La pugna verbal ocurrió el pasado mes de agosto a raíz de las declaraciones que Dorit Shavit, un diplomático israelí especializado en Latinoamérica, hizo al periódico colombiano El Tiempo. En ellas afirmaba que había células del grupo terrorista Hizbulá que estaban operativas en la venezolana Isla Margarita y a lo largo de la frontera entre Venezuela y Colombia. Tiempo le faltó a Hugo Chávez para descargar toda su artillería verbal en dirección al superior de Shavit, el no menos polémico ministro israelí de Asuntos Exteriores, Avigdor Lieberman, al que tildó de “jefe mafioso” antes de desmentir débilmente que Hizbulá tuviera presencia en su país.
Fue el episodio más vistoso -pero no el primero, ni mucho menos- sobre la penetración islámica en el continente latinoamericano y el papel que juega el régimen de Chávez en esa empresa. Sobre lo primero, las relaciones entre Irán y Venezuela son más antiguas que la intensificación que han experimentado desde que Chávez y su homólogo iraní Mahmud Ahmadineyad accedieron a la jefatura del Estado en ambos países.
Cooperación multidireccional
En un artículo publicado hace pocos días, el fiscal del distrito neoyorquino de Manhattan, Robert Morgenthau, dio un abanico de detalles sobre la estrecha cooperación entre ambos gobiernos. “Las inversiones iraníes en Venezuela no paran de crecer. Han firmado varios memorandos sobre desarrollo tecnológico, cooperación financiera y bancaria y explotación de recursos energéticos. En abril de 2008, firmaron un memorando de apoyo militar mutuo”, escribe Morgenthau. Añade el fiscal que la agencia United Press International llegó a publicar que “consejeros militares iraníes estaban integrados en unidades venezolanas”.
El abogado Williams Cárdenas, líder de un grupo opositor a Chávez, señala a ALBA que “desde hace varios años viene funcionando una línea aérea, Conviasa, que tiene una ruta que realiza vuelos semanales entre Caracas, Damasco y Teherán. Nadie sabe lo que se traslada en esos aviones, qué cargas trasportan, ni quiénes son los pasajeros, pues todo se mueve con muchísimo sigilo y con pasajeros que ni siquiera hacen la aduana en Caracas”.
Ni la cultura ha quedado exenta de esta cooperación. La agencia iraní Farsi informaba en 2007 de que ya se impartía el farsi, idioma oficial de Irán, en varias universidades venezolanas. Así, las cosas, no es de extrañar que Chávez proclamara, en 2007, el “eje de unidad” estratégico entre Irán y Venezuela.
Más ideología que religión
Una alianza que, sin embargo, va mucho más allá de las relaciones estrictamente políticas y que concierne al paulatino arraigo de organizaciones islamistas en el continente latinoamericano y, especialmente, en Venezuela. El diario californiano Los Angeles Times ha llegado a afirmar, citando una “fuente confiable de inteligencia”, que Hizbulá y la Guardia Revolucionaria de Irán reclutaron a venezolanos para secuestrar judíos en Latinoamerica y hacerlos entrar de contrabando en el Líbano
Según el informe de Karmon, en junio de 2008 el Departamento norteamericano del Tesoro “congeló los activos de dos venezolanos después de haber sido identificados como partidarios de Hizbulá y de haber recaudado fondos para la organización”. Siempre según Karmon, “en lugar de abrir una investigación, Chávez dijo que el mundo utilizaba la acusación para ‘tomar la iniciativa’ en su contra”. No hay que olvidar los estrechos lazos que unen a Hizbulá con Teherán: el gobierno iraní dispone de una partida presupuestaria para su financiación.
Los dos nombres que más sobresalen en Venezuela al mencionar a Hizbulá son los de José Miguel Rojas y el de Teodoro Darnott. El primero es un estudiante que fue arrestado en posesión de explosivos en las proximidades de la Embajada de Estados Unidos en Caracas. Junto a una de las bombas, había una caja con panfletos de Hizbulá. El segundo es el líder oficial de Hizbulá en Venezuela y hoy está encarcelado tras varias acciones sin consecuencias políticas graves .
De ahí que surja una pregunta : ¿alarma real o ganas de sembrar el pánico? “Hay una cuestión fundamental”, señala a ALBA el periodista y analista Alfonso Merlos. “La comunidad internacional, a través de la Organización de Estados Americanos (OEA), está haciendo llamamientos a través de declaraciones informales para que los gobiernos latinoamericanos impidan la expansión de determinadas organizaciones islámicas que fomenten la violencia,” asevera.
De momento, lo que sí consta son las palabras que pronunció Nawaf Musawi, director de Relaciones Internacionales de Hizbulá en abril de 2008, tras asistir en la embajada venezolana en Beirut a la conmemoración del sexto aniversario del fracaso del golpe de Estado contra Hugo Chávez. Las cita Kamon. Tras elogiar la supervivencia de la Revolución Bolivariana del presidente Hugo Chávez, denunció a “otras potencias que intentan derrotar la la soberanía y la voluntad de los pueblos combativos del mundo”. Más claro el agua.
Se trata de una alianza que recuerda a la que hace ahora setenta años firmaron dos potencias ideológicamente opuestas y que tuvo consecuencias trágicas.
José Mª Ballester Esquivias
http://www.albadigital.es
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