sábado, 8 de março de 2008

Como corderos camino del matadero

No me extraña que los terroristas maten. Es el modo que han elegido para alcanzar el poder y ejercerlo al modo comunista, sin piedad y sin límites, sin más ley que la fuerza criminal con la que acogotan a quienes no se someten a sus designios. Tampoco me extraña que ante los terroristas algunos luchen y muchos se sometan. Si Gran Bretaña, país bastante recio, se arrodilló ante Hitler en1938, y si Chamberlain fue aclamado por la muchedumbre al llegar a Londres diciendo "traigo la paz", no podemos esperar que una sociedad tan envilecida como la española, tan mansurrona, tan lanar, tenga una buena punta de ganado dizque ciudadano en disposición de envilecerse hasta la náusea.

Lo ha hecho durante la negociación de Zapatero con la banda terrorista ETA, que nunca ha dejado ni piensa dejar de matar –sería absurdo, si va ganando– para liquidar, con la ayuda del propio Gobierno de España, el régimen constitucional del 78 y la soberanía nacional que ostenta el pueblo español desde las Cortes de Cádiz... hasta Zapatero. Y es muy de temer que lo hará de nuevo el 9-M, pasado mañana, respaldando como víctima del terrorismo a un partido, el de ZP, que ha perseguido implacablemente a las víctimas de la ETA y que se ha arrastrado en España y fuera de ella para conseguir que la ETA le conceda la paz de los cementerios y obtener un mandato ovejuno para pastorear la paz del corral, que puede ser pienso, pero no paz.

El diseño político etarra es, como casi siempre en esa banda, frío e inteligente. Mata a un socialista sin escolta, y lo hace con la crueldad que caracteriza al hacha y la serpiente, delante de su mujer y su hija, para que nadie dude de su voluntad de destruir hasta el último resorte humano que suponga obstáculo a su voluntad de poder. Mata sin riesgo en un clásico feudo etarra, donde Zapatero le ha devuelto a través de ANV la condición legal, el censo y el dinero. Mata a un militante anónimo, ya ni siquiera concejal, del propio partido de ZP, para dejar claro que continúa la partida de ajedrez que lleva jugando con el PSOE y sus aliados cuatro años. Mata porque es lo suyo, pero permite con su crimen que Zapatero se haga la víctima un fin de semana para ganar las elecciones y volver a negociar con la banda la semana que viene. Es de temer que su cálculo sea acertado. Cuando mataron a Ernest Lluch, lo que dijo Gemma Nierga en la manifestación tras el crimen fue una rendida petición de clemencia: "Ustedes que pueden negociar, negocien". Más que ha negociado ZP es imposible. Y siguen matando porque es la mejor forma de que el PSOE siga negociando, eso sí, en nombre de la paz. Nada nuevo, todo demasiado visto.

Y era previsible que el PP actuara como siempre, atento más a la decencia de la gente común que a la inteligencia política, dejándose envolver por Zapatero en una red de complicidades ante ETA de la que los diez millones de votantes del PP son víctimas escogidas. Rajoy sabrá lo que le conviene para ganar las elecciones, pero yo creo que a un Parlamento que, con el PSOE a la cabeza, mantiene el respaldo a la negociación con los que han asesinado a Isaías delante de su mujer y su hija, no se puede ir. Al menos, si antes no se revoca esa infame humillación y no se prohíbe terminantemente a cualquier Gobierno presente o futuro negociar políticamente con los asesinos. Es posible que en este teledirigido pueblo español que apenas ora y apenas embiste cuando se digna usar de la cabeza sea recibida la postura del PP con un pequeño aplauso que en realidad será un suspiro de alivio. Ya no hay que tomarse muy en serio a los etarras y sus contertulios socialistas, así que unos y otros van a tener posibilidad de volver a las andadas el 10-M.

Este asesinato se produce en clave electoral y debe afrontarse como lo que es, una forma de orientar el voto en contra de España y de la libertad. A la niña de Rajoy, a la de Felipe y a la bebita de Zapatero les han matado a papá ante sus propios ojos. Si la niña fuera algo más que una maniobra de evasión psicológica, de buenismo de rebote, de mercachifleo electoral, a lo mejor se convertía de mayor en una política implacable contra el separatismo y el terrorismo. Temo que no sea así. Que volvamos al diálogo con la ETA "para que no haya más niñas huérfanas". Es decir, para que haya muchos más huérfanos y Zapatero siga luchando por la paz mediante el aguerrido trámite de dialogar con los terroristas y perseguir a las víctimas del terrorismo, como ha hecho con la AVT. Ojalá me equivoque, pero temo que no.

¿Y qué hacer? Yo haré lo único al alcance del ciudadano suelto, que es votar este domingo al partido que puede echar del Gobierno a ZP y sus secuaces. No sé si estaré con la mayoría pero estaré donde creo que debe estar un español decente y un liberal consecuente, que es contra los terroristas y contra todos sus cómplices institucionales, que no ostentan sólo las siglas de ANV o PCTV, legalizadas por ZP, sino también las de los partidos firmantes del Pacto del Tinell, con PSC y PSOE a la cabeza. Desgraciada España, desgraciado país éste nuestro, al que los criminales llevan del ronzal como a los pollinos. O, valiéndose del estudiado ladrido de los perros, mitad policías mitad propagandistas, arrean como a corderos, camino del matadero.

Federico Jiménez Losantos

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