados a la fotografía y, a cierta distancia, los policías que protegían la seguridad de los allí reunidos. Todos asistieron, bajo focos de gran potencia, a un espectáculo a medio camino entre la plasticidad inquietante del doctor Mabuse y la locura esperpéntica de la filmografía de Max Mad.

Una foto en blanco y negro titulada "La escalera de Jacob" y firmada por Gustavo Sanabria expresa la metáfora misma de la dejadez moral del propietario del solar: el Ministerio del Interior.

A la una de la madrugada se procede al derribo.

Así, de noche. Focos en la oscuridad. Gritos contra las máquinas. Vigilancia policial. Desalojo de rumanos acampados. Las noches se alargan y las máquinas no pueden con la cúpula de 26 metros de alto y 32 metros de diámetro.

Don Tomás Gómez, secretario general del Partido Socialista de Madrid, el mismo día 21 precisa, sobre la legalidad del derribo:
Se ha concedido una licencia que tiene unas condiciones y que quien esté ejecutando el derribo está cumpliendo.
La luz cenicienta del Ateneo acentúa aun más el esperpento del paisaje fotográfico.

"El derribo de la memoria", se titula un panel. Me acerco. Me quedo pensando. Entiendo la metáfora. Pero algo parece resistirse en mi cabeza: no, la memoria no se derriba. Qué fácil sería vivir con una memoria derribada. En España, muchos de mi generación son auténticos artistas de las metamorfosis, y ven memoria donde sólo hay piedra.

Otro panel: fotos de escombros, cristales y ladrillos, urinario reventado:
Para salvar la memoria, el gobierno de la nación quiere instalar el Centro Internacional de Paz de la ONU.
Fechado el 26 de octubre de 2008.

Salvar la memoria (sic).

Se procedió a vallar de nuevo el espacio antes del derribo: el Ministerio del Interior había llegado a un principio de acuerdo en julio con el Ayuntamiento de Madrid. Rubalcaba y Gallardón. Se "pacta" (sic) el derribo de las naves radiales de la cárcel, pero se contempla la conservación de la cúpula más grande de todos los panópticos existentes. ¿Cúpula sí o cúpula no? ¿Tiene sentido la toma de la torre central? ¿Enfrentarse al gran cíclope de la dictadura?
El Colegio de Arquitectos de Madrid lamenta profundamente la desaparición material de la cárcel de Carabanchel y aun más la forma en que el Gobierno central ha llevado a cabo el derribo, sin la posibilidad de haber mantenido el que quizás sea el elemento más representativo, como era la cúpula que cubría el espacio central panóptico.
No queda ya nada de la cárcel de Carabanchel. Tan sólo algunas piedras. Como sucedió con La Petite Roquette de París. Tan sólo se guardaron simbólicamente los cuatro escalones de la guillotina. Para la memoria de la institución.

El Gobierno socialista no atiende a los expertos:
El Colegio de Arquitectos de Madrid entiende que técnicamente era viable la conservación de la cúpula y acusa al Ejecutivo central de obviar cualquier solución participativa, transparente, consensuada y democrática sobre el patrimonio arquitectónico y urbanístico.
Mientras las excavadoras y grúas llenan los contenedores de escombros, Mercedes Gallizo reitera: "Las viviendas que se construyan constarán de una plaza con un monumento a la memoria". Habrá que darle las gracias.

Lo cierto es que el solar en forma de abanico se convirtió durante años en una de las galerías mejor cotizadas para los artistas callejeros de Madrid. El horror vacui jamás imaginado por los grafiteros tuvo su máxima representación en las radiales desahuciadas.

Las fotos tomadas por vecinos y fotógrafos muestran el mundo ubuesco del fin del siglo XX. Sobre lo que fue un espacio de integridad moral reinaba al final la lumpenización que había sido borrada. Las cárceles suelen albergar mucha dignidad, contrariamente a lo que se cree. Y este decoro, mantenido en largos encierros, se vio mancillado por la brutal desidia de una administración penitenciaria incompetente. Durante años, pedazos de techos reventados colgaron asombrosamente inmóviles en el aire; la materialización de las celdas se fue transformando en trazados oníricos de disminuidas colmenas, como en una pesadilla de Piranesi. De una tela asfáltica desgarrada colgaban deportivas, patas de sillas, trozos de mesas de formica, arandelas gigantescas. De galería a galería, una portentosa muestra de arte povera.

