terça-feira, 28 de setembro de 2010

La democracia contra Chávez

Contrariamente a lo que sugiere una lectura superficial de los resultados de las elecciones legislativas de Venezuela, Hugo Chávez ha sufrido una estrepitosa derrota. A pesar de haber hecho uso de todas las tropelías imaginables para decantar el resultado a su favor —incluyendo la manipulación de la ley electoral, la intimidación de los electores, el abuso de todos los mecanismos disponibles del Estado y la descalificación o persecución de quienes no se pliegan a sus ambiciones totalitarias— el caudillo venezolano no ha logrado superar la barrera de los dos tercios de diputados que se había propuesto. La prueba más evidente de su fracaso es que la oposición ha vencido claramente en número de votos, un resultado que no se ha traducido en un reparto más equilibrado de los escaños porque el diseño de las circunscripciones estaba previamente arreglado para favorecer a los candidatos del régimen.

Por desgracia, resulta improbable que esta mayoría insuficiente pueda disuadir a Hugo Chávez de seguir adelante con sus delirios revolucionarios. Hasta ahora no ha respetado ningún precepto legal, ni siquiera los que había establecido él mismo, como demostró cuando los venezolanos le dijeron en referéndum que no aceptaban su reelección, lo que no le impidió forzar la legalidad. La entrada del bloque opositor en la Asamblea Nacional debería entenderse, pese a todo, como un claro aviso contra sus planes de constreñir a todo el país en una ideología descabellada que sólo acepta a quienes se someten a su voluntad, aunque por desgracia es previsible que el ex militar golpista asuma este resultado como una ofensa y que reaccione en consecuencia.

La oposición, por su parte, ha conseguido un gran triunfo, pero su prometedor resultado no pasa de ser un primer paso del proceso que debe llevar a la salvación del país. A partir de ahora es necesario reforzar la unidad de todas las fuerzas políticas que se oponen a Chávez, no caer en ninguna de sus provocaciones y prepararse para el momento crucial de la elección presidencial de 2012. Desde la Asamblea es posible dar visibilidad a un candidato unitario que pueda ganar a Hugo Chávez para evitar que consiga perpetuarse en el poder y culminar su delirio totalitario destruyendo Venezuela.

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