terça-feira, 7 de julho de 2009

En China, musulmanes prescindibles

Acabo de leer la noticia y me ha resultado sobrecogedora.  Un grupo de musulmanes se manifestaba en China, y más concretamente en la región de Xinjiang, cuando ha sido objeto de una acción represiva extraordinaria desencadenada por el gobierno comunista.  

Según las cifras de la agencia oficial de noticias de la República Popular China, no habrían muerto menos de ciento cuarenta personas y los heridos superarían el número de ochocientos. Por supuesto, el recuento de muertos y heridos dista mucho de ser exhaustivo y las cifras fatales podrían incrementarse en las próximas horas. 

Traigo este drama a colación porque, a pesar de que las víctimas son musulmanes, mucho me temo que los progres que tanto vocean pidiendo la protección de los fieles del islam en este caso se van a quedar callados como Ramonetas. Personalmente esa actitud no me extraña porque, a decir verdad, yo nunca he creído en la simpatía de nuestros progres hacia el islam. Más bien estoy convencido de que esa religión sólo les resulta atractiva en determinados supuestos.  

El primero es el de la aniquilación del modelo democrático occidental.  Como señaló Santiago Carrillo en una entrevista inolvidable en televisión, si podemos esperar que el capitalismo se hunda es sólo gracias a la acción del islam, de modo que, mire usted por donde, el fanatismo religioso se convierte en un aliado objetivo del ateísmo transformando en realidad el sueño de Marx y Lenin.  En segundo lugar, el islam es digno de protección si implica la posibilidad de hacer negocios con dictaduras como Arabia Saudí o Marruecos.  

Last but not least, el islam es adorable, sobre todo, si se puede utilizar como ariete con el que arremeter contra los Estados Unidos e Israel.  Esas circunstancias explican que exista un silencio casi total en los medios sobre los muertos ocasionados por los islamistas en la guerra civil de Argelia o que apenas haya referencias a la violación de los derechos humanos en naciones islámicas o que, como en el caso citado, no se hayan lanzado ya a la calle los progres de siempre.  Si en vez de ciento cuarenta muertos, hubieran sido cuarenta o catorce o incluso cuatro, pero la acción no hubiera derivado de los cañones chinos sino de los israelíes ya tendríamos los oídos atestados de referencias a la opresión que sufren los palestinos. Tampoco tengo la menor duda de que si los musulmanes muertos hubieran caído en Irak enfrentándose con las tropas aliadas ya hubiéramos escuchado las rancias soflamas de siempre sobre el imperialismo yanqui. Estos musulmanes no son del gusto de la progresía.  De entrada, no se enfrentaban con norteamericanos ni con israelíes.  Además esos chinos musulmanes no hacían negocios con nadie porque ni tienen pozos petrolíferos ni gas natural ni cosa que se les parezca. 

Para remate, han muerto a manos de una dictadura de izquierdas, ese tipo de totalitarismo hacia el que tanto respeto sienten la ONU, la OEA e incluso la UE.  No esperen ustedes oír a los arabistas de nuestros departamentos universitarios, ni a los paniaguados del islam en España, ni a los titiriteros progres que tanto vociferan sobre una Palestina que desconocen, condenando la violencia fría y brutal de los comunistas chinos.  Insisto: estos musulmanes son prescindibles y si no lo creen, esperen las reacciones de apoyo de la progresía.  Eso sí, siéntense para no cansarse.  Muchísimo. 

César Vidal
www.larazon.es

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