Las zonas de dolor invaden todos los rincones de todas las ciudades del mundo. Y marcan su arquitectura. Los espacios arquitectónicos valiosos deben reorganizarse y no dinamitarse. ¿Tendría sentido derruir el Palacio de la Moneda, o la sede de la Stasi? ¿O la Casa de Correos de Madrid? Aunque también entiendo que algunos intenten, todavía hoy, acelerar el paso al toparse con algunos de estos edificios. Y eso es de lógica.

Todas las cárceles de la guerra civil española conocieron momentos de contención y dignidad: hombres que salieron para ser fusilados, como Pedro Muñoz Seca, u otros que no salieron e igual murieron, como Julián Besteiro. Y están los que entraron y salieron para volver a entrar durante la dictadura franquista, y así pasaron una vida terrible.

La dignidad no está en la ideología.

Albert Camus, que vivió atormentado por la guerra de Argelia, que él consideró siempre una guerra fratricida, afirmaba: "No se habla de pie al hombre caído". Pues me parece a mí que, aquí, muchos se quedan descaradamente de pie.

Carmen Grimau

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Vacunagate

Ahora sí. Ahora los medios de comunicación más progresistas han decidido por fin ejercer de cuarto poder y, ante las sospechas de que la gripe A fue una amenaza inflada por algunos intereses económicos inconfesables, se lanzan al cogote de la víctima doble página en ristre.

La víctima: la Organización Mundial de la Salud, todo hay que decirlo, no es santo de mi devoción. A sus decisiones sobre el DDT, corregidas demasiado tarde, debemos, entre otras cosas, que la malaria siga campando por sus respetos en un tercio del planeta habitable. Aún así, empieza a enternecer el modo en que algunos de sus responsables balbucean excusas presionados por el implacable escrutinio de los medios.

Los hechos son los siguientes. El doctor Wolfgang Wodarg, presidente de la Comisión de Salud del Consejo de Europa, se ha valido de su cargo para impulsar una investigación sin precedentes contra la OMS. En concreto, se acusa al organismo internacional de haberse plegado a las presiones de la industria farmacéutica para declarar el estado de pandemia tras los primeros brotes de la gripe A. De ese modo, y de manera injustificada, según Wodarg, se ha inflado la necesidad de suministro de vacunas a escala global, con el consiguiente beneficio económico para las empresas del sector.

No me negarán ustedes que la película tiene todos los ingredientes para una nueva teoría conspiranoica progre. Una alarma mundial injustificada, millones de ciudadanos sometidos a una vacunación no exenta de riesgos y, sobre todo, un sector tan capitalista y poderoso como la industria farmacéutica como gran enemigo del pueblo. Casi estoy tentado de comprar la mercancía.

Es cierto, sí, que la gripe A ha terminado siendo una epidemia de andar por casa en comparación con los temores que nos metieron en el cuerpo hace unos meses. Por fortuna, ni el número de infectados ni el número de fallecidos ha llegado a acercarse siquiera a la media de las previsiones manejadas por la OMS en sus informes. Y es cierto que en estas mismas páginas hemos criticado con creces el comportamiento alarmista de algunos expertos, tanto como la endémica incapacidad de informar correctamente a la población que tienen nuestros gobiernos.

Pero ¿ha sido ésta realmente una alarma injustificada? A día de hoy, el número de fallecidos por gripe A supera los 14.000 en todo el planeta, una cifra menor que la que se cobra cada año la gripe estacional normal. En España se ha dejado de informar sobre víctimas desde diciembre, pero parece evidente que las cosas no han ido tan mal como muchos pensaban... pensábamos.

Ahora bien, la frialdad de los datos esconde algunos matices importantes. En primer lugar, que todos estos números han de sumarse a los de la gripe estacional: con lo que el balance final es sumatorio. Es cierto que en muchas regiones del planeta la gripe A ha terminado desplazando al virus estacional, pero ello encierra también una pequeña trampa: ¿qué habría pasado de no haber sido así?

Si la gripe A, en esta primera fase, no ha producido la morbilidad y mortalidad esperada, ¿es porque el virus no era tan agresivo, porque las medidas de protección han funcionado o por mero azar? La ciencia sabe que tarde o temprano (el año que viene o dentro de 10.000, quién sabe) una variante del virus de la gripe aunará al mismo tiempo la capacidad de infección de la gripe común y la agresividad de la gripe aviar. Cuando eso ocurra, nos seguiremos encontrando ante una amenaza difícil de afrontar. Si algo nos ha demostrado el fenómeno de la gripe A es que un microorganismo nuevo tiene capacidad de colarse hasta la cocina de nuestro sistema de prevención en cuestión de semanas. Que ese bicho mate a millones de individuos o simplemente los constipe un par de días no es algo que nuestras autoridades puedan controlar. La supuesta inocuidad de la gripe A no ha sido mérito de la OMS, de las alarmas ni de las medidas preventivas; ha sido mérito de la propia naturaleza.

