sábado, 31 de outubro de 2009
Great Composers - Bach (BBC TV series)
La naranja libertaria de Kubrick
En la década de los 70 todavía había cine-forum. Con libros bajo el brazo de Jean-Paul Sartre, ellos, y Simone de Beauvoir, ellas, barbudos, hippies, gafapastas de montura rigurosamente negra y sacerdotes cinéfilos se reunían a discutir esdrújulamente, en cines en los que estaba mal visto consumir palomitas y Coca Cola, tras ver película que-daban-que-pensar. El cine, se postulaba, podía servir para entender el mundo. Y en ocasiones, sueño marxista mediante, transformarlo. |
Por fin, por fin, ya llega Jalogüín
Aunque dos rollizas mozalbetas la celebraron por adelantado en la visita que hicieron a Estados Unidos en compañía de sus papás, el hecho es que la fiesta de Halloween se conmemora este fin de semana. Prepárense por tanto para recibir decenas de visitas de zombies cochambrosos y otras apariciones igual de lamentables en busca de caramelos; o mejor, desconecten el timbre, que es mucho más efectivo. |
"Yo, comandante de Auschwitz" - El exterminio burocrático. Ciencia sin Platón
Cracovia. Febrero de 1947. Rudolf Höss: "Respecto a que el gran público continúe considerándome una bestia feroz, un sádico cruel, el asesino de millones de seres humanos: las masas no podrán tener otra imagen del ex comandante de Auschwitz. Nunca comprenderán que yo también tenía corazón..." (Yo, comandante de Auschwitz, pág. 179). |
Hitler hablaba de la "construcción del Estado social del pueblo", de un "Estado social" que supuestamente existiría algún día y en el que "se derribarían todas las barreras sociales".A ese respecto, Hitler ("nuestro canciller del pueblo") había impartido desde muy pronto la máxima: "Alemania será tanto más grande cuanto más fieles le sean sus ciudadanos más pobres" (Aly, La utopía nazi, pp. 10 y 20).
No había Dios en Auschwitz. Las condiciones eran tan horribles que Dios decidió no ir allí. No rezábamos porque sabíamos que eso no serviría de nada. Muchos de los que sobrevivimos somos ateos. Simplemente no confiamos en Dios (Linda Breder, en Laurence Rees, Auschwitz, pág. 409).
Cuando nos enteramos de que pronto se procedería al exterminio masivo de los judíos, ni yo ni Eichmann estábamos informados sobre los métodos que se emplearían; sólo sabíamos que sería gas, pero no qué gas ni cómo se utilizaría. Ahora teníamos el gas y habíamos encontrado la manera de usarlo. Pensando en mujeres y niños, siempre imaginaba con horror los fusilamientos que se producirían. Estaba cansado de las ejecuciones de rehenes y diversos grupos de detenidos, ordenadas por Himmler o algún dirigente de la administración policial. Sin embargo, estaba tranquilo: ya no asistiríamos a esos "baños de sangre", y a las víctimas se les ahorraría la angustia hasta el último momento. Eso era lo que más me inquietaba al pensar en las descripciones que Eichmann me había hecho de las matanzas de judíos a manos de los "comandos operacionales", armados con ametralladoras y carabinas automáticas. En esas ocasiones se habían producido escenas espantosas: heridos que trataban de huir mientras se remataba a otros, sobre todo mujeres y niños; soldados del comando, incapaces de soportar esos horrores, que se suicidaban o enloquecían, cuando la mayoría se alcoholizaba para olvidar su espantosa faena (pág. 141)Yo era una inconsciente ruedecilla en la inmensa máquina del Tercer Reich. La máquina se rompió, el motor desapareció: y yo debería hacer otro tanto. El mundo así lo pide (pág. 178).
En ese momento debería haberme presentado ante Eicke o el Reichsführer de las SS y declarar que no me consideraba apto para servir en un campo de concentración, ya que me identificaba demasiado con los prisioneros.Sin embargo, no tuve el valor de hacerlo, pues no quería descubrir mi estado de ánimo y confesar mi debilidad, y era demasiado obstinado para reconocer abiertamente que me había equivocado al renunciar a mis actividades agrícolas.Tras unirme voluntariamente a las SS, me había habituado demasiado al uniforme negro para renegar de él. Si me hubiera confesado demasiado "blando" para realizar el trabajo que se me exigía, eso hubiese significado inevitablemente mi exclusión o, en el mejor de los casos, una destitución definitiva. Y era algo a lo que no podía hacer frente.Me debatí mucho entre la convicción personal y la fidelidad al juramento que había prestado a las SS y al Führer (pág. 69).Sin embargo, al seguir prestando servicio en el campo de concentración, aceptaba las ideas y las normas allí vigentes (pág. 70)
No podía reflexionar: tenía que ejecutar la consigna. Mi horizonte no era lo bastante amplio para permitirme elaborar un juicio personal sobre la necesidad de exterminar a todos los judíos.(...)Tras mi detención, me han señalado varias veces que podía haber objetado a la ejecución de esa orden o bien, llegado el caso, asesinado a Himmler. No creo que tal idea haya podido ocurrírsele a uno solo de los miles de oficiales de las SS. Imposible, impensable. De hecho, muchos oficiales de las SS criticaron la orden, especialmente severa, de Himmler. Protestaron, refunfuñaron; sin embargo, no hubo un solo caso en que se negaran a obedecer (págs. 138-139).
