terça-feira, 2 de fevereiro de 2010

La utilidad del inglés

El debate, llamémoslo así, de anteayer en el blog, sobre el desplazamiento del español por el inglés en la propia España y países hispanos, acompañado de un declive progresivo y al parecer imparable de la productividad cultural hispana (una cosa va con la otra, y esto sí que es un páramo) demuestra lo que a su vez sostenía: la incapacidad, debida probablemente a un defecto de la enseñanza, del universitario medio para discutir con un poco de rigor sobre cualquier tema que vaya más allá del fútbol o de cosas demasiado obvias. Un anglófilo –nada que ver con los ingleses, que suelen ser poco beatos y más conscientes de sus intereses– afirma que el español no es idioma adecuado para la democracia; otro se burla diciendo que con el alemán se terminará indefectiblemente en el nazismo y con el ruso en el bolchevismo, aunque falla en el inglés, exagerando los méritos de Churchill o de la Thatcher (tenía que haber dicho: con el inglés se termina por exterminar a los aborígenes y bombardear masivamente a las poblaciones civiles, incluso con bombas atómicas...) En el concurso de disparates, uno aporta el pensamiento de que el rock es la principal vía por la que se impone el inglés, ya que a él y a otros les gusta mucho ese género musical, y hay quien rebate, algo patrioteramente, que "A nivel cultural, la literatura, la canción, libros de ensayo, de historia, los mejores literatos, poetas, cantantes, cantautores y en muchos más sectores el español es muy importante por no decir predominante. Y eso es una evidencia" La evidencia es exactamente la contraria: ni en literatura, en ensayo historia o música popular está España, como media, a mejor nivel que en el cine. Y que el resto de Europa no esté mejor, no es un consuelo. Y también en esos campos el inglés avanza avasalladoramente por España.

Se ha creado el mito de "la utilidad del inglés", que obligaría a ponerlo en la enseñanza al mismo nivel que el español en lugar de enseñarlo como idioma extranjero. El inglés es útil para muchos profesionales, científicos e investigadores, porque la mayor parte de las cosas interesantes que se publican en la mayor parte de esos terrenos está en inglés. Aun así, cuando existen buenos traductores y traducciones, esa utilidad disminuye. No recuerdo que Ramón y Cajal dominase el inglés, y en todo caso era un gran defensor del español. Pero para la inmensa mayoría de la gente que vive en España, el inglés es perfectamente inútil, salvo en sus viajes turísticos para preguntar en el hotel el número de la habitación u otras informaciones banales, y aun en eso hay cada vez más recepcionistas que hablan español. El inglés es, por otra parte, fácil de chapurrear pero difícil de hablar con corrección, y la mayor parte de quienes lo estudian hace muy mal negocio económico, pues no pasan de chapurrearlo a un coste muy alto en tiempo y dinero. No obstante, es muy conveniente estudiar idiomas extranjeros, y ante todo el inglés, porque, al margen de su dudosa utilidad práctica para la gran mayoría, y aun conocido someramente, abre ventanas sobre otras culturas y amplía el horizonte vital.

Pero estas son cosas casi triviales, y no son en absoluto el problema. El problema es que la utilidad del inglés se está creando mediante la obligación impuesta desde arriba de saberlo, innecesariamente, para numerosas profesiones y empleos en la propia España; mediante su empleo en las comunicaciones internas de empresas en España misma;, mediante universidades que ya dan sus clases en inglés como la SEK, cuyos alumnos se convertirán casi automáticamente en nuevos promotores e impositores del idioma "superior" dentro del país, mediante la exigencia de redactar en ese idioma trabajos científicos de todo tipo, incluida la filología española; mediante la exposición creciente de anuncios que van llenando el espacio público y desplazando de él al español; mediante el intento de equipararlo en todas las actividades cultas, lo que equivale no a igualarlo, sino a situarlo en un nivel superior como idioma de prestigio... una verdadera colonización cultural, que nosotros mismos pagamos. En tantísimos otros procesos en marcha ante los ojos bovinos de una mayoría falta de sentido crítico o de conciencia de la propia cultura, o bien educada en la telebasura y el botellón.

Este es el problema, un problema extremadamente grave, y este el debate. Pero no parece haber forma de encauzarlo.

Pío Moa

http://blogs.libertaddigital.com/presente-y-pasado


* Me comunican que existe un libro en 5 tomos titulado "Dispersión y destrucción del Patrimonio Artístico Español" de José Luis García de Paz, publicado en 2007, que parece ser lo más completo publicado hasta el presente sobre el gigantesco expolio practicado por los rojos. Rojos como el presi Zapo, sus cotorrillas y sus tiorrillos.

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