Pero ¿qué debemos hacer entonces? Ante tal certeza, ¿han de mantenerse las autoridades calladas, sofocando cualquier conato de alarma, esperando que sea la naturaleza del virus la que dé el primer golpe? No han de dolernos prendas en reconocer que incluso la OMS puede acertar alguna vez. Ante la llegada de un nuevo virus desconocido, permítanme que elija, de momento, ponerme en lo peor. El AH1N1 ha demostrado una especial capacidad de resistencia, ha mutado al menos una vez en un mismo periodo pandémico, ha arrojado una inusitada mortalidad infantil y ha demostrado atacar con más virulencia que otros anteriores a poblaciones sanas y jóvenes. ¿No son suficientes motivos para activar todos los mecanismos de control posibles?

Wolfgang Wodarg.
Analicemos el origen de la polémica. Al doctor Wodarg le adorna, además de una angelical melena rubia muy eco-fashion, un currículum repleto de grandes causas de la izquierda. Como europarlamentario alemán socialdemócrata y vicepresidente del Grupo Socialista, fue relevante su actuación en contra de las compañías de seguridad privadas como "erosionadoras del monopolio del estado para el uso de la fuerza". Su interés se centró en la presencia de cuerpos de combate privados –por supuesto, de nacionalidad estadounidense– en entornos bélicos.

Un par de años antes, en 2007, este médico y europarlamentario publicó un informe titulado "Controlar las instituciones, el significado de la participación pública" en el marco de un simposium sobre patentes médicas. En él advertía: "El sistema de patentes, lejos de ser un premio para la innovación, es un arma a favor de los monopolios". Su propuesta consistía en permitir a los estados miembro revocar las decisiones tomadas en el seno de la Oficia Europea de Patentes. O sea, en dar a los gobiernos la potestad de decidir quién tiene la propiedad legal de un fármaco. De ese modo, una empresa que haya invertido millones de dólares y decenas de años de investigación en el desarrollo de un nuevo medicamento podría ver expropiada su capacidad de explotación del mismo si un gobierno decide que se trata de un "bien público".

En 2006, Wodarg fue portavoz del Comité para la Agricultura, el Medio Ambiente y Asuntos Regionales dentro de la Asamblea del Consejo de Europa sobre organismos modificados genéticamente. Su informe, decisivo a la hora de fijar la política europea al respecto, defendió la necesidad de aplicar estrictas normas al comercio de estos organismos, basadas en supuestas lagunas científicas sobre su inocuidad y en la "necesidad de separar a Europa de las prácticas comerciales americanas que son contrarias al principio de bienestar que debe regir la política europea".

Ya se ve, pues, que este azote de la OMS tiene sus pequeños demonios: los transgénicos, la propiedad privada, el derecho a la explotación de las marcas, la seguridad privada... y, por supuesto, los USA. No se le conocen declaraciones en contra de la influencia de las ONG ecologistas en los informes científicos del IPCC o alertando de las manipulaciones de datos relacionados con los efectos del cambio climático sobre el planeta, por ejemplo.

Poner en duda la autoridad de la OMS en cualquier materia, lo reconozco, es tentador. Pero, en este caso, la investigación va por otros derroteros: ya que el cambio climático pierde fuelle, ¿qué tal unas dosis de lucha de clases contra la industria farmacéutica, las patentes médicas y las grandes empresas de Estados Unidos? Los efectos secundarios de esta nueva dinámica no deben dejarse de lado. Porque el único armamento con el que contamos para protegernos de las epidemias es la investigación científica, la respuesta inmunológica rápida y la confianza en la estructura de la industria para generar vacunas en tiempo récord. ¿Se atreve Wodarg a dinamitar el mecanismo de defensa sin saber cuándo llegará la próxima pandemia?

Jorge Alcalde

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De peregrinación al Bulli

Ferrán Adriá.
El anuncio de Fernando Adrián de que cerrará el mítico restaurante El Bulli durante dos años ha desatado el lógico entusiasmo en ese oscuro aunque nutrido grupo de personas que acude a un restaurante de nueva cocina con la absurda pretensión de comer. Eso se hace en la casa de uno, en el ventorrillo de la esquina o en la pizzería, pero no en un local que aspira a figurar en la Guía Michelín.

