quarta-feira, 3 de fevereiro de 2010

De tacón: ZP no es Guti

De fútbol no entiendo ni papa. Bueno, sí, entiendo del Betis. Que es la mejor forma de no entender de fútbol. Por eso me había pasado inadvertida la asistencia de Guti a Benzema. De tacón. ¡Eso es un taconazo, y no los que le pegaban los leales monárquicos a Don Juan cuando iban a felicitarlo el 24 de junio en Villa Giralda! Aunque esto de llamar «asistencia» a lo siempre fue «pase», como aficionado a los toros me suena a cornada. Y gorda. «En brazos de las asistencias» contaban los revisteros que iban a la enfermería los toreros que llevaban una cornada medio regularcita en el triángulo de Scarpa, que es como el de las Bermudas, pero del valor. Cuando escucho a José Antonio Abellán lo de la «asistencia» me imagino a un arenero, a un mulillero, no sé, a alguien que lleva a un torero camino del hule, nunca pienso en un pase que facilita un gol.

La asistencia de tacón de Guti a Benzema no sabía yo, pues, que fuese «histórica», como ahora se le llama a todo lo que se sale de la mediocridad ambiente. Tan histórica, que me mueve a escribir este artículo otro que le he leído a persona tan culta como José Antonio Gómez Marín, quien, vamos, habla del tacón de Guti como si fuera el talón de Aquiles, pero sin Homero y con el Marca en vez de La Iliada. No sé a qué viene tanto generalizado elogio a la asistencia de tacón de Guti. Eso es peligrosísimo, querer marcar los goles de tacón. A Guti le salió bien, y batió a ese portero del Depor que tiene nombre de obispo vasco rechazado por los nacionalistas: Daniel Aranzubia. Pero muchos, recordando otros goles de tacón también históricos, como los de Di Stéfano o de Cryff, se creen que ellos también pueden hacerlo, que está tirado. Y así nos va. Zapatero mismo. La situación actual de España es consecuencia de las pretensiones de ZP, que cree que puede marcar los goles de tacón, cuando eso sólo lo hace Guti.

Cuando llegó a la Moncloa, a ZP le pasaba exactamente igual que ahora: que no tenía zorra idea de economía. Y anunció que eso lo aprendía él en dos tardes. Que lo aprobaba de tacón. A los hechos me remito de cómo le resultó el gol de tacón. En propia puerta. Ya vamos por 4 millones de parados.

Cuando llegó la crisis a Europa, fresca y recién importada de Estados Unidos como el Winston del águila, también dijo que eso él lo arreglaba aquí en España de tacón. Que nuestro sistema financiero eran tan sólido que los que tenían que temer eran los alemanes, los italianos, los franceses y esos pueblos tan desgraciadas que no gozaban la dicha de un presidente que solucionaba la crisis de tacón. Los comedores de Cáritas están desbordados.

Lanzó luego la alianza de civilizaciones, con la que los países más avanzados aguantaron la risa como pudieron. Creía el tío que todo el problema mundial de Al Qaeda y del terrorismo islamista lo arreglaba él solito, de tacón. Sí, sí, de tacón. Aún tenemos secuestrados a los cooperantes catalanes modelo Dolce Gabana no se sabe ni en qué país de la alianza de civilizaciones, y ni sabemos lo que nos costó liberar al atunero de bandera vascongada de las garras de los civilizadísimos piratas somalíes. ¿Y cuántos soldados muertos de tacón llevamos en la guerra de Afganistán?

Y al final, pero no lo último, el roneo de la presidencia europea. Como si nunca le hubiera tocado a nadie presidir la Unión Europea por sus grandes méritos en el orden alfabético, creyó ZP que todos los problemas del continente los arreglaba de tacón. Que de tacón Obama le iba a comer en la mano. Obama, de momento, ha mandado parte facultativo para no venir a Madrid.

Todo iba a hacerlo de tacón. Como ando de concurso de Carnaval de Cádiz, recuerdo que tacón rima con el mojón que se ha comido. Y que nos está haciendo comer a todos, que es lo peor.

Antonio Burgos

www.abc.es

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