La estrategia de Zapatero en la pasada legislatura fue de toma de poder. Comenzó con pequeñas manifestaciones estudiantiles y terminó con movilizaciones masivas y violentas y la «derechona» se convirtió en una organización «asesina». Al tiempo, los comunicadores del PP decidieron hacer una campaña de perfil bajo, que se dice. Para no despertar a los dormidos. Pero a éstos les despertaron las bombas del 11 de marzo y se creyeron que los «populares» habían incendiado el Reichstag.
Dejando a un lado la cuestión de la autoría de la masacre, cabe decir que quizá ésta no hubiera tenido efectos electorales tan decisivos en el caso de que la campaña del PP no hubiera sido tan insustancial. En todo caso, la legislatura actual es completamente la inversa a la anterior. Tan sólo es semejante a aquella en que la campaña del PP vuelve a ser de perfil bajo, lo que es normal, si pensamos que se trata del mismo equipo y del mismo candidato. Y digo que tan sólo es semejante en ese punto porque el desarrollo de la campaña ha sido completamente distinto. En esta ocasión ha sido la derecha la que ha salido a la calle, la que ha organizado unas manifestaciones tan grandiosas que hay que remontarse a la posterior al 23-F y la que se hizo en defensa de la vida de Miguel Ángel Blanco para encontrar precedentes semejantes. Así que el comportamiento de la derecha ha sido el inverso al que tuvo la izquierda en la legislatura anterior. Ésta siempre iba a más y el PP ha ido progresivamente a menos.
Se diría que aquella, como dije al comienzo, fue la propia de un asalto al poder y la dirigida por Mariano Rajoy es un ejemplo de tibieza. Menos mal que la subida del paro ha venido a animarla. Como si no hubieran constituido suficiente materia para una fuerte campaña electoral, las negociaciones con ETA, el fracaso del «proceso de paz»; el manteimiento de la decisión del Parlamento que permitirá proseguir aquellas cuando lo decida Zapatero; la ruptura de la unidad de España proclamada en el Estatuto catalán; la normalización del aborto (cien mil casos en un año), la defensa de la eutanasia como un recurso aconsejable y la vuelta al anticlericalismo beligerante...
César Alonso de los Ríos - www.abc.es
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