A un local como el de Adriá se acude a ejercitar regiones de la corteza cerebral que por lo común se encuentran en estado de hibernación; a recibir los estímulos sensitivos que sólo en un lugar así se pueden experimentar. Una experiencia sensorial o, como decía un oyente de esRadio Murcia, un "orgasmo gastronómico" es lo que uno espera cuando se pone en manos de un cocinero revolucionario, no llenar la panza hasta quedar ahíto para atizarse como colofón un leñazo de orujo. Que es una cosa muy respetable también esto último, no me vayan a entender mal, pero desde esas premisas estéticas no se puede juzgar con criterio lo que los nuevos cocineros están desarrollando en sus laboratorios de última generación para asombrar a sus clientes.

Uno, que defiende el pijerío como elemento beneficioso para la estética social, se sorprende cuando ve a gente de cierto nivel abrevando vino peleón y comiendo algo parecido a las repugnantes gallinejas en una taberna con aspecto de haber vivido épocas infinitamente mejores. Si lo hacen porque no les importa la higiene en la restauración todavía tiene un pase, pero si es porque el estilo buhardillero llevado a los fogones se ha puesto de moda, se comprende perfectamente que echen pestes de Adriá(n). Ellos no merecen ir al Santuario del Bulli, al menos hasta que purifiquen su alma y hagan el debido propósito de enmienda.

Porque al Bulli hay que ir de peregrinación al menos una vez en la vida, y quien dice al restaurante de Fernando Adrián dice a cualquier otro de nivel similar de los muchos que hay desperdigados por toda España. No daré nombres porque sus jefes de cocina todavía no han anunciado se que vayan a tomar un par de años sabáticos para reflexionar, pero los hay capaces de emocionar a su clientela tanto como el maestro de Cala Montjoi.

Los genios como Adriá(n) necesitan a veces un par de años para reflexionar, porque deconstruir los alimentos naturales hasta su nivel atómico para volver a edificar una nueva realidad acaba agotando hasta a las mentes más fecundas. El espectrógrafo de masas, los aceleradores de partículas y la desintegradora de protones con isótopos de nitrógeno son elementos indispensables en cualquier cocina moderna, junto con una buena lumbre de sarmientos secos, y no hay que escandalizarse por que las nuevas tecnologías hayan llegado también a la cocina. Los platos servidos después de ese proceso de última generación tienen forzosamente que sorprender al paladar, y eso es lo que venden los restaurantes de alta cocina. Pero para apreciar en su justa medida el valor de lo que ofrece un cocinero de esa talla hay que tener cierta sensibilidad.

Hay también quien critica la nueva cocina desde una perspectiva económica, con el argumento de que sus responsables cobran precios exorbitados por cantidades ridículas de alimento. Nuevamente, se hace necesario recordar las enseñanzas de nuestros escolásticos de los siglos áureos, los primeros en descubrir que el precio de un bien o servicio no se podía fijar de forma objetiva, puesto que el valor de las cosas depende únicamente de la utilidad que representan para el comprador y la intensidad psicológica con que se desea su disfrute. Desde ese erróneo punto de vista, también podría criticarse a los que gastan tres veces más en acudir a un partido de fútbol; para que encima pierda tu equipo y se te quede cara de Montilla.

El Bulli es un santuario y Fernando Adrián un místico, y estoy dispuesto a demostrárselo a cualquiera que opine lo contrario. Sólo tiene que invitarme a comer allí antes de que cierre.

Pablo Molina

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El feto siente dolor más agudamente que un niño que ya ha nacido

La neonatología avanza. El feto no es una agregación de células en letargo sino una nueva vida que siente y reacciona. Descubrimientos actuales demuestran que éste siente dolor más agudamente que un niño que ya ha nacido, pues hasta ese momento no se han generado nuevas estrategias para evitarlo. Thomas Verny, afirma que en el 5º mes de embarazo, el niño se tapa los ojos o los oídos para protegerse de una luz potente cercana o del volumen de música elevado.

El Dr. Bellieni constata que percibe olores, sabores, sonidos y puede soñar. Un estudio de V. J. Collins y S. R. Zielinski evidencia que antes de finalizar el 2º mes “hay una clara respuesta del feto a los estímulos y las ondas del EEG revelan que su cerebro está funcionando”. Algunos médicos abortistas abandonaron su actividad cuando el mismo feto que iban a abortar, abría la boca en lo que se conoce como ‘el grito silencioso’. El académico J. Noonan dice: “En cualquier método abortivo, los niños fallecerán pasando por una agonía mortal. A pesar de sus limitadas capacidades cognitivas y sensitivas, sienten la desintegración de su ser y el fin de sus capacidades vitales”.

