Bolivia acaba de dar una respuesta terminante a las arbitrariedades gubernamentales, las injerencias extranjeras, el populismo, el racismo y las intenciones hegemónicas de los comunistas del siglo XXI, que ansían dar vida en Latinoamérica a un Frankenstein de la difunta Unión Soviética.
El avasallador resultado del sí (85%) en la consulta popular sobre la autonomía político-administrativa del departamento de Santa Cruz de la Sierra marca el comienzo del fin de Evo Morales, de Hugo Chávez y del socialismo totalitarista que ambos pretenden imponer. Los bolivianos han vuelto a demostrar que no se achican ante las amenazas de sus gobernantes y de los grupos de interés extranjeros. Pocos pueblos muestran tales agallas a la hora de defender sus derechos.
Bolivia fue la primera nación sudamericana que luchó por su libertad; ahora, convertida en ejemplo de democracia participativa, reinicia la gesta.
El referéndum autonómico no es un mero hecho local, sino un acontecimiento que sienta el rechazo masivo al imperialismo chavista. De ahí su trascendental importancia. Si el movimiento iniciado en Santa Cruz sirve de motivación para que otros pueblos del Sur comiencen a organizarse en la defensa de sus derechos económicos y de su soberanía, se puede abrir la puerta hacia la creación de sólidas y enriquecedoras economías libres en sociedades donde imperen la autodeterminación y la ley.
La cobertura mediática de la consulta del otro día ha permitido ver cómo actúa el pueblo sensato y democrático. El Gobierno de Morales, en cambio, está acostumbrado a inventar falsas realidades.
Según Morales, el referéndum fue ilegal y fue un fracaso. Ilegal, porque aquél pretendía que se sometiera a su ilegítima Constitución, que sólo fue aprobada por sus partidarios... y tras los muros de un cuartel, mientras el pueblo se amotinaba a las puertasdel mismo; y un fracaso, porque sólo el 85% votó por el sí. Acá sobran las palabras. Los números no mienten, y las cámaras tampoco. Los aislados hechos de violencia fueron provocados por militantes del oficialismo que intentaron impedir votar a la gente. Morales perdió hasta en los barrios y poblados donde aparentemente goza de popularidad.
El referendo cruceño es el primero. Se avecinan nuevas consultas en otros departamentos, incluso en algunos que no forman parte de la Media Luna, que abarca especialmente las regiones amazónicas. Así, el departamento andino de Potosí también está considerando la idea de la autonomía. Los productivos mineros cooperativistas quieren manejar su economía libremente. Este hecho tira al suelo las falsas declaraciones de Morales, que acusa a unos pocos terratenientes de ser los únicos interesados en el capitalismo.
Volviendo a la consulta de Santa Cruz, cabe destacar la repugnante complicidad de José Miguel Insulza y Dante Caputo con Hugo Chávez. Ambos embajadores, que no merecen estar un día más en la OEA, desplegaron todos sus esfuerzos para impedir y deslegitimar la consulta democrática. El mundo libre debe prestar atención a estos sinuosos sujetos, que por razones aún no esclarecidas apoyan al venezolano golpista. Cuando dejen el cargo, habrá que investigar sus fortunas; o quizá haya que investigar sus fortunas para que dejen sus cargos.
Más cosas. Según Morales, la tierra debe ser de todos. Pues bien, la tierra, en Bolivia, y por ley, es de todos los que la quieren trabajar. Tierra sobra; lo que faltan son brazos. Las tierras que quiere Morales son las que están en plena producción: sus propietarios invirtieron años y millones en hacerlas eficientes. También dijo que los indígenas han sido siempre desplazados y víctimas de la oligarquía. Entonces, ¿cómo llegó él al poder? Otra farsa. Cada vez hay más millonarios entre los mineros indígenas, y existen decenas de miles de prósperos comerciantes e industriales originarios.
© AIPE José Brechner, periodista y ex diputado boliviano.
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