Martin Luther King Jr. es una de las figuras clave en la historia de Estados Unidos. Su discurso del 28 de agosto de 1963 en Washington, el celebérrimo I have a dream, está considerado uno de los más grandes de la historia de aquel país. Algunos críticos lo equiparan con el igualmente célebre Discurso de Gettysburg de Abraham Lincoln. |
King's Dream es un análisis serio y académico de aquel memorable discurso. Su autor, Eric J. Sundquist, es catedrático de literatura y cultura norteamericanas en la Universidad de California-Los Ángeles (UCLA).
"Sueño con que mis cuatro hijos vivan un día en un país en el cual no sean juzgados por el color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad". Como muestra Sundquist, estas palabras y el discurso en que iban enmarcadas sirvieron de plataforma para la aprobación de la Ley de Derechos Civiles (1964). Estas palabras han hecho más que cualesquiera otras por la mejora de las relaciones étnicas en Estados Unidos.
No estamos ante un análisis a modo de comentario de texto, sino ante un acercamiento académico y riguroso capaz de insertar el discurso en su verdadero contexto y de contrastar la ya amplia bibliografía sobre King. Sundquist compara el I have a dream con otros discursos del reverendo y lo pone en relación con la legislación en materia de derechos civiles y sociales.
King's Dream ubica el memorable discurso en el marco del movimiento de reivindicación de la igualdad racial y de defensa de los derechos civiles de principios de la década de los sesenta, con constantes referencias a los documentos fundacionales de Estados Unidos y a pasajes bíblicos. Se trata de una magnífica mezcla de ideas que conjugan las intenciones sociopolíticas de King con sus creencias cristianas, incardinadas aquí de forma impecable. Sundquist hace gala de un conocimiento ejemplar de la cultura popular del momento y sus proyecciones posteriores.
También interesa de estas páginas la cuestión de la recepción de la alocución y las distintas tergiversaciones y apropiaciones de que ha sido objeto. En el contexto de los turbulentos años de la Presidencia Kennedy y las estrategias mediáticas que explican mejor el discurso y las motivaciones de King, el análisis de Sundquist se hace muy valioso.
Sundquist sostiene que, en términos literarios, no estamos ante el mejor discurso de King, pero sí ante el más efectivo. El mejor, según este profesor, fue el que pronunció con motivo de una marcha reivindicativa entre Selma y Montgomery. En cualquier caso, el de aquel 28 de agosto en Washington supo otorgar categoría universal a la causa de los derechos civiles y hacer de éstos una necesidad no sólo para un grupo étnico, sino para toda la nación.
Sundquist abunda en las conexiones entre las palabras de King y los Padres Fundadores de Estados Unidos, la Declaración de Independencia, el legado de Lincoln y la Proclama de Emancipación. En otras palabras: en el I have a dream desfila la historia del movimiento norteamericano de los derechos civiles en todas sus dimensiones.
En King's Dream se da igualmente buena cuenta de los usos ideológicos del célebre discurso, tanto desde la derecha como desde la izquierda. Asimismo, se hace un interesante análisis de la figura de King como icono de la cultura popular estadounidense.
Sundquist evita entrar demasiado en cuestiones políticas, pero justo es decir que la apropiación que el Partido Demócrata ha hecho de la figura de King resulta bastante cuestionable. Aunque a mucha gente –empezando por el propio hijo del reverendo– le incomode, está por contar con detalle la mayor cercanía de King a los ideales del Partido Republicano que a los del Partido Demócrata. Sundquist no entra en estas cuestiones, pero justo es decir que falta por historiar el importante papel del GOP en la aprobación de la legislación sobre esos derechos civiles que King reclamó. Así como recordar que el grueso de la turba segregacionista que le repudió en vida era de filiación demócrata. Pensemos en el ex miembro del Ku Klux Klan y todavía senador demócrata Robert Byrd, que así se expresaba allá por 1968:
Martin Luther King fled the scene. He took to his heels and disappeared, leaving it to others to cope with the destructive forces he had helped to unleash –and I hope that well meaning Negro leaders and individuals in the Negro community in Washington will now take a new look at this man who gets other people into trouble and then takes off like a scared rabbit.
O sea que, según Byrd, King era un tipo que metía a la gente en problemas y luego salía corriendo "como un conejo asustado".
Por cierto, el gobernador al que se alude en I have a dream era el demócrata George C. Wallace:
Sueño que un día el estado de Alabama, cuyo gobernador escupe frases de interposición entre las razas (...), se convierta en un sitio donde las niñas y los niños negros puedan unir sus manos con las de las niñas y los niños blancos y caminar unidos, como hermanos y hermanas.
Ronald Reagan acertó al aprobar la celebración nacional, en enero, del Día de Martin Luther King. En estas páginas, Sundquist convence al lector de que el objetivo, hoy, ha de ser volver al mensaje y al sueño de King valorando lo positivo que ha ocurrido desde 1963 y sin caer en el sectarismo y el victimismo.
ERIC J. SUNDQUIST: KING'S DREAM. Yale University Press (2009), 295 páginas.
ALBERTO ACEREDA, director del Semanario Atlántico.
http://libros.libertaddigital.com
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