La causa está en que entre la 8ª-10ª semana, el centro del dolor (tálamo) ya funciona. “Los receptores sensoriales nerviosos están en la piel antes de la 9ª semana de gestación”, afirma el documento titulado ‘Evidencias científicas del dolor que sufre el feto al ser deliberadamente abortado’.

María Ferraz

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Para los indios, la conquista y evangelización española de América fue una liberación


Tabla del calendario azteca y sus múltiples celebraciones rituales y "festivas". A lo mejor así se entiende mejor por qué para muchos indios la conquista española de América fue una liberación.....

I Atlacacauallo (del 2 de febrero al 21 de febrero) Tláloc, Chalchitlicue, Ehécatl Sacrificio de niños en diversos montes. Extracción de corazones y antropofagia ritual. Sacrificio de prisioneros.

II Tlacaxipehualiztli (del 22 de febrero al 13 de marzo) Xipe Tótec, Huitzilopochtli, Tequitzin-Mayáhuel Sacrificio de cautivos: hombres, mujeres y niños. Extracción de corazones y desollamiento.

III Tozoztontli (del 14 de marzo al 2 de abril) Coatlicue, Tlaloc, Chalchiuhtlicue, Tona Sacrificio de niños.

IV Hueytozoztli (del 3 de abril al 22 de abril) Centéotl, Chicomecacóatl, Tláloc, Quetzalcóatl Continúa el sacrificio de niños (hasta la llegada de lluvias abundantes).

V Toxcatl (del 23 de abril al 12 de mayo) Tezcatlipoca, Huitzilopochtli, Tlacahuepan, Cuexcotzin Sacrificio de un joven cautivo escogido y criado con lujos durante un año. Extracción de corazón.

VI Etzalcualiztli (del 13 de mayo al 1 de junio) Tláloc, Quetzalcóatl Sacrificio de prisioneros ataviados como tlaloques. Extracción de corazones.

VII Tecuilhuitontli (del 2 de junio al 21 de junio) Huixtocíhuatl, Xochipilli Sacrificio de prisioneros y de una mujer ataviada como Huixtocíhuatl.

VIII Hueytecuihutli (del 22 de junio al 11 de julio) Xilonen, Quilaztli-Cihacóatl, Ehécatl, Chicomecóatl Sacrificio de una mujer ataviada como Xilonen. Decapitación y extracción del corazón.

IX Tlaxochimaco (del 12 de julio al 31 de julio) Huitzilopochtli, Tezcatlipoca, Mictlantecuhtli Sacrificio por inanición en cueva o templo[cita requerida]

X Xocotlhuetzin (del 1 de agosto al 20 de agosto) Xiuhtecuhtli, Ixcozauhqui, Otontecuhtli, Chiconquiáhitl, Cuahtlaxayauh, Coyolintáhuatl, Chalmecacíhuatl Sacrificio de prisioneros. Quemados vivos y extracción de los corazones antes de la muerte.

XI Ochpaniztli (del 21 de agosto al 9 de septiembre) Toci, Teteoinan, Chimelcóatl-Chalchiuhcíhuatl, Atlatonin, Atlauhaco, Chiconquiáuitl, Centéotl El sacrificio a Toci culminaba con el sacrificio de una mujer, decapitada por sorpresa: después era desollada y un joven vestía su piel. Sacrificio de cautivos. Extracción de los corazones y desollamiento.

XII Teoleco (del 10 de septiembre al 29 de septiembre) Xochiquétzal Sacrificio de prisioneros, quemados vivos.

XIII Tepeihuitl (del 30 de septiembre al 19 de octubre) Tláloc-Napatecuhtli, Matlalcueye, Xochitécatl, Mayáhuel, Milnáhuatl, dioses del pulque, Napatecuhtli, Chicomecóatl, Xochiquétzal Sacrificio de cuatro mujeres y un hombre. Extracción de los corazones y decapitación. Canibalismo.

XIV Quecholli (del 20 de octubre al 8 de noviembre) Mixcóatl-Tlamatzíncatl, Coatlicue, Izquitécatl, Yoztlamiyáhual, Huitznahuas Sacrificio de esclavos, y hombres y mujeres ataviados como los dioses citados. Extracción de corazones y decapitación.

XV Panquetzaliztli (del 9 de noviembre al 28 de noviembre) Huitzilopochtli Sacrificio de cuatro esclavos en el juego de la pelota. Otros sacrificios en procesión. Combates rituales a muerte entre los esclavos. Sacrificio de prisioneros y esclavos. Extracción de corazones.

