El 21 de mayo en los Estados Unidos conmemoramos el Día de Solidaridad con el pueblo de Cuba y celebramos el coraje y la determinación del pueblo cubano en su búsqueda de libertad para establecer un futuro democrático en su país.
Pedimos la liberación de todos los presos políticos cubanos y la revocación de todas las medidas que permiten que el gobierno cubano arreste a ciudadanos que realizan actos pacíficos de oposición. Los cubanos necesitan saber que cuentan con el apoyo internacional en su lucha por la libertad y los derechos humanos, como el pueblo de Europa Central lo hizo una vez.
En los medios de prensa se ha hablado mucho sobre los recientes cambios anunciados en Cuba. Sí, es cierto que Raúl Castro ha reemplazado a su hermano en algunos de sus puestos de autoridad, pero se trata de un proceso en el que la ciudadanía de Cuba no tuvo participación. Y sí, también es cierto que los cubanos pueden comprar hoy teléfonos celulares y hornos de microondas y alojarse en hoteles de cinco estrellas. Si bien los cubanos quizás reciban con agrado esos cambios, sin duda esperan mucho más. Con un promedio salarial mensual de menos de 20 dólares en Cuba, esos productos están muy fuera de alcance y los cubanos no podrán hacer lo que los ciudadanos de otros países de las América hacen: aprovechar la oportunidad que ofrecen las sociedades abiertas y los mercados abiertos.
El hecho triste es que la ciudadanía de Cuba todavía vive en un estado represivo, como han vivido desde hace casi medio siglo. En diciembre pasado, las autoridades cubanas irrumpieron en una iglesia católica, lanzaron gases lacrimógenos contra los fieles y sacaron fuera a 18 de ellos. Hace unas pocas semanas las «Damas de Blanco», que cada domingo desfilan pacíficamente clamando la libertad de sus seres queridos, injustamente encarcelados, fueron golpeadas y sacadas a rastras de la Plaza de la Revolución, cuando trataron de entregar una petición a su gobierno, pidiendo la libertad de los presos políticos. ¿Es esto un cambio?
¿Entonces, cómo sabremos cuando un proceso duradero de cambios democráticos esté en marcha en la isla? Sabremos que hay una nueva Cuba cuando los cubanos tengan libertad para organizarse, reunirse y decir lo que piensan. Sabremos que hay una nueva Cuba cuando una prensa libre e independiente tenga el poder de funcionar sin censura. Sabremos que hay una nueva Cuba cuando el gobierno cubano permita a los cubanos abrir sus propias empresas y mejorar el bienestar económico de sus familias.
Y, sobre todo, sabremos que por lo menos hay un comienzo hacia una nueva Cuba, cuando el régimen libere a sus presos políticos e inicie con el pueblo cubano un diálogo abierto y amplio sobre el futuro de su país.
La solidaridad con el pueblo cubano significa apoyar su lucha para obtener todas las libertades que enumera la Declaración Universal de los Derechos Humanos, así como todas aquellas en el Convenio Internacional de Derechos Civiles y Políticos. Cuba firmó recientemente ese convenio, pero ¿cuándo cumplirá el gobierno con ese compromiso? Como cualquier preso político cubano puede atestiguar que el estado cubano no ha cumplido la cláusula que dice: «Nadie debe ser sometido a tortura, castigo o a trato cruel, inhumano o degradante». Es más los cubanos han sido arrestados y los extranjeros expulsados por repartir copias de la misma Declaración Universal de los Derechos Humanos. El gobierno de Estados Unidos se sumará hoy en solidaridad con el pueblo cubano, particularmente con los prisioneros de conciencia que siguen tras las rejas en la isla.
Esperamos que ustedes también conmemoren el 21 de mayo con una ceremonia especial en honor del pueblo de Cuba que sigue luchando por su derecho a ser libre.
Eduardo Aguirre
Embajador de EE.UU. en España
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