sexta-feira, 5 de fevereiro de 2010

ZP-Obama: La Nueva Era Progresista

Al final, el encuentro planetario de los dos liderazgos progresistas trasatlánticos ha acabado en un acto –repugnante– de oficiosidades y adulaciones de Rodríguez Zapatero a Obama, con el Antiguo Testamento y una secta evangélica de por medio. Aun así, la vileza de la estampa permite comprobar en qué ha parado las relaciones políticas entre Estados Unidos y España y tomarle la temperatura a la nueva era progresista que adelantaron los socialistas en España y culminaría Obama en Norteamérica.

Ninguna de las dos cosas sale, por ahora, bien parada. La Nueva Era Progresista anda quebrada en España y camino de estarlo en Estados Unidos. Los socialistas de Rodríguez Zapatero habían puesto grandes ilusiones en el nuevo presidente norteamericano. Obama, en buena parte, no les ha defraudado: el aumento del gasto y del intervencionismo son en Estados Unidos tan espectaculares como aquí, ha cambiado la estrategia en la lucha contra el terrorismo y Obama, con todo su angelismo, sigue practicando el zarandeo anti Bush como aquí los socialistas siguen haciendo oposición al PP y a Aznar. El repunte conservador y la estampida de los electores independientes en las últimas elecciones parciales confieren a Obama un especial significado, como si de pronto fuera más frágil de lo que parecía. Razón de más para que los socialistas españoles le demuestren su afecto y su comprensión...

Y sin embargo, el plan no está saliendo como estaba previsto. Ni en Estados Unidos ni en España se está solucionando la crisis con el gasto del Gobierno. En su momento hubo dinero para contener la ruina del sistema financiero. No lo hay para instaurar un nuevo sistema económico, ni, en realidad, hay ningún nuevo sistema económico que valga. Hace dos años reventó una burbuja especulativa instigada por el laxo comportamiento de los gobiernos. Ahora está quebrando el neokeynesianismo salvaje de los aprendices de brujo progresistas.

No lo reconocerán... hasta que no tengan más remedio que hacerlo. Por fortuna, ya no estamos en los años treinta del siglo pasado, cuando se podían tomar medidas proteccionistas y la economía mundial estaba prácticamente reducida a unos cuantos países occidentales. De hecho, una de las enseñanzas más importantes de la crisis es la capacidad de recuperación de las economías emergentes frente a la de los países desarrollados, con economías insostenibles por exceso de gasto, de deuda, de parasitismo. (Y queda por ver hasta qué punto los despilfarradores sistemas democráticos al uso –la Unión Europea tiene ahora mismo ¡tres presidentes!– no van a quedar inutilizados y desprestigiados por la crisis).

De Davos ha salido una foto interesante: los representantes de los países ricos hablaron de rectificación y doma del capitalismo, mientras que los países emergentes mostraban su voluntad, e incluso su impaciencia, por seguir practicando el capitalismo liberal, con unas mínimas concesiones retóricas. En resumen: la Nueva Era Progresista, iniciada en España hace Seis Años, se ha abierto en Estados Unidos con la llegada al primer plano político y económico de países y nuevas potencias que no están dispuestos a seguir los modelos occidentales, ni a acatar su liderazgo: ni siquiera el de Obama, y mucho menos, claro está, el de Rodríguez Zapatero.

Se entiende que Obama no haya querido venir a Europa, que en vista de la situación ha dejado de interesar a Estados Unidos, y que llegara tarde a saludar a Rodríguez Zapatero y a su séquito. Eso sí, aceptó los halagos con complacencia.

José María Marco

http://www.libertaddigital.com

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