XVI Atemoztli (del 29 de noviembre al 18 de diciembre) Tlaloques Sacrificios de niños, y esclavos por decapitación.[cita requerida]

XVII Tititl (del 19 de diciembre al 20 de enero) Tona-Cozcamiauh, Ilamatecuhtli, Yacatecuhtli, dios del infierno, Huitzilncuátec Sacrificio de una esclava ataviada como Ilamatecuhtli. Extracción de corazón y decapitación.

XVIII Izcalli (del 8 de enero al 27 de enero) Ixcozauhqui-Xiuhtecuhtli, Cihuatontli, Nancotlaceuhqui Sacrificio de prisioneros y esclavos representando a Xiuhtecuhtli y sus mujeres (solo cada cuatro años). Sacrificios de esclavos cebados a cuenta de devotos que querían ganar prestigio.

Nemontemi (del 28 de enero al 1 de febrero) Cinco días baldíos, aciagos. No hay rituales; ayuno general.

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sábado, 30 de janeiro de 2010

Gracias, Trini

Me conmueve que la ministra de Sanidad, Trinidad Jiménez, invierta su valioso tiempo y nuestro dinero en promover una sexualidad placentera para el bienestar social. La defensa del cibersexo como forma de satisfacción sin riesgo de embarazo es un detalle que no podremos olvidar de ahora en adelante. Ignoro de qué se trata el cibersexo. Me figuro que mantener relaciones íntimas con un ordenador. Ahí tiene toda la razón doña Trini. Dejar embarazado a un ordenador no está al alcance de casi nadie. Se puede copular tranquilamente con él, sin riesgo. Lo he experimentado esta noche y me he llevado una pequeña decepción. No resulta excesivamente placentero. No me pone. Reconozco que he podido equivocarme de pareja. He elegido para mi experiencia un portátil, cuando es posible que la satisfacción placentera la proporcione un ordenador fijo. Sucede que para llevarse un ordenador fijo a la cama, con impresora y todo, es preciso contratar un servicio de mudanzas. Pero no quiero aparecer ante la opinión pública como un egoísta. Si Trinidad Jiménez, que sabe muchísimo de Sanidad, nos ha ofrecido a los españoles la maravilla del cibersexo, será porque ella lo ha probado y el resultado ha sido plenamente satisfactorio. Claro, que el ordenador es masculino, en tanto que lo único que encuentro femenino en mis alrededores es la impresora, y con la impresora poco se puede hacer.

Rompe con este proyecto doña Trinidad su imagen de prohibicionista. Admirable se me antoja su reto de «revisar el rol reproductivo de las mujeres en su nueva estrategia de salud sexual». Años y años lleva la ciudadanía exigiendo la revisión de ese rol. No de un rol cualquiera, sino del rol reproductivo de la mujer. Lo que no termino de entender es que doña Trinidad se empeñe en fomentar el rol reproductivo y su compañera en el Gobierno, doña Bibiana, se empecine en el rol destructor. Reproducir para destruir posteriormente no tiene sentido. Un rol choca con otro rol. Para mí, que doña Trinidad y doña Bibiana harían muy bien en reunirse para centrar los roles de una vez por todas. Tanto un rol como el otro dependen de Sanidad, y ahí doña Trinidad tendría que imponerse a doña Bibiana, nuestra chispeante ministra de Igualdad y profesora de flamenco.

En el documento se lee: «El cibersexo satisface deseos sin riesgo de embarazo o infecciones». Formidable noticia. Espectacular avance. Novedosa esperanza. Ahora que los niños en España empiezan a acostumbrarse a que su padre se llame Manolo y su madre Ramón, o que papá sea Vanesa y mamá Rosa Mari, van a necesitar una nueva readaptación anímica. No otra que aceptar con plena naturalidad que su padre se llame Honorio y su madre IBM, o que su madre responda al nombre de Cristina y su padre de Hewlett-Packard. No se trata de un problema insalvable, pero sí delicado y sujeto a la sensibilidad de cada niño.

En otras ocasiones no he sido en exceso benevolente con doña Trinidad Jiménez, a la que mucho estimo en lo personal. Pero hoy me quito el sombrero, a pesar de recordar que mi experiencia cibersexual ha constituido un fracaso rotundo. No obstante, si la mayoría disfruta de una satisfacción placentera, por mi parte y por motivos de avanzada edad, me callo. Hora es de que los gobernantes conecten con las demandas y los roles de la ciudadanía. Bien, Trini. Gracias.

