quinta-feira, 8 de outubro de 2009

La sangre «judía» de Ahmadineyad

«¿Y quién será el próximo... Sadam Husein?». Sarcasmos de este estilo y mucha guasa aderezan en Israel estos días el debate abierto por algunos medios británicos en torno a las presuntas raíces judías de Mahmud Ahmadineyad. «También lo eran Hitler, Lenin, Franco, Mao... y no olviden a Batman y Tarzán», firma Yom Tov en uno de los múltiples hilos de opinión que han inundado internet. En los que se recuerda con burla que igual filiación llegó a predicarse del mismo «führer», para advertir que el Holocausto fue solo su particular manera de conjurar un pasado familiar judío que odiaba. «Son tonterías», resume a ABC un historiador de Tel Aviv, que rehúsa dar pábulo al culebrón por vergüenza intelectual.

Un hábil zoom sobre el documento de identidad que el presidente iraní mostró en una foto tomada el día de sus elecciones servía al «Daily Telegraph» para crear este fin de semana casi una leyenda, pero con pies de barro. El descubrimiento: en la tarjeta figura que el apellido anterior de Ahmadineyad era «Sabourjian», una voz que el periódico traduce como «tejedores del sabour», o lo que es lo mismo, de la estola utilizada en las plegarias judías llamada «tallit» en hebreo y supuestamente «sabour» en persa.

Cambio de nombre

La conclusión a partir de ahí es la que recomienda el morbo: la familia cambió de nombre cuando se convirtió al islam. «Lo modificaron por motivos religiosos, Sabourjian es un apellido judío bien conocido en Irán», apunta en el «Telegraph» un experto anónimo; mientras que Ali Nourizadeh, del Centro de Estudios Árabes, deduce que esta revelación explica «mucho» sobre el nuclear Mahmud. «Al hacer declaraciones antiisraelíes -afirmó- (Ahmadineyad) está intentado despojarse de cualquier sospecha sobre sus conexiones judías. Se siente vulnerable en una sociedad chií radical».

La apasionante fábula genealógica se quiebra, no obstante, en las páginas de «The Guardian». Ni «sabour» significa estola judía, ni Sabourjian es un apellido judío que todos conocen en Irán, despeja el profesor David Yeroshalmi, autor de «Los judíos en Irán en el siglo XIX». Más bien remite al trabajo de teñir hilos -los «sabor» en persa- para las famosas alfombras que se fabrican en la zona de Aradan, de la que Ahmadineyad es natural, señala su biógrafo Kasra Naji. Y tal profesión nunca fue ejercida por judíos. Adiós a la suculenta historia de la conversión familiar, y más cuando Naji documenta que la madre del presidente iraní es una auténtica «seyed», título que sólo se da a los descendientes de sangre del profeta Mahoma.

Arma de sus opositores

Con todo, la especulación sobre la existencia de fibras judías en la estirpe de Ahmadineyad no es nueva. Es un arma para sus opositores. De ahí que uno de sus rivales reformistas fuera el primero en preguntarle durante la última campaña electoral, en directo por TV: «Mi nombre completo es Mehdi Karroubi. ¿Cuál es el tuyo?». El hoy presidente iraní, informó en su día la cadena Al-Arabiya, no pronunció el «Sabourjian» que reza en su carné.

En Irán vive la segunda mayor población de judíos en Oriente Próximo, lo que les confiere la categoría de «minoría» con derecho a un asiento en el Parlamento. Hoy son unas 20.000 personas, que mantienen una veintena de sinagogas en Teherán. Pero la sola mención de la palabra «judío» atribuida a Ahmadineyad es por allí un anatema.

Laura L. Caro - Jerusalem
www.abc.es

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