terça-feira, 26 de janeiro de 2010

Socialismo sin fin

¿Que celebramos –en noviembre– la caída del Muro? Pues, en consecuencia, lo reconstruyen. Lo dicen tanto los recalcitrantes comunistas que aún declaran seguir con sus iconos como los iluminados del socialismo del siglo XXI y quienes desde Occidente los apoyan.

Y lo suscriben, aunque no lo digan, los que reeditan el socialismo en todas sus fórmulas, los que levantan muros no de incomprensión o intolerancia, sino contra la propiedad privada y la libre competencia empresarial. Es preciso no perder el norte con las celebraciones propias de aniversarios como el que acabamos de vivir y responder a la pregunta: ¿se ha acabado el socialismo? Muchos de los que celebran el fin del Muro, ¿en verdad lo enterrarían por completo?

Quizá lo primero sería saber qué cosa sea eso del socialismo, y qué hace falta para inhumarlo.

El de la Escuela Austriaca es un estudio del socialismo especialmente clarificador. Si bien hubo autores, como el propio Mises, que definía el socialismo como el régimen de propiedad colectiva de los medios de producción, lo cierto es que así sólo es posible ver una parte del problema. Por eso era necesario superar la primitiva formulación basada en la propiedad de los medios de producción y pasar al hecho profundo que ese socialismo (que podemos llamar soviético, el que dicen que cayó con el muro de Berlín) comparte con cualquier otra modalidad de intervencionismo público: que obstaculiza o impide la función empresarial.

Mises.
Incluso la importante aportación de H. H. Hoppe, que definió el socialismo como todo sistema de agresión a los derechos de propiedad, puede ser mejorada con lo que tienen que decir sobre la empresarialidad los profesores Kirzner y Huerta de Soto. Uniendo los análisis dinámicos de Mises y Rothbard con los basados en la dispersión del conocimiento y sus secuelas (efecto aprendizaje, etc.), el profesor Huerta define el socialismo como todo sistema que obstaculiza o impide, mediante una agresión sistemática, la función empresarial en alguna de las áreas de la economía.

Esta definición tiene la virtud de ser un potente foco analítico para desvelar todas las agresiones a la función empresarial en cualquier régimen sociopolítico. El respeto a la función empresarial conlleva tanto el respeto a la propiedad privada existente como a la apropiación futura de los beneficios derivados de la tarea empresarial de descubrimiento, así como de su acción coordinadora.

El debate sobre el socialismo tiene una enorme actualidad. Aunque los partidarios del socialismo hayan rebajado el énfasis, lo cierto es que sus planteamientos reviven, y se reformulan de diversas maneras: ahí están los nuevos teóricos de la administración pública, que pretenden introducir en ella lo que llaman "reformas de mercado", en una suerte de revival del "socialismo de mercado". Algo que ya intentaron Durbin, Dickinson y otros entregados a la salvación de lo insalvable y que hoy reinventan economistas de diversas escuelas aplicándolo a sectores determinados.

Se trata de un debate ya ganado por la Escuela Austriaca en la teoría, pero no en la práctica.


© AIPE

JOAQUÍN SANTIAGO RUBIO, miembro del Instituto Juan de Mariana.

http://revista.libertaddigital.com

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