Chispas. «Tus padres no te comprenden; el Gobierno, sí. Aborta y vota PSOE». No debemos extrañarnos si sobre esa frase el partido socialista construye uno de sus próximos vídeos de campaña, porque ese es el mensaje toscamente subliminal que subyace en la doble decisión adoptada por el Ejecutivo esta semana: la que permite que las chicas de 16 años aborten sin permiso de sus padres y la que les concede la posibilidad de adquirir, a partir de esa edad, la píldora del día después sin necesidad de receta.
Para los padres, el Gobierno reserva así el papel de antipáticos gruñones: son ellos los encargados de averiguar con quienes salen sus hijos de noche, controlar a qué hora de la madrugada regresan a casa, advertir a los chicos por las buenas y por las malas que no se les ocurra hacerlo sin preservativo, asustar a las chicas con las terribles consecuencias del embarazo no deseado. Unos plastas, troncos a los que hacer oídos sordos.
Con el Gobierno, en cambio, da gusto. Si a uno se le olvida el preservativo, su chica lo arregla con veinte euros sobre el mostrador de la farmacia a la mañana siguiente. Si se queda embarazada, la cosa se puede remediar sin pasar por las temibles escenas de los llantos de mamá, los gritos de papá. Zapatero es un colega.
A primera vista resulta incongruente que se requiera autorización escrita para que una chica de 16 años vaya de excursión y no para que aborte, como lo es el que la píldora postcoital se venda sin la receta que se requiere para los antibióticos. Pero es que los jóvenes no tienen que votar a sus padres; al PSOE, sí.
Curri Valenzuela
www.abc.es
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