sexta-feira, 8 de outubro de 2010

Cultura con mayúsculas

La concesión del Premio Nobel de Literatura a Mario Vargas Llosa me ha producido una especial satisfacción. Pocas veces un Nobel de Literatura ha sido tan merecido como éste. De hecho, he tenido la oportunidad de lamentarme en público, en el pasado, por la injusticia que representaba el hecho de que Mario Vargas Llosa no hubiera sido aún galardonado con el Nobel. Ayer, por fin, se hizo justicia.

La extraordinaria calidad literaria de Mario Vargas Llosa brilla por sí sola desde hace décadas, pero Mario Vargas Llosa es mucho más que un Premio Nobel de Literatura. Mario Vargas Llosa, que me obsequia con su amistad desde hace muchos años, es un representante sobresaliente de la cultura con mayúsculas. En este país en el que el concepto de cultura ha sido degradado hasta el extremo por algunos, la recompensa que el Nobel representa de la grandeza literaria e intelectual de Mario Vargas Llosa constituye una auténtica bocanada de aire fresco.

Compartí con Mario Vargas Llosa sus pasos en el terreno político, cuando yo todavía era un político en activo. Recuerdo bien su apasionado intento de convencer a la mayoría de los peruanos de la conveniencia de que el Perú dejara atrás el populismo y el intervencionismo y decidiera apostar por el camino de la libertad que él propugnaba, y que era el correcto y adecuado. Desgraciadamente para el Perú, no tuvo éxito, y a pesar de que estoy convencido de que la llegada de Mario Vargas Llosa a la Presidencia del Perú habría representado un cambio político de carácter histórico para su país, y a pesar también de que el rumbo que la nación peruana habría emprendido hubiera sido el mejor con Mario a su frente, el pueblo peruano aprendió de aquel error.

Enhorabuena, amigo Mario, por ese premio. Espero que lo podamos celebrar juntos pronto.

José María Aznar

www.abc.es

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