Alfonso Ussía

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El Prado y la propaganda

El Gobierno vuelve a conmemorar, como ya se hiciera en 2004, uno de los episodios más espectacularmente trágicos de nuestra guerra civil, la salida de las obras maestras de la colección del Museo del Prado en 1936. El motivo de aquella expedición fueron los bombardeos de Madrid por el ejército nacional, que pusieron en peligro las pinturas. La decisión de sacar las obras de Madrid fue discutible, porque en la ciudad había recintos inexpugnables, como los sótanos del Ministerio de Hacienda, donde –eso sí– se instaló la Junta de Defensa. Aun así, se puede entender. Se entiende menos que en Valencia, también bombardeada, estuvieran almacenadas con la máxima publicidad en las Torres de Serranos, un edificio sin la menor protección que requirió obras de adaptación. Y lo que ya no se entiende en absoluto es la decisión de sacar las obras de España en condiciones lamentables, tanto que «El 2 de mayo» y «Los fusilamientos» sufrieron desgarraduras serias en el traslado. Azaña se sentía abrumado por la responsabilidad y dejó amplio testimonio de su pavor en sus escritos. Al margen queda el trabajo de los técnicos, como Timoteo Pérez Rubio, que se esforzaron sin duda alguna por salvar las pinturas. Toda la operación desprende un inequívoco tufillo a propaganda política, y da la impresión de que si el bando nacional puso en peligro el Prado con los bombardeos, el republicano lo utilizó para fines propagandísticos. El asunto es un ejemplo perfecto de lo que NO se debe hacer nunca, y de lo que NO se debería volver a hacer. Pues bien, el mismo tufo de propaganda suscita la conmemoración partidista de aquellos hechos lamentables. Puestos a recordar, no estaría mal que alguna institución se encargara de exponer con rigor histórico y publicidad suficiente la obra de destrucción del patrimonio artístico español de la que fue responsable la Segunda República. No ha habido en toda nuestra historia un régimen tan devastador como aquél.

José María Marco

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El intérprete

Cuando diriges un país de peso, hablar inglés es casi obligado. No digo ya accurately, o con precisión, que eso es oficio de poetas, pero sí al menos fluently, o con fluidez, que es oficio de políticos. De lo contrario, corres el riego de tener que viajar con escolta lingüística a todas partes, o de quedarte compuesto y sin auriculares. Aun en el caso de que tengas pocas cosas que decir, y demasiadas que escuchar, las formas son the forms y the forms son las formas. También el César tiene que parecerlo.

En el Foro de Davos, nuestro presidente necesitó un intérprete y, como ni siquiera estaba previsto, tuvo a los caballeros de su mesa redonda muriéndose de hastío no sé cuántos minutos. Craso error. Arafat hablaba un inglés zarrapastroso y yo creo que precisamente por eso llegaba a acuerdos inconcebibles. Con un poco de ese valor torero que a todo español se le supone, nuestro hombre en Los Alpes debería haberse lanzado al ruedo y anunciar por sí mismo su cut of dilapidations, o recorte del gasto público, por poner un ejemplo.

También habría podido decir en el idioma del Imperio que a little bit of please, porque en Spain no ha habido ningún bank que se haya declarado en bank-broken, o que tenemos una trajectory de serious country, o que ya está a punto de salir del oven el stroke of pension, que suena mejor que pensionazo. No le habría entendido nadie, por supuesto, pero a estas alturas qué más dará, dadas nuestras miserias. From the lost to the river, ¿no les parece? O, dicho en castellano, de perdidos al río.

Laura Campmany

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Ni papa

Como bien sabe Ángela Murillo, una buena parte de los etarras y de sus secuaces están de euskera más o menos como ella y los magistrados de la Audiencia Nacional, o sea, no entienden ni papa. De ahí que, cuando quieren enterarse de algo, lo ponen en español, como en su periódico Gara, donde las informaciones relevantes están en el idioma del «pueblo opresor» que es el suyo propio. Y el euskera lo dejan más bien para organizar espectáculos en la Audiencia. Que de eso se trata con el idioma, de usarlo como arma de combate y no como medio de comunicación.

Sea para boicotear un juicio en la Audiencia, para ponerle un artefacto explosivo al catedrático Blanco Valdés en Galicia o para freír a multas a todo hijo de vecino en Cataluña. El aspecto grotesco del asunto es que una buena parte de los propios fanáticos, sobre todo en el País Vasco, o no entienden ni papa de su arma de combate o no lo usan ni papa. En la intimidad, quiero decir, cuando el resto de fanáticos no los tiene a tiro. Y algo parecido pasa en Galicia y Cataluña, donde la extremada e incómoda semejanza con la lengua repudiada facilita la comprensión, pero no estimula el uso. Y si no, que se lo pregunten a los empresarios de las salas de cine catalanas, desesperados porque les obligan a doblar cine al catalán y se temen que hasta los más fanáticos hagan lo que los lectores del Gara, enterarse de la película en español, que para eso está un idioma, para enterarse.

