quarta-feira, 27 de maio de 2009

Dormir en paz

Los políticos no suelen decir lo que creen, sino lo que les da votos. Por eso fue tan excepcional la intervención de Jaime Mayor Oreja en el debate televisivo del lunes. Desde los tiempos de Helmut Kohl y Willy Brandt no había visto nada igual. López Aguilar fue el buen rollo, la propaganda, el yes-we-can. 

Habló de lo sana que es la pluralidad lingüística en España, de lo amparados que están los trabajadores con Zapatero y de la salud reproductiva de las mujeres. Mayor lo miró de frente y le dijo, con total serenidad, que los nacionalismos están rompiendo España y que ya no es posible educarse en español en muchos lugares; que hay cuatro millones de parados que lo que quieren es trabajo y que el aborto es un mal que no puede reivindicarse como un derecho.

Verdades como puños que sonaron a ambrosía a sus votantes, pero que no creo que arrastren a muchos indecisos, ni de las comunidades nacionalistas, ni de los pesebres de subvenciones, ni de la inmensa mayoría que no quiere que le recuerden eso tan desagradable del aborto. Jaime Mayor, sencillamente, dejó de lado la corrección política –que tiene anémico el debate social porque roba la sangre de las convicciones– y expuso sus más profundas certezas, las que han hilvanado su vida, su familia, su matrimonio, su trabajo. Las que le llevaron a jugarse la vida por la libertad en el País Vasco en la transición mientras, en efecto, Juan Fernando López Aguilar, que ahora lo acusa de franquista, aprendía a tocar la guitarra. 

Yo no sé si Mayor Oreja ganará las elecciones europeas pero sospecho que, por las noches, cierra los ojos en paz. López Aguilar es más guapo, más joven, más dinámico que el popular –que además parece empeñado en una imagen de hombre anciano del todo distante de sus cincuenta y tantos años– pero la diferencia es que el primero quiere ganar las elecciones y el segundo pretende, además, ser fiel a sí mismo. Supongo que no es un santo, ni un hombre perfecto, pero a lo mejor me llevo una sorpresa y hay más gente nueva que vota al del PP sencillamente por esto último. Por dormir en paz.

Cristina L. Schlichting
www.larazon.es

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