quinta-feira, 10 de abril de 2008

«La novela es como un beso, no se puede explicar a priori»

Los libros se descubren leyendo, asegura Carlos Ruiz Zafón, cuya nueva novela, «El juego del ángel». www.eljuegodelangel.com Aparecerá publicada el próximo 17 de abril. Requerido para adelantar algo del nuevo título, insiste en que «los libros se descubren leyendo, disfrutando de la experiencia literaria, no en resúmenes de dos líneas».

Zafón define «El juego del ángel» como una novela con argumento independiente de «La sombra del viento», aunque los lectores que hayan leído esta novela «encontrarán muchos elementos que podrán conectar y que creo añaden un nivel adicional de disfrute e intensidad a la lectura». Zafón también piensa que lectores que no hayan leído su obra anterior quizá se sientan «tentados de adentrarse» ahora en ella.

Carlos Ruiz Zafón asegura que en las páginas de su nueva novela podremos reencontrarnos con algunos personajes de la anterior, pero de un modo que puede sorprender. «La idea detrás del ciclo de cuatro novelas ubicadas en la Barcelona del Cementerio de los Libros Olvidados es que cada uno de esos libros sea una puerta de entrada a un universo que crece y se enriquece con cada lectura, sea cual sea el orden en que se lean las novelas o aunque solo se lean dos o tres».

Siete años han pasado desde la publicación de «La sombra del viento», de la que se han vendido 10 millones de ejemplares en 50 países. Todo ello ha contribuido a que se haya alargado en el tiempo la aparición de «El juego del ángel» porque, como dice su autor, lo más difícil ha sido «encontrar el tiempo y la concentración necesarios» para sacarla adelante. Su consecución no supone el establecimiento de una rutina a la hora de sentarse a escribir. «El ritmo de trabajo lo marca el momento en que me encuentro en la escritura», dice Zafón. «Al principio escribo dos o tres horas al día y dedico muchas más a pensar en el libro, en la estructura y en los elementos a emplear. A medida que avanza el proceso trabajo sobre el terreno más horas, normalmente de noche, y empiezo a reescribir y reconstruir sobre la marcha. Hacia el final puedo llegar a escribir y reescribir casi 12 horas al día o incluso mas».

El siguiente paso pertenece al lector, a su capacidad para descubrir los guiños literarios. «Es como un beso. No se puede explicar a priori».

www.abc.es

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