Pero como el fanatismo lingüístico tiene a este país temblando tanto como esa pobre intérprete que pedía perdón a la abogada de Otegi hasta por lo que traducía correctamente, seguimos en lo de siempre. En que los fanáticos usan, abusan, reprimen y persiguen mientras tantas élites políticas e intelectuales hacen como que no ven o que no entienden. Ni papa.

Edurne Uriarte - Catedrática de Ciencia Política de la Universidad del País Vasco

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La raspa del jubilado

El Gobierno anuncia que retrasará la edad de jubilación, pero lo hace al modo embarullado que unos pocos días antes empleó Adrià, el archipámpano de los fogones, para anunciar que su restaurante cerrará durante un par de años. El género literario del Gobierno, como el del archipámpano de los fogones, es el engañabobos; y consiste en envolver las cosas sencillas en una nube de tinta (o nitrógeno líquido) que las esferifica, las deconstruye, las carameliza y las infla de humo, de tal modo que, cuando te las quieres llevar a la boca, han desaparecido como por arte de birlibirloque. Pero el engañabobos no sería completo si, a la vez que desaparece la comida que querías llevarte a la boca, no desapareciese también el dinero de tu cartera. Y así como el archipámpano de los fogones coge una raspa de sardina, la reboza en algodón de azúcar y la presenta en el plato como una ambrosía culinaria, previo pago de un potosí, el Gobierno birla nuestros dineros, los reboza en el algodón de azúcar de la propaganda y nos los devuelve convertidos en una raspa de sardina cuando nos jubilamos. Conque, traducido de la jerga del engañabobos al román paladino, retrasar la edad de jubilación significa que van a birlarnos más dineros y a ponernos en el plato menos raspas de sardina; aunque, desde luego, la dieta forzosa la compensarán atiborrándonos con el algodón de azúcar de la propaganda, que no sólo de raspas de sardina vive el jubilado.

Para envolver en una nube de tinta su birlibirloque, el Gobierno ha diseñado un «sistema progresivo de plazos» que es la monda, según el cual por cada año que pase el postulante a jubilado tendrá que prolongar un par de meses más su persecución de la raspa de sardina, como Aquiles persigue a la huidiza tortuga en la célebre paradoja de Zenón de Elea, sin alcanzarla nunca. El fin de tan estrambótica carrera lo sitúa el Gobierno en 2024, que es tanto como situarlo en calendas griegas: pues, a menos que uno sea un progresista de tomo y lomo, sabe que el futuro no existe; y también que, cuando se deja para mañana lo que se puede hacer hoy, lo que en realidad se pretende es que el mañana sea la golosina de Tántalo, que cuando ya creemos alcanzarla con la punta de los dedos vuelve a alejarse de nuestro alcance. Y en pos de la golosina de la jubilación seguiremos corriendo, como Aquiles en pos de la tortuga, per saecula saeculorum; porque la cruda verdad que se esconde detrás de esta forma embarullada de retrasar la edad de jubilación es que las raspas de sardina se están acabando. Y antes de que se acaben del todo quieren birlarnos más dineros.

Pero, en el género del engañabobos, a la vez que engatusas con la golosina del futuro, tienes que mantener el engaño del presente con mañas de pícaro, convenciendo a los pobres ilusos de que la raspa de sardina que les sirves en el plato es un suculento manjar. A esta empresa se ha lanzado con entusiasmo el ministro Corbacho, que en una carta escrita con prosa mazorral e inepta asegura a los jubilados que «el mantenimiento de su poder adquisitivo queda plenamente garantizado y mejorado». «Garantizar plenamente el mantenimiento del poder adquisitivo» significa, traducido de la jerga del engañabobos, que España seguirá siendo el país europeo donde más jubilados pasan hambre; o sea, donde más se racanea la raspa de la sardina. Pero, ¿qué significa, en la jerga del engañabobos, «mejorar» el poder adquisitivo de los jubilados? Pues significa que la subida de las retenciones será mayor que la exigua subida de su pensión; o sea, que se encoge la raspa de la sardina a la vez que se aumenta la costra de algodón de azúcar de la propaganda. Una fórmula sabrosísima que el archipámpano de los fogones podría imitar, para endulzar las tripas horras de sus clientes, después del retiro de dos años que nos lo devolverá pletórico de creatividad.

Juan Manuel de Prada

www.juanmanueldeprada.com
 
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