La feliz resurrección de Asimov
He comprado hace unos días, tras dar con ello en una mesa próxima a la entrada de la Casa del Libro de la Gran Vía de Madrid dedicada a la ciencia ficción, dos libros de Asimov: Preludio a la Fundación y Fundación, a los que deberán seguir Fundación e Imperio, Segunda Fundación, Los límites de la Fundación, Fundación y Tierra y, finalmente, Más allá de la Fundación, todos ellos publicados o en curso de publicación por La Factoría de Ideas. |
1) Un robot no puede herir a ningún ser humano ni, a través de la inacción, permitir que un ser humano sufra daño alguno;2) Un robot debe obedecer las órdenes dadas por un ser humano, salvo cuando entren en conflicto con la Primera Ley;3) Un robot debe proteger su propia existencia, salvo cuando ella entre en conflicto con la Primera Ley.
Un robot no puede hacer daño a la humanidad o, por medio de la inacción, permitir que la humanidad sufra algún daño.
Un robot no puede herir a ningún ser humano ni, por medio de la inacción, permitir que un ser humano sufra daño alguno, salvo cuando eso entre en conflicto con la Ley Cero.
Horacio Vázquez-Rial
vazquezrial@gmail.com
www.vazquezrial.com
Druon y la maldad como obra de arte
Los que sean de cultura afrancesada me entenderán enseguida. Para la generación de los que tenemos más de cincuenta años, el nombre de Maurice Druon está indefectiblemente ligado al Canto de los Partisanos. De entrada existió, pues, un lazo emocional –musical– con Druon; después vendría el placer de la lectura. |
Pasada cierta edad, las personas de renombre están obligadas a responder a la opinión que la gente se ha formado de ella, el panfletario con un panfleto y el hombre cortés con la cortesía. Todo, hasta la fantasía, se convierte en servidumbre para el fantaseador cuando envejece (página 222).
sexta-feira, 30 de outubro de 2009
A Tearful (and Lucrative) Parting of Virtuoso and Violin
With tears in his eyes the violinist Aaron Rosand left his soul behind in a London hotel suite last week.
“I just felt as if I left part of my body behind,” Mr. Rosand said on Wednesday, overflowing with metaphors for what the instrument meant to him. “It was my voice. It was my career.”
Mr. Rosand said he immediately donated $1.5 million to the Curtis Institute of Music in Philadelphia, as he had promised two years ago. He attended that conservatory and has long taught there. “It was my first obligation, but it is not the end of what I will give to the school,” he said. “It’s all part of the legacy I want to leave behind. The violin, I suppose, is part of it too. It’s paying back the school that meant so much to me.”
Mr. Rosand said the buyer had also agreed to allow other violinists to play the instrument.
“I had to do it,” Mr. Rosand, 82, said of his painful decision. “I’m getting up there in years,” he added, saying his performing days are over. “I wanted to see it fall into hands where the violin would be played by prominent players.”
Geoffrey Fushi, owner of Bein & Fushi in Chicago, a major dealer and restorer of string instruments, said he had heard about the ex-Kochanski sale and confirmed the $10 million figure. He said another famous violin, the Lady Blunt Stradivarius, had been sold in the past few years for about the same amount, considered a record at the time.
Mr. Rosand, a prominent soloist in his day, acquired the ex-Kochanski in 1957. It took him 10 years to pay off the loans for it. Meanwhile, he said, he was besieged by other virtuosos who wanted to buy it from him.
“I’ve made 35, 36 recordings on it,” Mr. Rosand said. “At least there’s a living legacy of what I’ve done with that violin.”
The ex-Kochanski dates to 1741 and is considered one of the finest Guarneri instruments in existence. Like many famous violins, it acquired the name of one of its owners, Paul Kochanski, a Polish virtuoso who died in 1934.
“I suppose it’ll now be known as the ex-Rosand,” its new former owner said.
Daniel J. Wakin
http://www.nytimes.com (21-10-2009)
El amigo de las civilizaciones
Sabino Fernández Campo: un gran intelectual y político
La Vía Láctea abre su «joyero»
quinta-feira, 29 de outubro de 2009
La Guerra Fría comenzó en España, en 1937
Así comienza Norman Friedman su libro sobre la Guerra Fría, titulado The Fifty Year War, Conflict and Strategy in the Cold War (Londres, 2000). El conocido especialista en guerra naval dice: "La Guerra Fría comenzó en España, en 1937, cuando Stalin intentó apoderarse de la guerra civil que allí se desarrollaba. Constituyó, pues, el primer intento soviético de lograr el control de otro país tras el fin de la guerra civil en Rusia". |
A juzgar por numerosos documentos que hemos examinado, Stalin comenzó a ver el Gobierno español como una especie de rama del Gobierno soviético, obediente a los dictados de Moscú. Por ejemplo, a finales de 1937, tras discutirse en el Politburó la situación en España, se aprobó una larga directiva dirigida a los españoles. En ella se trataron diversos temas (...). No es cuestión de listar los problemas y puntos que llamaron la atención de los soviéticos, sino de destacar el lenguaje en sí mismo. Las palabras elegidas y el tono empleado eran tan exigentes que la directiva parecía dirigida a un comité de distrito del partido o a algún ministerio soviético. Unas palabras y un tono completamente opuestos a lo que cabe esperar en un consejo a un Estado soberano.
República y Guerra Civil - Cinco fantasías de Ángel Viñas
Decía en otra ocasión que la cuestión de la república y la guerra civil está hoy perfectamente aclarada en lo esencial, aunque siempre queden mil detalles o aspectos secundarios. Solo falta que esa aclaración trascienda debidamente a la universidad y, sobre todo, a la sociedad, puesto que la falsificación de la historia se ha convertido desde hace bastantes años en un negocio muy bien subvencionado, incluso en tiempos del PP. Pero todo se andará. |
Pío Moa
Pinche aquí para acceder al blog de PÍO MOA.