sábado, 29 de março de 2008

Católicos en la vida pública

La Fundación Universitaria San Pablo CEU organiza en Barcelona una nueva edición del Congreso de Católicos y Vida Pública, que se ha convertido ya en un foro de primer orden para expresar el punto de vista de los creyentes españoles ante los grandes debates morales y políticos de nuestro tiempo. La dignidad de la persona, el derecho a la vida, la educación en sus diferentes niveles y el significado del cristianismo en la configuración histórica de la sociedad española en general y de Cataluña en particular, son cuestiones del máximo interés que serán tratadas por autoridades eclesiásticas y especialistas universitarios. Frente a la tendencia laicista que pretende recluir las creencias religiosas en el ámbito privado, la Iglesia reclama con insistencia el protagonismo de los católicos en el espacio público, una necesidad inexcusable en la sociedad de masas y en la actual democracia mediática. La insistencia en este punto de Juan Pablo II y ahora de Benedicto XVI resulta muy significativa. Lo que no está en el foro público carece hoy día de influencia real, y por ello reducir la fe al terreno de la conciencia personal no es un criterio inocente sino una postura ideológica para minusvalorar el papel de la Iglesia. Por lo demás, la propia Constitución -en su artículo 16- proclama la necesidad de una cooperación positiva entre el Estado y las diferentes confesiones religiosas, con una especial referencia por razones históricas y sociales a la Iglesia católica.

El Congreso de Barcelona, inaugurado por el cardenal Martínez Sistach y que hoy será clausurado por el presidente de la Fundación organizadora, reúne a importantes ponentes y convoca a los sectores más activos de la Iglesia en Cataluña, lo mismo que ha sucedido en ocasiones anteriores en Madrid. Aunque algunos sectores radicales prefieren ignorarlo, nuestra sociedad mantiene una fuerte presencia de la perspectiva cristiana a la hora de enfocar materias de la máxima transcendencia en el ámbito ético y político, siempre dentro del proceso de secularización que España comparte con el conjunto de las naciones europeas. Se equivocan las minorías laicistas cuando promueven una legislación hostil a las creencias más arraigadas en nuestro país, de manera que el Gobierno tiene el deber inexcusable de encauzar la nueva legislatura por vías de cooperación con la Conferencia Episcopal. El derecho a la vida y el rechazo al aborto, el apoyo a la familia cristiana o la libertad de enseñanza frente al dogmatismo ideológico que refleja la EpC son materias que la Iglesia defiende y seguirá defendiendo por muchas presiones que reciba. Congresos como el que ahora se celebra en la capital catalana contribuyen sin duda a situar en su justa medida la posición al respecto de los amplios sectores católicos de la sociedad española.

http://congreso.ceu.es/

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