Partimos de Dios
en busca de Dios,
sin saber qué buscamos.
El dios con minúscula,
5 el dios bajo cielo,
el cielo que es mar,
sobre aire que es cielo,
¡entre aire y marcielo,
y que es pleamar, y que es pleacielo!
10 El dios deseante,
el dios deseado,
-¡el dios deseado y deseante!-
me trae este Dios,
un dios Dios tan DIOS,
15 ¡un dios: DIOS DIOS DIOS!
… que al cabo de todos los cabos,
que al borde de todos los bordes
un día encontramos.
Cada vez más suelto, y más desasido;
20 cada vez más libre, más ¡y más! ¡y más!
a una libertad de puertas de Dios.
Y entonces la puerta se abre… y ¡más libertad!
Estoy pasando la cuerda,
cuerda que Tú me has tendido,
25 Dios mío, mi dios, ¡Dios mío!
¡Dios mío, no soples, Dios!
Siento la inminencia del dios Dios,
del Dios con mayúscula,
-el que nos enseñaron cuando niños
30 y no aprendimos-.
¡Dios se me cierne en apretura de aire!
¡Se me está viniendo Dios
en inminencia de alma!
¡Se me está acercando Dios
35 en inminencia de amor!
¡Se me está llegando Dios
en inminencia de Dios!
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