Más que goteo, se ha producido en estas últimas fechas una auténtica catarata de noticias relacionadas, en mayor o menor grado, con el 11-M. Hemos sabido, por ejemplo, que el juez Velasco viajará a Marruecos para interrogar a ese suicida resucitado llamado Mohamed Belhadj. Esperemos que con eso puedan aclararse todas las incógnitas relativas a su periplo de cinco años por vaya usted a saber dónde. Aunque lo más interesante no será ese dónde, sino saber con qué colaboración ha contado este ex-suicida para sustraerse durante cinco años a la acción de la justicia. ¿En qué momento supieron los servicios de información españoles que Belhadj estaba en Siria?
La pregunta tiene aún más miga porque ayer se difundía la noticia de que otro de los "islamistas de cámara" de nuestros servicios de información, Mustafá Setmarian, también estaría al parecer en Siria, supongo que aparcado como Belhadj, a la espera de que haga falta sacar de la chistera a algún nuevo cerebro del 11-M. Algún día, alguien tendrá que explicarnos cuáles son los términos concretos del subcontrato que parece que tenemos con los servicios de información sirios. ¿Qué se supone que les damos a cambio?
Por otro lado, hemos conocido también que Brahim Moussaten ha decido demandar al estado español por haberle encarcelado de manera injusta durante las investigaciones del 11-M. La noticia se conoce al mismo tiempo que las resoluciones del Tribunal Constitucional desestimando la admisión a trámite de los recursos de cuatro de los condenados en el juicio del 11-M: Youssef Belhadj, Fouad El Morabit, Rafá Zouhier y Hamid Ahmidan. Un quinto condenado, Hassan El Haski, ni siquiera verá rechazado su recurso ante el Constitucional, por la sencilla razón de que su abogado no ha llegado a presentar uno.
Y, hablando de Fouad El Morabit, nos encontramos en La Nueva España con una entrevista a Rabia Gaya, el argelino amigo de Fernando Huarte que ayudó a Fouad a conseguir el permiso de residencia en España. Según informa La Nueva España, Rabia Gaya ha recibido la nacionalidad española y se ha afiliado al PSOE. Sostiene el entrevistado que "declarar como testigo en el juicio del 11-M fue hasta un favor, porque así me pude justificar". Aunque no tengo yo tan claro quién hacía el favor a quién. Quizá tenga razón el dicho: favor con favor se paga.
Muy llamativa también la deriva que van tomando las investigaciones acerca del accidente del avión francés. Ahora nos cuentan que dos pasajeros con apellidos coincidentes con los de presuntos terroristas islámicos viajaban el avión. Pero lo que me llama la atención de la noticia no es eso (¿acaso los terroristas islámicos conocidos por la policía viajan en avión con su nombre real y nadie les impide subir al aparato?), sino la mención que se hace a que hasta el momento "no ha habido ninguna reivindicación seria". ¿Pero entonces es que sí ha habido reivindicaciones, aunque fueran poco serias? ¿Quién decide la seriedad o no seriedad de una reivindicación? ¿Por qué las autoridades francesas están dando la sensación de estar voluntariamente ocultando información sobre el accidente? ¿Están quizá dosificando los datos? ¿Tiene algo que ver en esa dosificación el hecho de que el pasado domingo se celebraran elecciones europeas? ¿Por qué se generaliza cada vez más la incómoda idea de que las autoridades manipulan a placer los hechos relacionados con la lucha antiterrorista, decidiendo sobre la marcha qué es lo que los ciudadanos tienen derecho a conocer y qué no?
Es la sensación que uno saca al ver no sólo la actitud de las autoridades francesas, sino también de las británicas, que cometieron numerosas irregularidades en la investigación de ese extraño atentado en Omagh, cometido por ese no menos extraño grupo denominado IRA-Auténtico. La justicia británica ha enmendado parcialmente las cosas esta semana, al condenar por la vía civil a varios responsables de la matanza, a instancias de las víctimas de la misma. ¿Deberán quizá las asociaciones de víctimas en España seguir el ejemplo, y recurrir a la vía civil para reabrir el caso del 11-M?
En muchas ocasiones, alguna persona especialmente escéptica me suele espetar, al discutir sobre el 11-M, que es que "no puede ser mentira todo lo que nos han contado". Sin embargo, ahora también sabemos, como se encargaba de recordar la revista Interviú, que el incendio del Hotel Corona de Aragón no fue un accidente. A diferencia de lo que el gobierno de UCD sostuvo (con la complicidad de la oposición socialista), aquello fue un atentado en toda regla. Así lo han reconocido, treinta años después de los hechos, los tribunales españoles, otorgando la condición de víctimas del terrorismo a las víctimas de aquel incendio.
Aquello fue un atentado que se ocultó a la opinión pública porque así lo decidió la casta que nos gobierna. ¿Con qué derecho lo hicieron? ¿Qué efectos políticos se pretendía conseguir o evitar al ocultar a la opinión pública los hechos? ¿Se hubieran desarrollado igual los acontecimientos políticos posteriores si no se le hubiera ocultado la verdad a los ciudadanos? La verdad es que resulta interesantísimo imaginar qué hubiera sido de España sin aquella mentira de estado del Corona de Aragón.
Igual de interesante que imaginar qué habría sido de España en estos cinco años sin la mentira de estado del 11-M, ¿verdad?
P.D.: Por último, un par de apuntes. En primer lugar, mi más sincera felicitación a Francisco José Alcaraz y a su mujer Mamen, que han ganado el juicio contra una productora que elaboró un vídeo difamatorio contra ellos. Ya era hora de que alguien pagara por las mentiras difundidas sobre Alcaraz.
Y en segundo lugar, animaros a todos a colaborar en la cena benéfica organizada por la Asociación Sandra Palo, que tendrá lugar el próximo día 23 en el Hipódromo de la Zarzuela. Podéis encontrar más información en la web www.sandrapalo.com.
Luis del Pino
http://blogs.libertaddigital.com/enigmas-del-11-m
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