segunda-feira, 25 de janeiro de 2010

EE.UU. admite que no hay protección posible contra los asteroides


No hay forma de protegernos. El informe definitivo del comité oficial creado en Estados Unidos para determinar el alcance real del posible impacto de un asteroide contra la Tierra reconoce que, si bien existen diversas fórmulas para hacer frente a un fenómeno de este tipo, ninguno sería puesto en práctica con la rapidez suficiente en el caso de impacto inmediato.

El National Research Council (NRC) recibió en 2008 el encargo del Congreso de Estados Unidos de elevarle recomendaciones para cumplir el mandato recibido en 2005 por la NASA de identificar todo objeto próximo a la Tierra de al menos 140 metros de diámetro antes de 2020. Se trata de los denominados NEOS (por las siglas en inglés de near-Earth objects); cometas o meteoros que pueden resultar peligrosos por acercarse o cruzar la órbita de nuestro planeta.

El año pasado, un primer borrador del informe ya advertía de que los 4 millones de dólares presupuestados para este fin son claramente insuficientes. En su informe final, conocido este viernes, el comité propone utilizar un sistema de vigilancia que combine telescopios espaciales y terrestres. De forma, pide asegurar el mantenimiento de operaciones del radiotelescopio de Arecibo, en Puerto Rico, y . recomienda monitorizar objetos espaciales más pequeños, a partir de 30 metros de diámetro, que pueden ser altamente destructivos, según se ha revelado recientemente. También se insta al seguimiento continuo del cielo y se recomienda que Estados Unidos lidere una entidad internacional que desarrolle un plan detallado para el crear respuestas a los peligros que representan estos objetos.

«Nuevos e inmaduros»

El informe también examina los diferentes métodos de defensa contra los asteroides y objetos similares, y se reconoce que todos ellos son «nuevos e inmaduros», y que no existe una aproximación sencilla para dar respuesta a todo el rango de amenazas de los objetos cercanos a la Tierra. «Con suficiente margen de tiempo, hasta cuatro tipos de respuesta pueden resultar adecuadas para hacer frente a la amenaza de estos objetos, excepto de los más grandes», afirma.

Asi, refiere acciones de defensa civil (evacuación, refugio, infraestructura de emergencia) que pueden minimizar el número de víctimas en eventos de objetos de pequeño tamaño. También cita la posibilidad de enviar una nave que ejerza una fuerza que logre cambiar lentamente la órbita de colisión, que sólo sería eficaz con objetos de hasta 100 metros de diámetro, o incluso algunos cientos de metros, si bien esto sólo sería posible si la amenaza se detecta con décadas de anticipación. En tercer lugar, se refiere a los métodos kinéticos, de desviación de órbita mediante una nave que se pose en el objeto, alternativa que también requiere años de adelanto pero que valdría para objetos de incluso un kilómetro de diámetro. Como última posibilidad, se apunta a explosiones nucleares como única respuesta posible a objetos de más de un kilómetro o para los más pequeños si el resto de respuestas falla.

«Aunque todos esos métodos son conceptualmente válidos -concluye el informe- ninguno está disponible en la actualidad como para ser aplicado en caso de amenaza inminente. La defensa civil y los impactadores kinéticos son posiblemente los más asequibles, pero incluso éstos requieren estudios adicionales antes de que se pueda confiar en ellos».

Rusia lo intentará

Hay lugar para la esperanza. Hace algunas semanas, la agencia espacial rusa, Roscosmos, anunciaba su intención de elaborar un plan para evitar el posible impacto del asteroide Apophis sobre la superficie de La Tierra, previsto a partir de 2030. El proyecto, aseguraba, tendrá como guía «las leyes de la física, y no utilizará bombas nucleares». A pesar de que el riesgo real es mínimo a día de hoy, el temor a que un fenómeno semejante pueda producirse no admitía dudas en las palabras del presidente de la agencia, Anatoli Perminov: «La vida de la gente está en juego. Debemos (...) diseñar un sistema que pueda prevenir una colisión en lugar de esperar a que ocurra y mueran cientos de miles de personas», advertía.

www.abc.es


Las siete fórmulas contra los NEOs
Estos son los siete métodos más conocidos en la guerra contra los asteroides:

-Usar la fuerza gravitacional: Cada objeto ejerce una fuerza gravitacional, también una nave espacial. Simplemente, colocando una nave enviada con ese propósito encima de la roca, podría moverla de su órbita. La aproximación podría ser realizada por la sonda Dawn, que fue lanzada en en 2007 para examinar Vesta y Ceres y que finalizará sus tareas en el cinturón de asteroides en 2015. Sin embargo, esta estrategia puede resultar muy lenta, ya que alterar el trayecto del asteroide puede requerir años e incluso décadas.

-Explosiones nucleares: La más polémica y la más espectacular, es la solución que encuentran los héroes de la película «Armageddon». Se trata de colocar una bomba en el asteroide amenazante y romperlo en mil pedazos antes de que se precipite contra nosotros. Existe un riesgo: que alguna de esas pequeñas piezas descontroladas, mucho más difíciles de detectar, siga teniendo el empeño de empotrarse contra nuestro planeta.

-Explosiones múltiples: Un mejor uso de las armas nucleares podría ser la detonación de una serie de pequeños artefactos nucleares en diferentes puntos del asteroide, lo suficientemente lejos unos de otros para que no fracturen la enorme piedra. En el espacio, las explosiones nucleares trasmitirían una fuerza relativamente pequeña, pero un buen número de ellas podrían crear una forma de propulsión, suficiente para enviar la roca lejos del camino a casa.

-Un empujón: Es la idea del viejo proyecto «Don Quijote», desarrollado por la empresa española Deimos Space para defender a la Tierra del impacto de asteroides. Con la financiación de la Agencia Espacial Europea (ESA), la compañía aspiraba a enviar la sonda en 2015 al asteroide «Apophis», el que tiene más peligro de chocar contra nuestro planeta, de forma que impactara contra la roca espacial para desviar su trayectoria. Sin embargo, fuentes de la empresa señalaron el pasado año que «Don Quijote» se limitará a realizar una misión de prueba de tecnología y de estudio de la órbita y las características del asteroide. Y eso en caso de que la ESA ofrezca su ayuda.

-La presión de la luz solar: Una vela solar podría utilizar la pequeña pero constante presión de la luz del sol sobre una amplia zona para gradualmente mover el asteroide. Las dificultades incluyen el tamaño del artefacto: la vela necesitaría un tamaño de 5.000 kilómetros cuadrados.

-Perforación: Un dispositivo de minería capaz de perforar la roca y expulsar sus desechos a gran velocidad hasta llegar a sus entrañas. El objetivo es disminuir la masa del enemigo lo más posible.

-Una capa de pintura: Una nave vuela hacia el objeto para, literalmente, pintarlo. La sustancia atrae la radiación solar en un determinada zona y lo reirradia mientras rota. Esto produce un ligero desequilibrio que, lentamente, modifica la trayectoria del asteroide. Es lo que se llama el Efecto Yarkovsky, denominado así por el ingeniero ruso que lo descubrió hace un siglo.

Nenhum comentário:

 
Locations of visitors to this page