quinta-feira, 28 de maio de 2009

Ponerse tetas

La científica de Alcalá de los Gazules, Bibiana Aído, ha dicho que abortar es tan sencillo como ponerse tetas. Para mí, que Zapatero, cuando se siente acorralado por los acontecimientos, le pide a la científica que suelte una o dos chorradas para distraer al personal. Porque abortar sí es sencillo. Tremendo, pero sencillo. Pero ponerse tetas no lo es en absoluto. 

Unas tetas bien puestas de verdad sólo las coloca la madre naturaleza. Por mucho que se haya avanzado en la implantación mamaria o la estética pectoral, el resultado se nota. Y en ocasiones no es fácil mantenerlas. Y si no, que le pregunten a la famosa permanente, que en pleno vuelo Nueva York-Madrid, cuando el avión sobrevolaba el Atlántico, le estalló la teta derecha, causando una situación de auténtico pavor entre los aterrorizados pasajeros, la aterrorizada tripulación y el no menos aterrorizado comandante de la nave. Porque una teta que explosiona a diez mil metros de altura lo hace sin miramientos, y el material que le introdujeron a la famosa para aumentar su pechamen en la ciudad de los rascacielos más que como silicona actuó como trilita, y aquello resultó duro. Una amiga que viajaba en aquel avión, por aquello del pánico, se quedó sin habla, y hasta hoy. 

Ignoro si la científica de Alcalá de los Gazules se ha puesto tetas, pero intuyo que no ha dado el paso todavía. Desconoce la dificultad de la operación. Abortar es infinitamente más fácil. Matar a quien no puede defenderse siempre resulta sencillo y rápido. Poner unas tetas en condiciones es más difícil que hacer un puzle de cinco mil piezas. Todos los seres humanos a las trece semanas de gestación en las entrañas de su madre, son iguales. Unos pueden sonreír más que otros, pero sacarlos, matarlos y posteriormente triturarlos de acuerdo con las normas del doctor Morín -y con más semanas que las trece en cuestión-, es empresa tirada. La llevan a cabo personas sin títulos ni licencias. Pero no hay en el mundo una teta igual a otra teta, y desde el modelo alubia al globo mapamundi, se presenta un interminable muestrario de posibilidades. Una teta no se pone pegándola con cola. Es una glándula, regada de venas, conductos y terminaciones, y se necesita la pericia y sabiduría de un buen médico para alcanzar el buen fin. 

Conozco a alguna aficionada a ponerse y quitarse volumen en las tetas, y me han asegurado que de fácil, nada. Sí costoso, porque no hay intervención quirúrgica que no lo sea. Y en ocasiones, el resultado demanda un comportamiento heroico. Ahí tienen a Yola Berrocal, que nadie sabe cómo consigue mantenerse en pie con tanto peso, y encima, se manifiesta alegre y esperanzada, a pesar de no contar en la actualidad con el asesoramiento espiritual del padre Apeles. 

La científica Aído es una calamidad o una mujer dotada de un extraordinario sentido de la caricatura. Lo que siempre se ha llamado en Andalucía, «una mujer con muchísima gracia». En el norte les dicen «payasonas», que allí son más austeros en la exageración. Asegurar que abortar es tan sencillo como ponerse tetas, responde a una ignorancia desproporcionada, descomunal. Que se las ponga, y a ver qué pasa.

Alfonso Ussía
www.larazon.es

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